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¿Planeo o en picada?

La proyección para el próximo proceso de la Selección se augura difuso. Se puede predecir que los montos a recaudar por derechos de TV de las próximas eliminatorias serán todavía menores que los actuales. Son menos los partidos y menos los cupos.

Los derechos de TV de la Roja Los montos de comercialización vienen a la baja y las clasificatorias para la Copa del Mundo 2030 no dan espacio al optimismo. (PEPE ALVUJAR/PHOTOSPORT/PEPE ALVUJAR/PHOTOSPORT)

¿Cómo impacta a la industria la anunciada eliminación de Chile de cara al Mundial de 2026?

La pregunta debe mirarse desde distintos ángulos y no tiene una única respuesta.

Hay que remontarse a 2005 cuando Reinaldo Sánchez, presidente de la ANFP, decidió enfrentar al cartel que formaban TVN y Fox Sports. Ambas cadenas, una estatal y otra internacional, haciendo uso de su posición dominante, fijaron un precio vil a los derechos de transmisión al proceso que debía culminar en Sudáfrica 2010.

Haciendo caso a sus asesores, Sánchez optó por licitar los derechos comerciales y televisivos, saltando de 3 millones a más de 16 millones de dólares que pagó inicialmente el adjudicatario. Al final, se terminaron recaudando más de 20 millones, sumando los variables de un ciclo que se caracterizó por la irrupción de la Generación Dorada y el sello de Marcelo Bielsa.

El siguiente ciclo vio nuevamente un incremento, llegando a rozar casi el doble de los ingresos del período anterior.

Pese a que ya no estaba el rosarino en la banca, el producto Selección o la “Roja” se convirtió en un imán para los auspiciadores, que repitieron el éxito por segundo ciclo consecutivo, con la clasificación de Chile a la Copa de Mundo Brasil 2014.

Debe haber sido el momento más valioso del producto “Selección”, dado que para Rusia 2018, el derecho se vendió en una cifra récord de 105 millones de dólares, apenas por debajo del mejor precio de Argentina.

Desde entonces, el ciclo de ingresos comerciales y televisivos comenzó una pronunciada baja. Primero como planeo, pero luego cada vez más en picada.

Qatar 2022 tuvo un precio alto, pero inferior al cenit del 2014. Y ya de cara al actual proceso, los números volvieron a ajustarse, en parte por dos efectos: el deportivo y el comercial.

La Selección dejó de ser el producto estrella para marcas como Coca Cola o Sodimac, y los rendimientos individuales generaron una caída en el desenvolvimiento del equipo.

Puede ser paradójico que mientras más bajaban las audiencias globales de la televisión abierta, más subían los derechos televisivos de la “Roja”. Y es que, pese a la irrupción del cable y las plataformas, la experiencia de ver a Chile sigue siendo una rutina colectiva.

Ya lo he comentado, que de los 20 programas más vistos del 2024 en el canal que tiene los derechos de las clasificatorias, 19 fueron partidos de fútbol, aunque en el grupo se suman también los de Copa Libertadores. La transversalidad de los partidos de la Selección y su condición de “evento” lo convierten en un fenómeno que se consume colectivamente.

Con Chile en el precipicio o, sencillamente, desbarrancado, las audiencias siguen siendo récords para memorizar. Obviamente, este fenómeno no será eterno si los rendimientos deportivos no tienden a enmendar.

Una de las mayores amenazas sigue siendo el fútbol internacional, cuyo impacto en los hábitos de consumo golpean no solamente en términos de sintonía, sino que también en un factor de imitación.

Y es que si bien las camisetas de Colo Colo y de la Universidad de Chile son por lejos las de mayor venta, no se puede negar que las generaciones jóvenes, los futuros consumidores, buscan modelos mucho más allá de nuestras canchas.

La Messi-manía es un fenómeno, como de seguro lo será lo de Lamine Yamal. No hay referentes locales vigentes que puedan accionar lo que en su tiempo lograron Caszely, Zamorano, Salas, Chupete Suazo, Alexis o Vidal.

Este es un tema que se debe considerar. Hace unas semanas, el campeonato local jugó contra la final de la Champions League. La U de Gustavo Álvarez contra el PSG de Luis Enrique. Ganó la Champions por el doble de rating, como era de esperar, pero eso no pareció alarmar a nadie.

En el plano de las clasificatorias, todavía no hay producto que pueda competirle a la Selección Adulta masculina de Chile... Todavía.

En el próximo ciclo, con tres equipos ya clasificados, y sin definir el formato para obtener los restantes cupos que quedarán, el panorama se augura difuso. Aún así, económicamente se puede predecir que los montos a recaudar serán todavía menores que los actuales. Son menos partidos y menos opciones deportivas para todos.

Resta preguntarse si en el próximo proceso, se podrá retomar en cancha el ascenso o seguiremos con la cabeza hacia abajo, ya sea planeando o en lisa y llanamente caída libre.