La fuerza del Clásico del fútbol español, siempre emocionante y más aún cuando Barcelona y Real Madrid se juegan un título, se impuso a la controversia previa arbitral en una final de Copa en Sevilla reñida hasta el último segundo de los 135 minutos disputados: los 90 más 15 de los dos tiempos añadidos y 30+3 de la prórroga, en la que un gol de Koundé le dio el trofeo a los azulgranas (3-2).
El Barcelona salió con más intensidad en La Cartuja y una asfixiante presión sobre un Real Madrid que empezó apocado, sin un rumbo claro y sin un delantero de referencia, sólo con las bazas de los brasileños Vinícius Junior y un desacertado Rodrygo -héroe del último título copero madridista, con su doblete ante Osasuna en 2023 y en La Cartuja-.
Barcelona dominó la primera mitad
Esta superioridad se tradujo en el 1-0 a los 28 minutos gracias a un golazo de Pedri, que se la puso imposible a Courtois con un remate con el interior del pie derecho desde la frontal, tras asistencia de Yamal y recuperación de Cubarsí. El Madrid quiso reaccionar, pero sin éxito ni claridad de ideas.
Jude Bellingham quiso levantar el ánimo del equipo, pero en el 35 se le anuló un gol por claro fuera de juego al inglés mientras Vinícius, bien marcado por Koundé, seguía sin entrar en juego, pese a un centro poco preciso y al que no llegó nadie. Al Madrid le faltaba remate y, sobre todo, más gente en el área rival en sus escasas llegadas.
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Mbappé fue el revulsivo que cambió el ritmo del partido
Sin embargo, todo cambió en el segundo tiempo. Carlo Ancelotti metió tras el descanso a Kylian Mbappé, recién salido de un esguince en el tobillo derecho, y el francés revolucionó el partido y espabiló a su equipo, hasta el punto de que empató a los 69 con un perfecto lanzamiento de una falta que había sufrido él mismo por una entrada de De Jong.
Las ocasiones ahora eran del Real Madrid, con dos o tres para Vinícius, mucho más enchufado y activo en los ataques de su equipo, u otra de Mbappé que paró el polaco Szczesny. Fueron la antesala del 2-1 de Tchouameni, al cabecear un córner a 13 del final, aunque el Barça reaccionó y Ferrán aprovechó un gran pase de Yamal para driblar a Courtois, en una nefasta salida del belga, y marcar el 2-2 a puerta vacía.
El empate, tras el penalti pitado en primera instancia a favor del Barcelona en la prolongación y luego invalidado, dio paso a una disputada prórroga, con ambos conjuntos ya muy cansados y en la que, cuando parecía que se iba a llegar a los penales, el galo Jules Koundé se sacó un disparo lejano y raso para hacer el 3-2 y darle el título al cuadro culé.