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El circuito de la sobrevivencia: cómo es la vida de un tenista chileno en el ITF World Tennis Tour

Para un puñado de jugadores, el circuito de los M15 y M25 es el primer paso hacia el estrellato. No obstante, para la mayoría es un laberinto del que resulta casi imposible escapar. Los chilenos Ignacio Becerra y Amador Salazar cuentan las “pellejerías” que experimentan en el segundo deporte más popular del país.

Amador Salazar. El tenista chileno es uno de los tantos jugadores del circuito que deben hacer malabares para mantenerse activo en el circuito ITF.

En el imaginario popular, el tenis es un deporte de lujos y privilegios. Y no es culpa de la gente que así se perciba. En enero de 2025, el italiano Jannik Sinner (1° ATP) levantó el trofeo del Australian Open 2025 y alcanzó un prize money acumulado que bordea los 40 millones de dólares. Sin embargo, en el otro extremo del espectro, cientos de jugadores anónimos recorren el ITF World Tennis Tour sin saber si podrán costear su próxima semana de competencia.

A diferencia de otros deportes, como el fútbol, donde incluso algunos talentos amateurs reciben un salario mensual, el tenis no ofrece un ingreso fijo. Un jugador que cae en la primera ronda de un M15 o M25, en cambio, se embolsa un monto cercano a los 150 dólares (141.000 pesos chilenos). En rigor, pierde dinero, puesto que previamente hubo una inversión en pasajes, inscripción, estadía y comida, entre otras cosas.

El chileno Amador Salazar (1366° ATP) vive en carne propia las carencias de un “circuito invisible”. Con 23 años, su mayor desafío no es solo mejorar el juego, sino encontrar la manera de financiar cosas tan básicas como encordar una raqueta o comprar nuevas zapatillas. “Pasa el día a día y no estoy ganando nada. Al contrario, estoy quedando con menos plata”, asegura el zurdo, quien dijo presente en la seguidilla de torneos M15 que se disputaron en el Stade Français en enero de 2025.

El tenista chileno de 23 años lucha por dar el salto en el circuito ITF.
Amador SalazarEl tenista chileno de 23 años lucha por dar el salto en el circuito ITF.

En el primer certamen, donde recibió una wild card por parte de la organización, Salazar alcanzó la segunda ronda. En main draw del segundo campeonato, al que llegó tras superar una qualy de tres fases, cayó en su debut ante el estadounidense Bruno Kuzuhara, monarca del Australian Open Junior en 2022. ¿El balance de su paso por la arcilla del Stade Français? 1 punto ATP y un premio en metálico de 258 dólares (243.000 pesos chilenos, aproximadamente).

“Anduve firme. Me faltó un poco más de competencia, pero solamente por el tema económico no he podido. Un tenista promedio juega, por lo bajo, treinta torneos. En 2024, solo pude estar en diez y de manera intercalada: disputaba dos, después pasaban meses y volvía jugar otros dos”, explica la decimotercera raqueta nacional.

ATP Tour e ITF World Tennis Tour: un contraste brutal

Uno de los problemas más profundos del ITF World Tennis Tour es el dinero que se reparte, insuficiente para sostener una carrera profesional. En un M15, el campeón se lleva poco más de 2.000 dólares, una cifra que, en el mejor de los casos, apenas cubre los gastos de una semana de competencia.

En este contexto, muchos tenistas deben recurrir a medidas extremas para reducir costos. “Conozco jugadores que duermen en las sillas de playa del club cuando viajan. Pasan la noche ahí y después juegan al día siguiente”, relata Amador Salazar, reflejando una precariedad oculta que se destapa en los niveles más bajos del deporte blanco.

El campeón de un M15 percibe el 0.1% de un monarca de Grand Slam. Ambos certámenes son organizados por la ITF.
El premio en metálico en las diferentes categorías del circuito ATP, Challenger e ITF.El campeón de un M15 percibe el 0.1% de un monarca de Grand Slam. Ambos certámenes son organizados por la ITF.

El problema comienza en la transición de junior a profesional. Mientras en la etapa juvenil los jugadores reciben apoyo de sus federaciones o patrocinadores, al dar el salto al profesionalismo muchos quedan desamparados. “El (circuito) junior con el profesional es una cosa totalmente distinta. Según mi punto de vista, el tenis está muy mal hecho en temas de puntos y plata. Tú sales de junior y no eres nada, no tienes nada y nadie te apoya con nada”, lamenta el zurdo, quien inició su carrera en 2020, justo cuando la pandemia lo obligó a pasar dos años sin competir.

En los torneos de élite, los jugadores tienen acceso a equipos de trabajo a su disposición, incluyendo entrenadores, psicólogos, fisioterapeutas y preparadores físicos. Sin embargo, para el resto cada gasto es un obstáculo más. “Al final, es muy duro el tenis. Trabajas todo el día y vas restando plata”, asegura Salazar sobre el crudo contraste que existe en el circuito mundial. "Esto tiene que cambiar. No puede ser que nosotros estemos así“, complementa.

Una foto del chileno (a la izquierda de la foto) mientras disputaba los certámenes de la categoría junior.
Amador SalazarUna foto del chileno (a la izquierda de la foto) mientras disputaba los certámenes de la categoría junior.

Asimismo, el tenista de 23 años ejemplifica con una particular situación que enfrentó hace unas semanas: “El otro día, en el M15 del Stade Français, yo no tenía zapatillas para jugar y se acercó una señora que me vio las zapatillas con hoyos y me compró unas. En cambio, en una exhibición, Sinner y estos locos se embolsan 10 millones de dólares por una hora”.

¿Y los jugadores de renombre mundial abogan por un cambio? Pese a que absolutamente todos los tenistas han vivido en carne propia las pellejerías del circuito ITF, Novak Djokovic, máximo ganador en la historia de los Grand Slams, es uno de los pocos que ha hablado públicamente de este tema. En 2020, el serbio fundó la Asociación de Jugadores Profesionales de Tenis (PTPA, por sus siglas en inglés), la cual busca, entre otras cosas, una mejor repartición de premios en metálico y un calendario acorde a las necesidades de los protagonistas.

El serbio, a través de la PTPA, es uno de los pocos tenistas de renombre que se la juega para mejorar las condiciones de los jugadores con menor ranking.
Novak DjokovicEl serbio, a través de la PTPA, es uno de los pocos tenistas de renombre que se la juega para mejorar las condiciones de los jugadores con menor ranking.

“Ahora que tengo influencia y poder, quiero aprovecharlos para mejorar las condiciones... Hay unos 400 tenistas que pueden vivir del tenis, lo cual es un dato muy pobre para un deporte tan global como el nuestro. Supone un fracaso para el tenis”, comentó Djokovic a ESPN en septiembre de 2023, luego de una reunión entre los exponentes de la PTPA.

¿Costear una gira? Misión -casi- imposible en Chile

Si para cualquier jugador fuera del top 500 la escalada en el circuito es una hazaña titánica, para un tenista chileno lo es aún más. La distancia geográfica con los principales destinos del tenis mundial, el alto costo de los viajes -incluso dentro de Sudamérica- y la falta de apoyo financiero convierten cada torneo en una odisea.

“En algunos países europeos a los tenistas les pagan, a los que se los quieren tomar en serio. Te ayuda mucho si eres francés o italiano, esos dos países son fuertes en ese sentido”, advierte Amador Salazar, evidenciando la abismal diferencia entre las federaciones más potentes del Viejo Continente y la de Chile.

Ignacio Becerra, 906° ATP y el octavo compatriota mejor rankeado en el escalafón mundial, comenta a En Cancha Prime otra de las grandes dificultades que sufren los tenistas en el circuito: “Hacer un calendario a nivel ITF es muy difícil. Los torneos salen muy encima. En febrero habían dos torneos M25 en Punta del Este y otros en México. Pero financiar dos semanas en Uruguay sale demasiado caro. La verdad es que no sale mucho acá en Sudamérica, no hay muchos torneos, entonces es desgastante y complicado”.

La octava raqueta de Chile logró el subcampeonato en el M15 de Quillota en 2024. En abril, el diestro deberá defender los puntos por haber llegado a la final.
Ignacio BecerraLa octava raqueta de Chile logró el subcampeonato en el M15 de Quillota en 2024. En abril, el diestro deberá defender los puntos por haber llegado a la final.

El diestro de 24 años, quien es entrenado por Aldo Álvarez y Juan Carlos Becerra -su hermano- tuvo su mejor temporada en 2024, donde alcanzó su ranking más alto: 729°. En abril, llegó a la final del M15 de Quillota, cayendo en sets corridos ante el japonés Kaichi Uchida. La semana siguiente avanzó hasta los cuartos de final del M15 de Santiago, disputado en el Club Providencia, y acumuló una bolsa de puntos y prize money que le permitieron financiar una gira por España, la cual costó entre 5 y 6 millones de pesos.

“Aposté a sumar experiencia más que ir a buscar puntos. España es uno de los países más duros. Fui para allá a ver el nivel y competir con jugadores más fuertes. Me tocó jugar con muchos 300 y 400 del ranking ATP. Sabía que iba a ser difícil sumar puntos, lo tenía claro, pero quería sentir el nivel. En esa gira me llevé un gran aprendizaje muy alto”, explica Becerra sobre su paso por un país en el que existe un circuito interno muy desafiante.

Eso sí, el día a día en una gira internacional está lejos de ser un trámite básico. Por los altos costos, los tenistas chilenos rara vez pueden darse lujos en hospedaje o alimentación. “Lo primero es comprar un pasaje individual. Algunos van a un hotel, mientras que otros, me cuento entre ellos, arrendamos un Airbnb y lo dividimos entre los que se queden. La mayoría de las veces cocinamos y, cuando estamos muy cansados, pedimos lo más barato que hay. Los traslados son en taxi y así vamos cada semana“, explica Salazar.

Una alternativa común para muchos talentos es viajar a Antalya (Turquía) o Monastir (Túnez), donde se organizan torneos M15 y M25 durante las 52 semanas del año. “El nivel es duro, hay que mantenerse semana tras semana. Lo ideal es irse por dos meses, parar una semana para descansar y seguir. Pero ir allá es súper caro”, reconoce el zurdo. Además de los pasajes, que superan los dos millones de pesos, la estadía en esos países cuesta entre 80 y 90 dólares diarios, una cifra prácticamente impagable para un jugador sin respaldo económico.

La competencia interna es una deuda pendiente

La productora S.A.C.S, dirigida por la familia Fillol, organizó los últimos cuatro torneos de categoría M15 en Chile. Los dos primeros se disputaron entre noviembre y diciembre de 2024 en San Carlos de Apoquindo, en las canchas donde se juega el Chile Open, producido por la misma empresa, mientras que los otros dos se llevaron a cabo en la tierra batida del Stade Français, a mediados de enero pasado.

Los certámenes fueron un éxito rotundo para los tenistas nacionales. Además de sumar roce internacional, aprovecharon la localía para intentar ganar puntos en el ranking ATP, sin la presión de tener que tomar un avión de regreso a casa tras una eliminación temprana.

La directora SACS Entertainment estuvo presente en cada uno de los torneos de la categoría M15 que organizó su productora.
Catalina FillolLa directora SACS Entertainment estuvo presente en cada uno de los torneos de la categoría M15 que organizó su productora.

Un caso destacado fue el de Bastián Malla, quien volvió a la actividad a los 28 años, tras un retiro de dos temporadas y media. El campeón de la Copa Mundial de Tenis Juvenil 2010 fue la gran sensación en el Stade Français, donde alcanzó las semifinales en ambos torneos disputados en Las Condes y escaló hasta el puesto 1.163 del ranking mundial, quedando a tiro de cañón para ingresar directamente a los cuadros principales de los certámenes del ITF World Tennis Tour.

Pese a que para 2025 se proyectan 10 torneos de esta categoría en Chile, una cifra récord en el país, y que será fundamental para el desarrollo de los deportistas, aún hay vacíos en el calendario que dejan a los jugadores con menos recursos sin la posibilidad de competir a este nivel durante largos periodos del año.

El antofagastino que suspendido por doping en 2022 vive un ilusionante renacer en el circuito.
Bastián MallaEl antofagastino que suspendido por doping en 2022 vive un ilusionante renacer en el circuito.

¿Una solución alternativa? En Europa sería jugar torneos Interclubes, de carácter no oficial, pero que entregan mejores premios monetarios y cuentan con tenistas de orden mundial. No obstante, en suelo nacional, hay que conformarse con el Circuito Escalafón, categoría semi profesional, donde el nivel de competencia es menor al que requiere un tenista con aspiraciones en el circuito ATP y el dinero repartido cubre solo las necesidades básicas.

Sin embargo, un aspecto que preocupa a Amador Salazar es la falta de apoyo entre los tenistas de un mismo país. “En Chile somos muy para adentro. Nadie quiere ayudar a nadie, como que todos quieren estar muy individualistas, cada uno por su lado”, comenta antes de comparar con la realidad argentina. Durante 2023 y 2024 entrenó en el Florida Tennis Club y en la academia donde se formaron los hermanos Francisco y Juan Manuel Cerúndolo, buscando mayor competencia interna.

“Allá tienen otra mentalidad. Te invitan a todos lados a entrenar y se mueven entre ellos. De repente te agarraba (Diego) Schwartzman y (Juan Ignacio) Lóndero y daba lo mismo si sabías jugar o no, te entrenaban a full igual”, explica antes de hacer un llamado directo a los tenistas chilenos que compiten en el circuito ATP: “Ellos no se imaginan lo que nos ayudaría a nosotros si es que nos invitan a entrenar un día”.

El desafío de dar el salto: entre la incertidumbre y la perseverancia

¿Qué falta para dar el salto? Mayor consistencia en los momentos clave. En los torneos M15 y M25, la brecha de nivel entre jugadores de rankings disímiles no es tan amplia como en el circuito ATP. Prueba de ello fueron los choques de Salazar ante el griego Stefanos Sakellaridis (472° ATP), en San Carlos de Apoquindo, y contra el estadounidense Bruno Kuzuhara (555°) en el Stade Français. Pese a enfrentarse a rivales que lo superaban por más de 650 puestos en el escalafón mundial, en ambos cayó en tres ajustados sets.

El jugador del equipo griego de Copa Davis fue uno de los verdugos de Amador Salazar en el M15 disputado en San Carlos de Apoquindo.
Stefanos SakellaridisEl jugador del equipo griego de Copa Davis fue uno de los verdugos de Amador Salazar en el M15 disputado en San Carlos de Apoquindo.

“Siento que estoy a poco de mucho. No sé cómo explicarlo bien, pero estoy al límite, y en cualquier momento me pego el salto”, reflexiona el zurdo. “Nosotros tenemos hambre de competir, pero el día a día es duro. Mantenerse motivado entrenando, sin poder viajar al extranjero, se hace cada vez más difícil”, cierra.

Sin embargo, existe una luz de esperanza. Pensando en la temporada estival del hemisferio norte, principal polo mundial del tenis, Salazar e Ignacio Becerra, quienes entrenan juntos en el Stade Français, unieron sus causas y harán un pozo común para una financiar una gira.

“Vamos a tratar de ahorrar para irnos a Europa. Quedarnos acá, en lo mismo y desmotivados, es súper duro. Si sale bien, sale bien, y si sale mal, sale mal”, comenta el zurdo oriundo de Las Condes, consciente de que es una apuesta arriesgada en todo sentido. Sin certezas económicas, depender de una buena racha en un viaje autofinanciado por distintos torneos, es la cruda realidad para muchos tenistas que buscan salir del estancamiento.

Probablemente, en un futuro no muy lejano, iniciativas como la de Novak Djokovic o el aumento de certámenes en suelo nacional puedan marcar el puntapié inicial de un cambio en los talentos chilenos. ¿Cuántos tenistas se perderán en el camino antes de que el segundo deporte más popular del país encuentre un equilibrio entre la gloria de los Grand Slams y la lucha de quienes lo sostienen desde las sombras? La pregunta, eso sí, no tiene respuesta.