"Finalicé contrato con Fernández Vial y ahora estoy sin equipo, esperando a ver qué sale". De este modo comienza hablando con En Cancha, Óscar Hernández, jugador de 28 años que alcanzó el reconocimiento público hace diez años, cuando ayudó a sacar campeón a la Unión Española y pudo llegar a La Roja Sub-20 de Mario Salas, la última en disputar un Mundial juvenil.
"Estoy entrenando por mi cuenta, jugando fútbol en la semana. Me mantengo jugando en un equipo de Peñalolén llamado Cultural Esfuerzo, en una liga exigente, donde ya estamos en cuartos, con posibilidades de llegar a semifinal y por qué no a una final, y todo en la misma semana. Igual no me quejo, estoy feliz de participar", añade.
El "Pollo", en estos momentos, es cesante, al menos en el ámbito futbolístico. Una realidad que, lamentablemente, no es primera vez que experimenta.
"Me había tocado algo así anteriormente. Fue para la pandemia, el año 2020, donde estuve 10 meses sin jugar. No salió nada en ese tiempo. Estuve de enero a noviembre parado. Fue difícil. Justo ese año tuve a mi hija y quedar sin trabajo en esas circunstancias es fuerte, perder un contrato que siempre estuvo ahí no es fácil. Lo pasamos mal con mi señora, pero supimos salir adelante. Tuvimos la valentía y la fuerza de atrevernos a hacer algo y no quedarnos parados. Comenzamos con un emprendimiento de alfajores y empezamos a vivir de eso. Obviamente es fuerte pasar de vivir del fútbol a depender de cuántos alfajores vendías. Fue toda una aventura, la pasamos mal pero supimos sacar la cosa adelante", relata.
-Sorprende sobre todo porque tú fuiste figura de una Unión Española que ganó le ganó el Campeonato Nacional 2013 a la UC y la Supercopa del mismo año a la U...
Sí. De Unión Española tengo los mejores recuerdos. Es el club que me formó, al que le debo todo desde los 10 años. Me subieron al plantel a los 16, me hicieron debutar, me hicieron salir campeón, levantar la Supercopa anotando un gol... Viví cosas que nunca imaginé. Fue un sueño hecho realidad. Estoy esperando el llamado, je, pero sé que tengo que rendir, volver a hacerme un nombre. Para que un club como Unión se fije en ti, tienes que demostrar que estás a un buen nivel.
-Y después vino la vuelta larga. Jugaste en Barnechea, Antofagasta, Puerto Montt y hasta en Deportes Linares, que estaba en ese tiempo en Segunda División.
Así es, y rescato de todo cosas positivas. Lamentablemente, descendimos con Barnechea el 2014, pero el equipo el primer semestre anduvo muy bien. Nos dirigía (Francisco) Bozán, con una idea clara y con varios jugadores a préstamo. Volví a Unión, pasé por Antofagasta, jugué en México también (Atlético San Luis), y para reencantarme con el fútbol tomé la opción de fichar por Deportes Linares, más tarde en Fernández Vial igual...
-¿Y cómo es pasar de la Primera División a categorías inferiores? ¿Se siente mucho el golpe de realidad?
Sí, pero es bueno vivirlo, porque aprendes demasiadas cosas, maduras, creces. Te das cuenta que el fútbol es muy incierto, que nada es seguro. Es una actividad rara. Puedes andar bien seis meses y firmar un contrato millonario en Europa, pero al semestre siguiente puedes andar mal y después nadie te quiere. Eso me pasó. Es un cambio radical. Pasé de jugar en la Unión Española, donde tienes buenos hoteles, comida, la mejor indumentaria, a clubes que por ahí les cuesta darte eso, pero me tuve que adaptar. Recuerdo que en Linares hasta tuve que vivir en una pensión pagada por mí, todo para estar más cómodo, pero lo tomo todo de buena manera.
-¿Y por qué sientes que llegaste a eso? ¿Haces un mea culpa o fue mala suerte simplemente?
Obviamente que hago un mea culpa, no puedo echarle toda la responsabilidad a la suerte. Quizás por ahí no entrené a la intensidad que necesitaba en su minuto, creyendo que el fútbol siempre iba a ser más técnico que físico, y hoy la realidad es distinta. Ahora es obligatorio quedarte haciendo gimnasio, y antes eso ni me preocupaba. Sigo manteniendo el sueño de salir de Chile nuevamente, llegar a un club europeo, y para eso me estoy preparando. Todavía soy joven y sé qué puedo explotar de nuevo y tener una segunda posibilidad.
-¿Tienes la opción de entrenar en el Sifup a la espera de un llamado?
Sí, pero no la he tomado. Estoy entrenando por mi cuenta porque necesito trabajar, estar pendiente de otras cosas, generar ingresos para mí y mi familia, y con el poco tiempo que me queda se me hace complicado estar allá. Lo bueno es que físicamente estoy bien y listo para cualquier oportunidad que salga.
Su paso por el Mundial de Turquía con La Roja Sub-20
-¿Qué opinión tienes sobre lo que pasó con La Roja Sub-20 de Patricio Ormazábal?
La verdad es que vi muy poco. Vi que jugaron contra Ecuador y pensé que el equipo iba para arriba. Aprecié a un equipo intenso, con muchas ganas de mover el balón, pero que se fue diluyendo con los partidos. El partido ante Uruguay fue un golpe duro. Perder 3-0 es algo categórico. Se le ganó a Bolivia, pero no se jugaba bien. No sé qué pasa en las bases, no conozco la interna, por eso prefiero no opinar tanto. No sé desde cuándo no se clasifica a un Mundial...
-Desde la generación de ustedes en el 2013.
Mira, diez años ya. No sé qué nos pasa como fútbol chileno.
.¿Qué recuerdas de ese Mundial en Turquía?
Cosas lindas, teníamos un bonito grupo. Lamentablemente, no pudimos cumplir el objetivo que teníamos, que era mínimo instalarnos en semifinal. Le pudimos ganar a Ghana, pero no se pudo. Siento que teníamos equipo para meternos entre los cuatro mejores.
-¿Qué jugador te sorprendía en ese entonces y presentías que iba a tener una gran carrera?
Casi todos. Había varios muy buenos. A mí me gustaba mucho Bryan Rabello, el Nico Castillo también, tremendo goleador. A Ángelo lo había comprado el Manchester United, el 'Cimbi' Cuevas venía muy bien también, el Seba Martínez que venía de jugar con Sampaoli en la U, Nico Maturana, otro jugadorazo... La verdad es que era una gran generación y la recuerdo con cariño.