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“He mirado alrededor de dos mil proyectos deportivos, y el factor que más pesa es el de la perseverancia del deportista”

El neurocientífico Eugenio Lizama sostiene que las horas dedicadas al entrenamiento son tan o más determinantes que el talento innato que pueda tener un atleta.

Eugenio Lizama, neurocientífico El especialista chileno que trabaja con los cerebros de los deportistas de nivel mundial. (felipe escobedo)
  • “La capacidad que tiene Messi de leer los elementos dinámicos en el espacio es fantástica. No es solo bueno con el pie, sino que cerebralmente entiende más”.
  • “En Chile escucho muy seguido eso de que el jugador tiene jerarquía. Esas son meras visiones. Defínanme jerarquía y cuáles son los parámetros para entrenarla entonces”.
  • “He visto a futbolistas que juegan al fútbol menos que yo, y que han ganado casi tanto como Maradona. Uno es Rino Gatuzzo. Las horas de dedicación tienen un peso decisivo”.

Eugenio Lizama viaja cinco veces a Europa por año, vive tres a cuatro meses en Estados Unidos y el resto lo pasa en Chile. Hoy está terminando un doctorado en neurociencia en la Universidad de Valencia, España.

Su experiencia en deportes de alto rendimiento es más que vasta. En motociclismo de velocidad, su gran pasión deportiva, ha trabajado con los italianos Andrea Dovizioso, Danilo Petrucci y con el campeón mundial, el español Álvaro Bautista. “Ganar carreras en las motos GP es el hito deportivo que más me ha emocionado. Mugello en 2011, con Andrea Dovizioso. O lo que hizo Álvaro Bautista con la escudería Ducati el año 2023”, recuerda con entusiasmo.

En Italia, asesoró a equipos de vóleibol, de básquetbol, y en ciclismo, estuvo con el poderoso equipo Lampre. En Fórmula Uno, desarrolló un proyecto en la escudería Ferrari en 2010, cuando estaban Fernando Alonso y Felipe Massa; y en 2019, en Mercedes, cuando corrían Lewis Hamilton y Valtteri Bottas, asistió al piloto de desarrollo, el mexicano Esteban Gutiérrez.

En golf, está trabajando con Mito Pereira y Cristóbal del Solar, también con el chileno Agustín Errázuriz, y con el colombiano Camilo Villegas, el noruego-mexicano Kris Ventura y varios golfistas del Tour de las Américas.

"Uno de los hitos deportivos que más me ha emocionado ha sido Mugello en 2011, con Andrea Dovizioso", evoca Lizama.
El corredor italiano Andrea Dovizioso"Uno de los hitos deportivos que más me ha emocionado ha sido Mugello en 2011, con Andrea Dovizioso", evoca Lizama.

Fue psicólogo del plantel de Universidad de Chile desde 2017 hasta 2021, “durante un período difícil, con muchos cambios de técnico”. Pero no siguió “porque teníamos visiones distintas, aunque (los directivos) fueron muy respetuosos”.

En Chile, instaló hace años el Centro Cen para deportistas de élite y otros que están en proceso de formación. “En Miami, fundamos (junto a otro psicólogo deportivo) el Sport Brain Center hace un año y medio, donde asesoramos a deportistas con un perfil profesional, de carreras internacionales”.

-¿Hay alguna diferencia en el enfoque que le da a la neurociencia deportiva cuando se trabaja con un piloto de Fórmula Uno o con un golfista que juega en el circuito del PGA o del LIV Golf?

Hay cosas curiosas, porque el sistema nervioso es uno solo, pero hay ciertos elementos que son transversales. En todos los deportes necesitamos equilibrio, en todos los deportes necesitamos propiocepción, es decir, entender cómo muevo el cuerpo en una dimensión espacial, que tu cuerpo entienda los ejes arriba, abajo y hacia los lados. Quizás no en el ajedrez, pero en el resto, sí. La atención en los deportistas está dada, dicen los autores, en un 80 por ciento por lo visual. No sé si ésa será la cifra exacta, pero para nosotros en todos los deportes lo determinante es lo visual, y lo entrenamos como una variable transversal. Desde el golfista, que tiene que determinar en su visión periférica porque a los lados hay árboles. O en el caso del motociclista, porque va a 300 km por hora y solo ve un túnel, pero tiene que considerar las señales con que está pintado el pavimento, el piano como se conoce, que advierte los bordes y avisa que hay que frenar, acelerar o que te puedes caer. Entonces, desde el punto de vista neurobiológico, la variable visual es parecida en los distintos deportes. Lo que tenemos que hacer es aprender a usar la visión periférica y entrenar la técnica del quiet-eyes, que es mover un poco los ojos, tomar la información relevante y que el cerebro complete el resto de la información para tenerla como contexto.

-¿Y la toma de decisiones de los deportistas también opera sin distinción cualquiera sea el tipo de deporte?

La toma de decisiones la entrenamos en todos los deportes. La ejecución y velocidad de pie, otra variable, la entrenamos en todos. En los golfistas, menos. Con ellos entrenamos más que nada la fluidez del swing. Hay una base en común, y después especificaciones para cada deporte.

-¿Y cómo hace con el fútbol?

El fútbol es uno de los deportes más complejos. Con la Fórmula Uno y las Motos GP podemos aprender de memoria cada curva de cada circuito y entrenar el cerebro para cada prueba, con neuro feedback y otras técnicas. El piloto de F 1 puede estar entrenando el circuito de Abu Dabi y sabe que en la curva 4 tiene que tomar el ángulo del volante a, no sé, 60 grados y que tiene que estar acelerando en quinta, por decir algo. Él lo sabe. El fútbol es un deporte tan dinámico, de habilidad abierta, decimos nosotros, que en un minuto puede cambiar todo en un partido. Si vas empatando y haces un gol en el minuto 89, el resto de ese juego será completamente distinto a lo que ya jugaste. La misma jugada de ataque de un jugador será percibida distinta antes y después de ese gol.

" A un jugador tan hábil como Messi, lo tenemos como inspiración. Porque se mueve inteligentemente en el espacio, a una velocidad en que jugadores entrenados no lo pueden detener", señala el neurocientífico.
Lionel Messi frente a Chile en Copa América 2024." A un jugador tan hábil como Messi, lo tenemos como inspiración. Porque se mueve inteligentemente en el espacio, a una velocidad en que jugadores entrenados no lo pueden detener", señala el neurocientífico.

-¿Eso hace también que la neurociencia deportiva entrene distinto al deportista de una disciplina individual que al de uno colectiva?

Es tremendamente interesante cuando hacemos neurociencia aplicada al fútbol. ¿Qué hace la neurociencia con un futbolista? En el centro que tenemos en Estados Unidos -Sport Brain Center- tenemos un laboratorio, llamémoslo un gimnasio de la mente, donde vemos los temas visuales. Tenemos unas máquinas especiales que trajimos de Alemania, donde están 50 años más avanzados en estos temas, en el que llenan de sensores y cámaras una superficie que calcula cuán inteligente eres para moverte por los espacios. En simple, te mide la menor cantidad de metros recorridos que empleaste para llegar al objetivo más rápido. Y te calculan cómo pones el pie, si utilizaste el ángulo óptimo para pisar, si usaste la parte del cuerpo correcto para hacer los giros.

-¿Cuándo se habla de talentos innatos en el deporte, mucho de ese talento son justamente estos aspectos menos visibles, más finos si se quiere?

En Chile escucho muy seguido eso de que el jugador tiene jerarquía. Yo siempre digo: defínanme jerarquía y cuáles son los parámetros para entrenar la jerarquía entonces. “No, es que eso se trae”, me responden. Eso para mí son meras visiones. A un jugador tan hábil como Messi, nosotros lo tenemos como inspiración. Porque se mueve inteligentemente en el espacio, a una velocidad en que jugadores entrenados no lo pueden detener. La velocidad de balón y el pase que da son tremendamente rápidos. La capacidad que tiene de leer los elementos dinámicos en el espacio es fantástica. Messi no es solo bueno con el pie, sino que desde el punto de vista cerebral entiende que un elemento o compañero se está moviendo a un costado, que esos dos están marcando a otros y que él va a dar un pase filtrado para otro elemento que se está moviendo y que va a llegar al balón. Por algo es también uno de los grandes habilitadores de la historia del fútbol.

-Messi es un superdotado en todos los sentidos futbolísticos, pero hay un grupo de jugadores que también son inteligentes, de los que se dice que en la cancha ven lo que otros no ven...

Exacto. Por eso el fútbol es fascinante desde el punto de vista de la neurociencia, porque es un deporte donde tienes que tener la capacidad de un piloto de la Fórmula Uno, pero a la vez, tienes que entender los tiempos de cómo los otros elementos se mueven, y actuar inteligentemente con eso. Es tremendamente desafiante. Por tal razón es que los ejercicios que hacemos con los futbolistas son de neurociencia dinámicos.

¿Esos ejercicios de neurociencia se pueden entrenar?

Mi enfoque es pragmático. Es decir, si quiero entrenar el cerebro de un motociclista, hacemos un neuro feedback. Pongo un electroencefalograma que lee el cerebro del deportista y programo el software donde le indico: ‘Hazle ver la carrera, solo si él está tranquilo y concentrado, y con la energía u ondas cerebrales suficientes". Solo si está concentrado, el motociclista podrá ver la carrera en la pantalla. Si no, la pantalla que tiene al frente estará en negro. Todo esto en tiempo real. De esa manera veo qué está haciendo su cerebro para concentrarse. Yo me he especializado en neuro feedback y bio feedback, que es la lectura de la electroencefalografía. En otras palabras, entreno la cabeza con la electroencefalografía, le pongo espejos -softwares- y veo en tiempo real lo que está pasando en el cerebro. Y el deportista, a través de su voluntad, comienza a reconocer la concentración y comienza a ejercitarla, hasta que le empieza a resultar y logra visualizarse en la pantalla. Cuando lo consigue, le informamos al deportista que “este es tu método para estar concentrado”. Y sabemos qué es lo hace el cuerpo, el corazón, el músculo, el estrés, el cerebro, para estar en ese estado. Por eso es que hacemos un entrenamiento lo más contextual posible, para que después el deportista lo transfiera a la pista, en el caso de los pilotos.

“Ejemplos como los de Pellegrini es lo que busco en el deporte”

-¿Qué pasa cuando el deportista tiene el sueño, tiene los hábitos, pero no tiene el talento innato?

Yo he visto a futbolistas que juegan fútbol menos que yo, y que han ganado casi tanto como Maradona. Uno es Rino Gatuzzo. Para mí, las horas dedicadas tienen un peso completamente decisivo. Lo que decían de Manuel Pellegrini, que era malo para la pelota. Para mí, Pellegrini es un ídolo por donde lo miremos. Mira dónde está, después de haber descendido con la U, lo que pudo marcar su carrera para siempre. Yo lo entrevisté en Inglaterra cuando estaba dirigiendo al West Ham. Un tipo admirable. Si él se hubiese quedado con las limitaciones que tenía, nunca hubiera avanzado. Ejemplos como los de Pellegrini es lo que busco en el deporte. Yo he mirado alrededor de dos mil proyectos deportivos, y el factor que más pesa es el de la perseverancia.

-¿Con cuál deportista sueña trabajar?

Con Messi, por sus hábitos, su inteligencia en todo sentido. Con Jon Rahm, en golf; en tenis, me hubiese gustado trabajar con cualquiera de los tres: Federer, Nadal o Djokovic.

-¿Asiste regularmente a espectáculos deportivos?

Más que mirar, me gusta practicar deportes. Trato de practicar con los deportistas en movimiento, de acercarme a lo que ellos me describen como sensación. Juego regularmente fútbol o futbolito, ahí uno entiende lo que es la visión periférica, y cómo funciona bajo presión, por ejemplo. Yo, haciendo lo que hago, estudiándolo, yendo a seminarios, mirando videos, entrenándolo y dándome la instrucción de manera consciente, cuando tengo que llevarlo a la práctica se me achica la visión, bajo la cabeza y no miro que los jugadores se están moviendo (ríe).