Universidad de Chile recibió este lunes una respuesta categórica por parte de Botafogo respecto a la posibilidad de ampliar el aforo destinado a su hinchada para el duelo de este martes por Copa Libertadores.
Según información de En Cancha, el club brasileño aseguró que fue la Policía Militar de Río quien ordenó limitar la venta a solo 2 mil boletos por razones de seguridad.
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La U no baja los brazos
La respuesta fue comunicada en medio de las múltiples gestiones realizadas por Azul Azul para enfrentar una situación compleja: se estima que cerca de cinco mil hinchas azules viajaron a Brasil y al menos la mitad de ellos no cuenta con entrada, ya que muchos compraron boletos para sectores locales que fueron posteriormente cancelados por Botafogo el viernes pasado.
Pese a este portazo inicial, desde la dirigencia universitaria aún no pierden la fe. Durante las últimas horas, la U activó una nueva ronda de gestiones, esta vez directamente con el Consulado de Chile en Río y también con Conmebol, buscando que ambos organismos intercedan para flexibilizar la medida adoptada por la policía carioca.
Tanto desde el organismo sudamericano como desde la diplomacia chilena se comprometieron a realizar esfuerzos hasta este martes al mediodía, lo que deja una ventana –aunque mínima– para revertir la decisión y evitar riesgos mayores ante una posible aglomeración de hinchas sin entrada en los alrededores del Estadio Olímpico Nilton Santos.
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El argumento de Botafogo y la posición de la policía
En la reunión de coordinación sostenida durante esta mañana –de la que participaron representantes de Conmebol, Botafogo, Universidad de Chile, la Policía Militar de Río y el cónsul chileno Carlos Marín.
El club brasileño insistió en que la determinación no fue propia, sino que responde a un protocolo de seguridad impuesto por la policía, que recomendó no permitir el ingreso de hinchas visitantes fuera del sector Galería Sul, además de ocupar solo la mitad del aforo de esa localidad.
Con esta medida, se confirma que solo 2.000 fanáticos azules podrán decir presente en el estadio, mientras que miles deberán buscar alternativas para seguir el compromiso desde otros puntos de Río de Janeiro. La dirigencia de la U teme que esto pueda derivar en disturbios o situaciones de riesgo si no se logra contener el flujo masivo de hinchas.
Aunque todo parece cerrado, en Universidad de Chile mantienen la esperanza de que una resolución de último minuto de la policía carioca o de Conmebol permita liberar nuevas ubicaciones para la parcialidad visitante.
A menos de 24 horas del partido, esa sigue siendo la última carta que los azules tienen sobre la mesa para evitar una crisis mayor en la previa del partido más importante del semestre.