En la pista, todo se revela. Toyota nos invitó a conocer el renovado GR Yaris en su hábitat natural: un circuito cerrado, ideal para entender los cambios que lo convierten en algo más que una simple actualización.
La experiencia comenzó como copiloto y terminó al volante, con una sonrisa difícil de borrar.
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Primero observar, luego actuar
Las primeras dos vueltas fueron desde el asiento del copiloto, acompañados por pilotos profesionales que nos ayudaron a identificar los cambios clave entre el GR Yaris original y su nueva versión 2025. Una oportunidad para sentir cómo evoluciona un hot hatch cuando la ingeniería se pone seria.
Pero la verdadera sorpresa vino en la tercera vuelta, cuando nos tocó manejar. Esta vez, con una transmisión automática completamente nueva: la Direct Automatic Transmission, una innovación que combina lo mejor de dos mundos. Utiliza un disco de embrague y un convertidor de par, y según la marca, está diseñada para superar a la ZF del GR Supra y alcanzar el rendimiento de las DCT del Porsche 911 y el AMG GT, con mayor confiabilidad y suavidad.
¿Qué ofrece esta caja? Relaciones cortas, Launch Control, sistema de refrigeración independiente y una calibración predictiva que detecta la presión sobre el acelerador para anticiparse a un manejo más agresivo. Sí, esta transmisión parece tener alma.
Un interior funcional, no estético
Dentro del habitáculo, el mensaje es claro: funcionalidad ante todo. Nada de lujos innecesarios. Hasta la bandeja sobre la guantera fue pensada para instalar relojes auxiliares, ideal para los fanáticos del tiempo y la telemetría.
Pero lo que sí se siente —y mucho— es la nueva postura de manejo. Consola central más baja, asiento rebajado y volante con mejor inclinación. Todo esto mejora la ergonomía y nos hace sentir parte del auto, no solo pasajeros con licencia.
Más rigidez, más precisión
Toyota no escatimó en mejoras estructurales. Los puntos de soldadura aumentaron en un 13% y los adhesivos en un 24%, lo que se traduce en una carrocería más rígida y menos torsión. La suspensión delantera es más firme y ahora se fija con tres puntos de anclaje, lo que mejora la geometría al envejecer los bujes.

Motor con más músculo
El tres cilindros de 1.6 litros ahora entrega 280 Hp y 390 Nm de torque. Tiene mayor presión de inyección, refuerzos internos y un intercooler con spray de agua, que ayuda a mantener la potencia incluso tras varias vueltas exigentes.
En cuanto al exterior, hay cambios sutiles pero importantes: luces en alto, un nuevo spoiler sin tercera luz de freno (pensado para quienes lo reemplazan), escapes más anchos y separados, aunque con un sonido discreto.
Más domable y divertido
En conversación con los pilotos de prueba, todos coincidieron en dos aspectos:
- Los frenos ahora aguantan mejor el castigo, gracias al mejor flujo de aire.
- El auto es más fácil de llevar al límite, con un nuevo modo Track que deja de bloquear la tracción entre ejes y ahora distribuye el torque de forma variable. ¿El resultado? Mayor precisión al apuntar el auto en curva y menos necesidad de “pelearlo”.
Una vuelta, muchas respuestas
Cuando nos tocó conducir, todo cobró sentido desde que salí de pits. Hay autos que te obligan a “ponértelos”, como decimos en la jerga: entenderlos, adaptarse a su lenguaje. Este GR Yaris no fue uno de esos. Desde el primer metro, se siente natural, intuitivo y bien plantado.
La respuesta de la caja es fulminante. Puedes dejarla en modo automático y confiar en su inteligencia, o pasar al modo manual y llevarla al corte con violencia contenida. El chasis, compacto y ágil, permite una rotación precisa, y aunque no seas perfecto al volante, el auto te perdona.
Eso sí, una vuelta no alcanza. Porque este GR Yaris, más que un deportivo compacto, es una máquina de sensaciones, de esas que te dejan con hambre de más.