El bowling se niega a morir en Chile

Pese a que el bowling es considerado un deporte recreativo en nuestro país, hay gente que lo practica de manera profesional, o al menos lo intenta...

La Federación Chilena de Bowling hoy trata de seguir funcionando como puede. Con las asociaciones de Chuquicamata y Antofagasta cerradas por falta de recursos, hoy la Metropolitana, la de Iquique y Rancagua se esfuerzan al máximo por seguir manteniendo con pulso a un deporte que se niega a morir.

Si bien varias disciplinas pueden quejarse con lo dejado por Santiago 2023, aquí sí pueden hacerlo con propiedad. Hagamos memoria: en aquellos Panamericanos las competencias se llevaron a cabo en el recinto de Happyland del Mall Plaza Vespucio, es decir, al término de los Juegos, los bolichistas nacionales quedaron donde mismo.

“El legado se fue al diablo porque no nos quedó nada. Se le dieron 250 millones al Happyland y los arreglos que se hicieron fueron parches”, dice Fernando Peña, presidente de la Federación en aquella época, y que hoy rige los destinos de la asociación rancagüina.

“Yo conseguí que nos regalaran 6 pistas, que costaban aproximadamente 600 mil dólares, pero había que costear la instalación acá en Chile. La ministra del Deporte en ese tiempo, Alexandra Benado, ni me pescó. Me dijo que eso no se podía aceptar. Y claro, el trato con el Happyland ya lo tenían hecho. 250 millones de pesos directo para ellos y no hicieron nada. Fue un escándalo”, reclama.

El Happyland de uno de los malls más concurridos de La Florida sigue siendo el centro de entrenamiento no oficial de aquellos que representan a Chile en las competencias continentales.

“Es súper complicado, nos atienden mal. Si pides que te aceiten una pista, lo hacen de mala forma. Ponen caras como de ‘ahí están las pistas, si no les gusta, váyanse a otro lado’”, asegura Peña, quien de todos modos destaca que les hagan precio: pasan de pagar $25 mil pesos a cancelar solo $15 mil, que obviamente sale del bolsillo de quien practique en esa hora de arriendo.

Marcela Olivares, actual presidenta de la Federación de Bowling, es un poco más benevolente. “Pese a todo, seguimos teniendo las puertas abiertas en el Mall Plaza Vespucio. Nosotros no somos negocio para ellos, sino que lo son la gente que va a pasar un buen momento, y eso lo entiendo”, dice.

“Tratamos de seguir manteniendo el ritmo yendo a entrenar dos veces por semana, pero no todas las pistas están en condiciones. Al menos nos siguen acogiendo, nos ponen tarifas especiales y eso lo valoro, pero la precariedad de este deporte en nuestro país va más allá. Por ejemplo, en Chile prácticamente no hay dónde comprar un bolo ni dónde perforarlo a medida. Muchas de las cosas que tenemos son compradas en viajes al extranjero”, agrega.

Por supuesto que entrar a un mall, cruzar un sinfín de tiendas, un patio de comida y luego una zona de juegos infantiles para entrenar, no es lo más prolijo. ¿Puede Chile ilusionarse con tener un Centro Nacional de Bowling?

Olivares responde: “Se tuvo la posibilidad real, pero Santiago 2023 optó por el reacondicionamiento de las pistas del Mall Plaza Vespucio. Sí, es costoso, pero nosotros creemos que es viable, aunque muy a largo plazo. Con la ayuda de auspiciadores se puede”.

Peña es más tajante: “Si no se hizo en los Juegos Panamericanos, ya es imposible. Igual, todos estamos remando para que esto se profesionalice. Afortunadamente, seguimos contando con el apoyo de Miguel Ángel Mujica (Presidente del Comité Olímpico de Chile), que se ha peleado con medio mundo por nosotros y eso es una buena señal”.

Si el ciclismo manda en Curicó o el surf en Pichilemu, el bowling encuentra su lugar ideal en Iquique, hoy considerada por los especialistas como la capital chilena de este deporte.

En la ciudad nortina funcionan sin mayores inconvenientes en las dependencias del Espacio OX. La asociación local ha conseguido recursos del Gobierno Regional y hasta se ha dado el lujo de masificar más la disciplina con la transmisión online de sus campeonatos.

Jesús Bergueau, de 31 años y personal trainer, para muchos el “1″ del bowling en nuestro país, lo confirma: “Las pistas son las mismas que hay en Santiago, pero la clave está en la mantención que realizan. Ellos cuentan con 84 deportistas activos y aumentando (en Santiago hay la mitad). Yo estuve allá a principios de noviembre dando una charla y ya claramente es la asociación a vencer. Entrenan cuatro veces por semana y a eso súmale las competencias. Le están sacando ventajas a todos. Hay muy buen nivel”.

Bergueau, medallista de bronce en el Sudamericano específico de Bowling en 2023 en Armenia, Colombia, cree firmemente que para mejorar no hay que irse tan lejos. Para él, basta con mirar a un vecino país.

“No es necesario poner de ejemplo a Estados Unidos, donde cada estado o ciudad tiene su propia bolera. Miremos a Perú. En 2017 yo te diría que tenían un nivel más bajo que Chile, pero comenzaron a formar jugadores y mandarlos a estudiar a Norteamérica con becas, y hoy están sacando medallas en prácticamente todas las competencias”, comenta, algo que ratifica Marcela Olivares.

“Para los Panamericanos 2019 hicieron un tremendo centro de bowling en la Villa Deportiva Nacional (Videna), que hoy es considerado de lujo. Nosotros estamos lejos. Claro, todos queremos más, todas los deportes quieren más, pero poniéndole cabeza a este problema, nosotros también debemos demostrar que podemos hacer bien las cosas y ser merecedores de una inversión de ese nivel”, cierra la presidenta de la Federación.