El Gran Premio de Miami fue un desastre para Ferrari. No solo porque la escudería italiana sigue muy lejos de poder disputar los primeros lugares en esta temporada de Fórmula 1, sino por las disputas internas (y que se hicieron públicas) entre sus dos pilotos: Lewis Hamilton y Charles Leclerc.
Mientras McLaren sigue volando sobre la pista, con Oscar Piastri y Lando Norris consiguiendo el “un-dos” y estirando su ventaja en el Campeonato de Pilotos y de Constructores, el Cavallino Rampante se está enfrentando a una verdadera guerra civil que parece estarse agravando fecha a fecha.
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La disputa interna entre Hamilton y Leclerc en Ferrari
La llegada de Lewis Hamilton a Ferrari suponía ser un tremendo golpe de efecto, que llevaría a la escudería más mítica de la Fórmula 1 de vuelta a los primeros planos. Sin embargo, el rendimiento en pista no ha sido el esperado, y las rencillas con Charles Leclerc parecen ir agravándose cada semana.
¿Quién es el número uno del equipo? Esa parece ser la raíz del problema. El monegasco, en el papel, es el estelar (a fin de cuentas, por eso se quedó él y el español Carlos Sainz se tuvo que marchar) pero los quilates del siete veces campeón del mundo hacen ruido en la interna.
Miami fue el fiel reflejo de ello. Con estrategias distintas, hubo un momento en la carrera donde ambos pidieron adelantar a su compañero de equipo para aumentar sus posibilidades. Las comunicaciones por radio que son escuchadas en todo el mundo reflejaron el poco interés entre uno y el otro, al momento que recibían las instrucciones desde pits.
“No voy a pedir perdón. Podría haber dicho cosas mucho peores por la radio”, señaló Hamilton tras la carrera, reflejando su incomodidad con la poca claridad en los roles, algo de lo que siempre gozó, tanto en McLaren como en Mercedes.
Leclerc, por su parte, hace pesar su historia en la escudería, y el hecho que aventaja al británico en el campeonato (53 a 41).
“Cavallino decepcionante”, fue la portada este lunes de Autosprint, una de las principales publicaciones tuerca en Italia, donde Ferrari es casi una religión. “Es otra película de pesadilla para Ferrari. Otra actuación vergonzosa para un equipo cada vez más en crisis”, agregaron.

Quedan dos semanas para que los de Maranello intenten arreglar sus rencillas internas, que en Miami por primera vez se puede decir perjudicaron los resultados del equipo, que con una estrategia más clara y establecida podría haber sumado mejores resultados que el opaco séptimo y octavo puesto que consiguieron.
Y ojo, que la séptima fecha no es cualquiera, ya que se corre en la “casa” de Ferrari: Imola. Cualquier nuevo bochorno en el Gran Premio de Emilia-Romagna, que se corre nada menos que el Autódromo de Enzo y Dino Ferrari, podría convertirse en un papelón de proporciones frente a los miles de Tifossi.