Ácida columna sobre futbolistas: "Resulta paradójico que critiquen un modelo que les ha permitido vivir en una burbuja"

Periodista y académico, Gonzalo Serrano remarcó las enormes diferencias que también se viven en los planteles de fútbol chileno.

Una ácida columna sobre la realidad que viven los futbolistas y las consignas que han levantado a través de redes sociales sobre la situación político-social que se vive en Chile publicó el periodista y académico, Gonzalo Serrano. 

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En un escrito que aparece en el diario El Mercurio de Valparaíso titulada "Metro Cuadrado", el también doctor en historia comienza señalando que "Carlos Cazsely fue uno de los primeros jugadores que se atrevió a manifestar su opinión política en Chile. El rey del metro cuadrado, como fue bautizado, fue un férreo opositor de la Dictadura y según él, esto le habría pasado la cuenta en más de una convocatoria a la selección".

Comprando lo hecho por el exjugador de Colo Colo con lo que han manifestado los actuales futbolistas, Serrano indica que "algunos jugadores de fútbol, desde la comodidad de sus casas, han movido sus deditos para manifestar su empatía con los movimientos sociales". 

Luego, sostiene que "resulta paradójico que sean ellos, los más famosos y ricos, quienes critiquen un modelo que es justamente el que les ha permitido vivir en una burbuja, llena de privilegios y comodidades.

Además, describe que "hay pocos lugares donde se reproducen mejor las desigualdades que en un equipo de fútbol y no estoy hablando de las ligas estelares donde se manejan millones de dólares, sino lo que pasa en Chile, donde, en un mismo equipo, conviven jugadores que ganan treinta millones de pesos mensuales versus juveniles que reciben trescientos mil pesos y donde conviven además con utileros que ganan el sueldo mínimo".

Quien también fuera directivo de Santiago Wanderers, escribió que "en este mundo de injusticias, también hay otras formas de violencia, como lucir autos que cuestan más que una casa, celulares cuyo valor supera varios sueldos mínimos o excesos de fiestas y consumo que terminan siendo un golpe a la cara a quienes conviven y trabajan con estos jugadores, pero con sueldos miserables".

Finalmente, agrega: "solo pido que esa solidaridad y que la solicitud de justicia social se manifieste en gestos. La desigualdad no solo pasa por un tema de recursos, sino también de trato. Aunque muchos quieran cambiar el mundo y esto sea muy difícil, podríamos partir, emulando a Caszely, por nuestro metro cuadrado".

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