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El millonario “lavado de imagen” de Arabia Saudita a través del deporte

La sede del Mundial 2034 es el último ejemplo en la agresiva campaña del país árabe por posicionarse como protagonista de la actividad deportiva. Equipos de la Premier League, el golf y la Fórmula 1 cayeron en sus redes, y ya tienen identificado el próximo gran objetivo: el tenis.

Arabia Saudita fue anunciado como sede del Mundial 2034. EFE

Tal vez no lo haya escuchado nunca, pero sin duda ha visto sus repercusiones. Es el denominado Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita (PIF, por sus siglas en inglés), el brazo económico en la estrategia del reino árabe por cambiar su imagen a nivel mundial, usando al deporte como plataforma mediática global.

Si bien el PIF fue creado hace más de cinco décadas, recién en los últimos años Occidente comenzó a prestarle atención. Y sus consecuencias han sido cada vez más evidentes con la reciente designación de la Copa del Mundo de 2034 como último ejemplo, y que va de la mano con la cada vez más influyente Saudi Pro League, una en la que se han gastado más de mil millones en fichajes, amarrando a figuras globales como Cristiano Ronaldo, Neymar y Karim Benzema, entre otros.

El fútbol, el tenis, el golf y hasta la lucha libre han ido cayendo poco a poco bajo la influencia saudí, que promete (y garantiza) inversiones millonarias para financiar y organizar distintos eventos deportivos, lo cual no parece ser negativo. Pero cuando la real motivación es usar esas plataformas como un “lavado de imagen”, como alegan los críticos, ahí el tema adquiere otro cariz totalmente diferente.

Youth Abdulaziz bin Turki al-Faisal al-Saud, el ministro de deportes de Arabia Saudita. EFE
Mundial 2034Youth Abdulaziz bin Turki al-Faisal al-Saud, el ministro de deportes de Arabia Saudita. EFE

El incidente que empujó la estrategia de Arabia Saudita

El 2 de octubre de 2018, agentes del gobierno saudí asesinaron en su propio consulado en Estambul al periodista Yamal Jashogyi, un opositor público del régimen de su país que llevaba más de un año exiliado en Turquía.

El operativo fue propio de una trama de la Guerra Fría: lo rastreaban hace meses y fue atraído con falsos pretextos, emboscado por 15 agentes y descuartizado tras su estrangulamiento. Posteriormente, el New York Times denunció un amplio operativo por encubrir el crimen, incluyendo destrucción de evidencia e incluso las conexiones entre el incidente y el príncipe saudí, Mohammed bin Salman.

Este hecho cambió por completo la comprensión internacional de Arabia Saudita y lo que ocurría dentro de sus fronteras, incluso más que por los lazos de Osama bin Landen con el atentado a las Torres Gemelas. Violaciones a los derechos humanos, total falta de libertad de prensa y expresión, ejecuciones contra líderes de la disidencia y restricciones draconianas contra las mujeres, fueron algunos de los elementos que en los meses posteriores se tomaron la pauta de los grandes medios occidentales.

¿Qué tiene que ver esto con el deporte? En abril de 2020, se anunció que un grupo de inversores saudíes había realizado una oferta de 300 millones de libras para comprar al Newcastle de la Premier League. ¿De dónde procedían tales recursos? Del Fondo de Inversión Pública. ¿Quién lo controla? Adivinó: Mohammed bin Salman.

Pese a que la adquisición en un comienzo fue rechazada por la liga inglesa, se concretó al año siguiente, en no menor medida por la intervención del por entonces Premier británico Boris Johnson. Se le conoce como el puntapié inicial del lento y progresivo avance del PIF en el deporte mundial.

El Fondo Público de Inversión de Arabia Saudita llegó a la Premier League con la compra del Newcastle.
NewcastleEl Fondo Público de Inversión de Arabia Saudita llegó a la Premier League con la compra del Newcastle.

La millonaria reserva del PIF y su desembarco en la Premier League

El Fondo de Inversión Pública fue fundado en 1971, con el propósito de ser el mecanismo inversor del gobierno saudí. Bajo el control de la familia real, su último presupuesto declarado es de 925 mil millones de dólares.

Durante mucho tiempo, sus movimientos fueron casi estrictamente locales, sobre todo apoyando las aventuras de las familias más ricas del país. Poco y nada era lo que se aventuraba al exterior, y salvo contadas excepciones, casi nunca tuvo al deporte como objetivo.

Pero tras el escándalo de Jashogyi, eso cambió. Lo que hizo Putin con el Mundial de Rusia 2018, de hecho, ha sido reconocido como parte de la inspiración de lo que un gran evento podía hacer por la imagen de un país... aunque esta “buena fe” no le durara mucho al Kremlin.

“El deporte es amado y jugado en todo el mundo, es una fuerza unificadora, pero también es una industria de miles de millones de dólares”, reflexionó Grant Liberty, un grupo global de derechos humanos. “Al asociarse con el deporte, los líderes, ya sean políticos o ideológicos, buscan posicionar a su país en la línea de esa magia. Quieren disfrutar en el reflejo de esa gloria, y así iluminar su propia imagen”.

Los magnates en el fútbol europeo no son cosa nueva. El pionero fue el multimillonario ruso Roman Abramovich con el Chelsea, pero los petrodólares árabes tomaron la posta, teniendo como ejemplos más exitosos al emiratí Mansour bin Zayed con el Manchester City y el qatarí Nasser Al-Khelaifi en el PSG.

El Newcastle fue la primera gran adquisición saudí en el deporte más popular del mundo, y si bien todavía no se traduce en grandes resultados, sí los ha transformado en animadores en la liga más competitiva del Viejo Continente. Y más importante, ha calmado hasta a los detractores más acérrimos.

“Para la mayoría de los fanáticos cualquier inquietud se ve eclipsada por algo inusual: por primera vez en dos décadas, los fanáticos albergan un optimismo genuino de que les esperan días de gloria”, analizaba The Guardian un año después de la llegada del PIF al club de Saint James’ Park. “Los saudíes les han ofrecido esperanza, y la esperanza es preciosa”.

Esa sensación forma parte en el fondo de las críticas, sobre la real intención tras la compra. “La adquisición del Newcastle fue un intento deliberado de lavado de imagen”, denunció Amnistía Internacional, palabras que evidentemente no persuadieron a los acusados.

El golpe al golf del que todavía no se recupera

Tras el Newcastle vino el golf, y sus efectos se siguen sintiendo. Aunque ya organizaban torneos, la creación del LIV Golf Tour en octubre de 2021 generó una verdadera hecatombe, posicionándose como un circuito rival al todopoderoso PGA Tour.

Jugar menos semanas y tener un “salario” fijo, independiente de los resultados, fue el mensaje que atrajo la atención. Una leyenda como Phil Mickelson fue su gran aval y primer fichaje, y aunque no lograron convencer a Tiger Woods para cruzar la vereda, poco a poco varios de los mejores jugadores del mundo empezaron a cambiar de canal, incluyendo a campeones de Majors, como los estadounidenses Dustin Johnson, Bryson DeChambeau y Brooks Koepka. También algunos de los golfistas más prometedores, incluyendo a nuestro Joaquín Niemann.

La partida el año pasado del español John Rahm -campeón del Masters de Augusta 2023- marcó un punto de no retorno, ante lo cual ambos tours comenzaron a buscar una forma de coexistir, aunque la fusión todavía no logra materializarse. La razón es simple: ¿Cómo convencer a los que se marcharon de dejar a un lado las enormes bolsas que tienen garantizadas y sin pasar a llevar a los que resistieron la tentación?

El año pasado, Rahm y Niemann ganaron más de 16 millones de dólares, una cantidad que solo el número uno del mundo, Scottie Scheffler, pudo eclipsar en el PGA... y jugando casi el doble de semanas para conseguirlo.

“No condono las violaciones a los derechos humanos”, fue la escueta respuesta que dio Mickelson a si creía que estaba siendo utilizado por el gobierno saudí, durante el lanzamiento del LIV. Pocos días antes, una organización de familiares de víctimas del 11 de septiembre le había escrito una carta, tildándolo de “traidor”.

El chileno es una de las figuras del golf que cambió al PGA Tour por el LIV financiado por Arabia Saudita.
Joaquín NiemannEl chileno es una de las figuras del golf que cambió al PGA Tour por el LIV financiado por Arabia Saudita.

El tenis, el nuevo objetivo de Arabia Saudita

Un acuerdo de diez años con la mediática lucha libre de la WWE, peleas de los pesos pesados en el boxeo y fechas de la Fórmula 1 son otros ejemplos de la estrategia global del Fondo de Inversión Pública.

Pero lo que está pasando con el golf es seguido de reojo por el tenis hace varios años. Los rumores sobre algo parecido, es decir, un circuito paralelo al ATP Tour, han circulado con mayor o menor fuerza casi desde el momento que se lanzó el LIV.

¿Pasaría lo mismo con figuras como Jannik Sinner y Carlos Alcaraz? Esta amenaza adquirió mayor tracción en los últimos meses, y por eso la propuesta sería encontrar una salida alternativa: ofrecerle a Arabia Saudita un Masters 1000, que se sumaría o reemplazaría a uno de los nueve ya existentes en el calendario.

Según el presidente de la ATP, el italiano Andrea Gaudenzi, esto no ocurrirá hasta antes del 2028. Pero eso no ha impedido que el PIF se quede sentado esperando. Los rumores aseguran que tienen un presupuesto de 2 mil millones de dólares listo para ir a la carga por el tenis... y ya han comenzado a utilizarlo.

En noviembre, la capital Riyadh fue sede por primera vez del WTA Finals, una alianza que durará en principio tres años y que le cayó como anillo al dedo al circuito femenino, que ha tenido problemas históricos para encontrarle una sede fija a su fiesta de fin de año. “El dinero no lo es todo, también existen los valores”, criticó la excampeona de Grand Slam Conchita Martínez, la más contraria al movimiento. Dos leyendas como Martina Navratilova y Chris Evert incluso habían escrito una columna en el Washington Post, recordando cómo en ese país las mismas mujeres que mostrarían su talento en la cancha, no podrían andar a cara descubierta por la calle.

Los hombres, por cierto, no escapan a esto tampoco. Rafael Nadal es embajador del Tenis de Arabia Saudita -”la sensación es que Rafa se ha vendido al dinero”, publicó El País de España tras conocerse la noticia- y luego encabezó junto a Novak Djokovic una comitiva que participó en el evento de exhibición más millonario de la historia, la Six Kings Slam.

Sinner, el número uno del mundo, se embolsó 9 millones de dólares por ganar tres partidos, más de un tercio de lo que sumó en toda la temporada, una en la que ganó dos Grand Slams y el ATP Finals, por cierto.

Jannik Sinner y Carlos Alcaraz fueron protagonistas del torneo Six Kings Slam
Jannik Sinner y Carlos Alcaraz fueron protagonistas del torneo Six Kings SlamJannik Sinner y Carlos Alcaraz fueron protagonistas del torneo Six Kings Slam

El italiano se defendió diciendo que usaría el dinero para crear una fundación, aunque sin entregar mayores detalles. Pero ahí es donde salta la alarma: si incluso los jugadores más exitosos (y por ende, millonarios) se sienten atraídos por las cifras que les ofrecen los árabes, ¿qué impedirá que los sigan los con menos recursos que ellos, como Alejandro Tabilo o Nicolás Jarry, por ejemplo?

Y otro cuestionamiento tal vez más relevante en esta discusión, ¿cómo criticarlos?