Carlos Gustavo de Luca (62) llegó a Chile en 1987 para ponerse la “9” de Santiago Wanderers. Un lustro después de haber combatido en Malvinas. Las heridas de guerra iban quedando atrás en el cuerpo. Aunque las esquirlas habían quedado en su corazón y en su mente.
Es el mismo goleador que se sienta para la entrevista, pero que llega con sus apuntes: todos los goles que hizo en los clubes en una década en el fútbol chileno. Aquel delantero de algunos rulos, de bigote ochentero, es hoy un hombre al borde de los 63 años. Sigue siendo el “Flaco”, aunque ahora es calvo y sin el mostacho con el que gritó tantos goles en las canchas nacionales.
Este es el relato, en primera persona, de aquel gran artillero que pasó por Chile.
Santiago Wanderers 1987 (16 goles en 24 partidos)
“Yo llegué desde Douglas Haig de Pergamino, que estaba en el Nacional B de Argentina. Y un amigo, Oscar ‘Cachín’ Blanco, que había jugado en Wanderers, me recomendó. Yo viajé: un poquito con videos y un poquito a prueba. Era medio raro a los 25 años, pero bueno. Ahí firmé en Wanderers: un equipo fantástico, con una hinchada fantástica y donde me trataron bárbaro. Fueron seis, siete meses muy lindos. Yo tengo una ayuda memoria, porque a mí me gustan mucho las estadísticas (saca sus apuntes). A ver, en Wanderers jugué 24 partidos, hice 16 goles y salí goleador de campeonato de la B. Faltaban dos o tres fechas para terminar el campeonato y empiezan los rumores que me querían Universidad de Chile, Colo Colo, Cobreloa y yo tenía que terminar el campeonato. Lamentablemente en lo colectivo no logramos el ascenso. La gente acompañó muchísimo, la cancha llena, pero no se logró el objetivo de subir. Incluso, un par de partidos antes se hizo una colecta. Estuvo muy buena esa porque era ‘Una luca por De Luca’. Había alcancías en todas las entradas de Playa Ancha y la gente ponía plata para recaudar, para comprar el pase. Pero justo vino una oferta de Cobreloa, que me mandó un dirigente con un maletín con plata”.
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Cobreloa 1988 (9 goles en 17 partidos)
“Ante los rumores de Colo Colo y Universidad Chile, apareció Cobreloa, que en ese momento, era uno de los clubes poderosos. La verdad que me dio mucha pena irme de Wanderers, pero firmé un muy buen contrato por cuatro años y me fui a Calama. Empecé bien, porque hay que acostumbrarse allá. Tenía problemas de oídos, me salía sangre de la nariz y al otro día que llegué, me hicieron el test de Cooper. Totalmente fácil para un jugador de fútbol. A las dos vueltas del test , me morí al lado de la pista, vomitando. Impresionante. Pero después, te acostumbrás. Teníamos un equipazo. Fue la base del equipo que sale campeón del Torneo Nacional al año siguiente. Pero me empezó a llamar Lowry Bullemore, que era el alcalde de Serena. El equipo acababa de subir y me dice: ‘Escúchame, cómo vas a vivir ahí? Abres la puerta de la casa y te llenas de polvo. Yo te doy departamento frente del mar’. Y me convenció. Pero había que hablar con el presidente de Cobreloa, (Sergio) Stoppel. Fuimos con Nelson Enríquez a Chuquicamata, a reunirnos con él. Le digo a Nelson ‘vos no hables’. Toda la gente que se quería ir, le decía ‘Mi familia no se acostumbra, en la ciudad la paso mal’. Yo pensé ‘yo le voy a decir la verdad a Stoppel’. Entonces entro ‘vengo con la verdad, estoy muy cómodo en el club, recién llego, tengo muy buen contrato, pero tengo una oferta superadora, dos veces más que de lo que gano acá’. Y me respondió que me felicitaba, que era el primero que le decía la verdad. Al final, me fui a La Serena y con Nelson (Enríquez), que no lo podía creer”.
La Serena 1988-1990 (62 goles en 109 partidos)
“Me fue bárbaro en La Serena porque clasificamos para liguilla de la Copa Libertadores y yo salí goleador de campeonato de Primera. A su vez, Cobreloa salió campeón ese año. Todos estábamos contentos. Y bueno, llega fin de año y se acabó el préstamo y Serena me compra la otra mitad del pase. Para mí, y para Cobreloa, fue un buen negocio. Allí jugué con Severino Vasconcelos. Y después llega (Luis) Santibáñez y en la segunda temporada jugué 29 partidos, hice 16 goles, fui el tercer goleador del campeonato y otra vez llegamos a la liguilla de la Copa Libertadores. Pero en 1990 empezaron los problemas económicos en La Serena, porque habían puesto mucha plata. Fue justo cuando vino el Saint Gallen de Iván Zamorano a hacer la pretemporada. Jugamos un cuadrangular con Unión Española y dos equipos suizos. El negocio era recibir a los equipos suizos y que ellos se llevaran un par de jugadores, por lo menos a préstamo. Y yo me fui al Baden de Suiza. Fueron seis meses, jugué 11 partidos y salí goleador de campeonato. Me quisieron comprar, pero el presidente pidió por mi pase como si fuera Zamorano. Creo que 500 mil dólares y tuve que volver”.
O’Higgins 1991 (35 goles en 49 partidos)
“Vuelvo a La Serena y en el campeonato oficial salí segundo goleador de campeonato otra vez, con 29 partidos y 20 goles. Por tercer año consecutivo, La Serena clasifica a la liguilla Copa Libertadores. Iba todo bien, pero el alcalde ya se empezaba a retirar y bueno, se empezaron a ir los jugadores y ahí apareció el O’Higgins del ‘Pelado’ (Nelson) Acosta. Se acababa de ir el ‘Tunga’ González. Salí goleador de campeonato de Apertura y teníamos un muy buen equipo. Jugué con (Nelson) Tapia, (Fernando) Cornejo, (Daniel) Fuentes. En ese Torneo Nacional del ’91, en 29 partidos hice 21 goles, salí tercero de goleador del campeonato. Me mató Rubén Martínez. Yo en ese momento dije que no es lo mismo jugar en Colo Colo que en Serena u O’Higgins. Se interpretó mal, pero era lógico. En Colo Colo tenías más posibilidades de hacer goles. Y justo en el ’92, estábamos de pretemporada y se retira (Ricardo) Dabrowsky en Colo Colo. Empezó a sonar que llegaba a Colo Colo y (Manuel) Pellegrini, que ya estaba en O’Higgins me deja ir a préstamo, pero que vuelva al Torneo Nacional en el ’92. Entonces voy a Colo Colo, que tenía un cupo de extranjero más para la Copa Libertadores”.
Colo Colo 1992 (11 goles en 14 partidos)
“En Colo Colo en la Copa Libertadores jugué cinco partidos e hice dos goles, uno a Coquimbo y otro al Newell’s de (Marcelo) Bielsa. Quedamos eliminados. Después, en siete partidos en Copa Chile, hice nueve goles en Colo Colo. En ese equipo había que competir con cada ‘nene”: Hugo Rubio, Marcelo Barticciotto, ‘Pato’ Yáñez, Rubén Martínez, ‘Tunga’ González. Yo sabía que era un préstamo sin opción de compra. Fui a la Recopa en Japón, con Cruzeiro. Y de eso hay una muy buena anécdota, porque yo estaba en el banco, ya que (Mirko) Jozic jugó con un solo delantero. A los 15 minutos del segundo tiempo hay penal para Cruzeiro. Lo va a patear Charles justo a (Daniel) Morón, que nunca atajó un penal. Entonces cuando el brasileño va a patear, Mirko me mira y me manda a calentar. Al final no fue gol y me quedé en el banco, porque al final hizo el famoso cambio de Marcelo Ramírez por Morón, para los penales. Después, llegamos a Santiago y venía un partido que era de celebración a cancha llena, el Monumental lleno y hago un gol de palomita, que debe ser un los mejores goles que hice en mi vida, y ganamos 2 a 1. Así que el festejo fue total. Pero llegamos a la final de la Copa Chile con Unión Española y perdimos con tres goles del ‘Guatón’ Vega”.
O’Higgins 1992-93 (39 goles en 72 partidos)
“Creo que jugué la primera fecha del campeonato con O’Higgins e iba a entrenar a Colo Colo y para jugar la final de la Copa Chile. Así fueron 15 días que iba, venía, iba, venía. Volví a O’Higgins, salí tercer goleador de campeonato y entramos a la liguilla de Copa Libertadores. Yo creo que era más meritorio para los equipos de provincia terminar entre los primeros puestos que ahora, porque ahora creo que hay más paridad en equipos que tienen un poder económico que en este momento sólo lo tenían Colo Colo, Católica y Cobreloa. Con Pellegrini hicimos muy buenas campañas, pero tenía menos apoyo de la minera y a fines del ’93 yo tenía un año más de contrato, pero un sueldo más alto por mi paso en Colo Colo y me dijeron que les costaba pagar eso. Entonces, me fui a Universitario de Perú, donde me presentaron, con foto y todo. Pero cuando estaba en Lima, me llamó Ronald Baroni, que había jugado conmigo en O’Higgins y me dijo que el DT de Alianza me quería. Era el chileno (Miguel Ángel) Arrué. Pero yo tenía todo arreglado con Universitario, aunque no había firmado. Al final, fui a Alianza, debuto en la Copa Libertadores con Universitario y ganamos con un gol de (Juan Carlos) Kopriva. Pero como no clasificamos, no me querían pagar. Me debían 36 mil dólares. Como el presidente de Alianza era amigo de (Eduardo) Menichetti, lo llamé al presidente de Colo Colo y le conté la situación. A la mañana siguiente, me pagaron todo, incluso los pasajes y me volví a Chile”.
Regional Atacama 1994 (19 goles en 25 partidos)
“Cuando vuelvo a Chile, el torneo estaba empezado y no había cupo de extranjeros. Entonces fue cuando caigo en Regional Atacama. Me perdí nueve partidos. Me acuerdo que estaba Marco Cornez. Hicimos una campaña bárbara, clasificamos para la liguilla de Copa Libertadores y quedamos eliminados, increíblemente, con dos empates con Colo Colo, de local y visitante. Pero como ellos habían quedado mejor en el campeonato, clasificaron ellos. La cancha era mala, pero eso me favoreció porque jugaban todos por arriba. Sacaba Cornez para que yo la peinara. Estaba (Hugo) Monardes, que se fue a Católica después, (Gilberto) Torres, (Héctor) Cabello, (Roberto) Ahumada. Wilson Contreras que se fue con (Luis) Castillo a Huachipato. Se hizo un excelente campeonato, pero también hubo problemas económicos a fin de año y yo tenía que volver a O’Higgins. Quedé libre y me fui a Temuco”.
Temuco 1995 (19 goles en 33 partidos)
“Se juntaron muy buenos jugadores en Temuco: (Juan Carlos) Docabo, Mario Luca, Gustavo Poirrier, Miguel Latín, Franz Arancibia, Marcelo Corrales. Jugábamos los tres juntos arriba. Volví a coincidir con (Nelson) Enríquez. Fue un año raro, porque yo tenía ganas de seguir. Y no se dio. No sé por qué. Y después, de dos meses me crucé de casualidad al técnico (Eduardo Cortázar) y me dijo: ‘Te quiero pedir perdón, me equivoqué contigo’. Pues creo que llegó un argentino (Miguel Amaya) que no rindió. Uno de pelo largo. Son cosas que pasan en el fútbol”.
Everton 1996
“Allí llega la historia más disparatada. Entonces estoy de vacaciones en Buenos Aires y me llama el delirante de (Jorge) Castillo, presidente de Everton. Me dice que tiene millones de dólares. Que tenía contratado a (Jaime) Pizarro, de Colo Colo, a Daniel Morón, a (Marcelo) Fracchia y al ‘Bombero’ (Juan Carlos) Ibáñez. Estaba Marcelo Oyarzún, de preparador físico, que lo había tenido en Colo Colo. Ponele el 20 de diciembre, me llama (Leonardo) Véliz, el técnico, que me quería. El manejaba todo, entonces me dice lo que me podían ofrecer en plata. Pagaban mejor que lo que ganaba en Temuco. Entonces me llama Castillo y arreglamos. Quería que firmara el contrato enseguida. Firmé un fax desde Buenos Aires. Pero él quería que me viniera con toda la familia a pasar las fiestas en Viña. Al final, llego para la pretemporada en Villa Alemana. Empezó todo bárbaro. Era un equipazo, jugábamos amistosos y hacíamos como 20 goles. A los diez días nos dijeron ‘se pudrió todo, muchachos. Castillo no tiene la plata que dice que tiene. Encima, lo internaron en un siquiátrico’. Todos se empezaron a ir y yo recibo la oferta de Wanderers. Yo estaba viviendo en Viña del Mar y ya estaba instalado”.
Santiago Wanderers 1996 (2 goles en 3 partidos)
“El presidente de Wanderers es el que está ahora. ¿Cómo es el nombre? Reinaldo Sánchez. Juego tres partidos en Copa Chile. Hago dos goles y el equipo no andaba bien, qué sé yo. Y él empezó a hacer comentarios: ‘Este jugador está de vuelta y cosas así’. A mí me habían dicho que este Reinaldo Sánchez entraba en el vestuario y puteaba a todo el mundo. No, con 34 años yo no lo iba a aceptar. Les dije a mis compañeros que si me llegaba a decir algo, lo mandaba a la mierda. ¿Qué pasó? Un día entró al vestuario y me dijo que así no podía jugar y yo lo mandé a la mierda. Y, al tiro, como se dice en Chile, me echó. Y después, le hice un juicio, que salió rapidito el juicio y cobré lo que tenía que cobrar. Y justo recibo otra vez una oferta de Everton, que estaba desarmado y con muchos chicos”.
Everton 1996 (10 goles en 12 partidos)
“Y ahí compartí con ‘Manolito’ Neira, que era muy joven. El equipo se empezó a armar otra vez, pero con chicos. Después, llegó el ‘Bocha’ (José Daniel) Ponce y bueno, ahí jugué 12 partidos, me lesiono y me retiré de fútbol. Una lesión que ya había tenido a los 20 años, cuando volví de Malvinas, a los seis partidos, me lesiono la rodilla derecha, fue una doble operación de menisco, que igual me permitió seguir jugando. En ese momento, yo jugaba en reserva con (Sergio) Goycochea, (Néstor) Gorosito, (Néstor) De Vicente, (Mariano) Dalla Líbera. Ya en Viña me empezó a molestar y ahí yo decidí dejar Everton, creo que fue en octubre del 96. Me operé por las mías con el doctor de Universidad de Chile, que era médico de Copa Davis, Alejandro Orizola. Un fenómeno, el mejor de rodilla en ese momento. Me dijo que no iba a poder seguir jugando, porque no podía entrenar todos los días. Y bueno, volví a Everton, me hice la recuperación con ellos, sin cobrar un peso y ahí fue cuando Véliz y Marcelo Oyarzún me dicen que haga el curso de técnico para trabajar con ellos. En ese momento, en Chile, el curso duraba cuatro años y como me había comprado mi casa en San Fernando (provincia de Buenos Aires), le dije que me iba a hacer el curso a Buenos Aires, que era de dos años. Cuando me recibí, los chicos habían crecido. Uno había ido a Suiza cuando tenía un mes. El segundo, nació cuando yo estaba en Japón con Colo Colo. ¿Sabes quién estuvo en el parto? Vasconcelos. En Serena, mi ahora ex señora se hizo muy amiga de la mujer de Vasconcelos y bueno, ella fue quien ayudó en el tema de parto. Y bueno, al final, yo soy conocido en Chile, no en Argentina, y si quería ejercer tenía que ir para Chile. No me dieron ganas de dirigir. Si me preguntan, si me divertí en el fútbol, digo que sí. Era lo que lo que me gustaba toda mi vida, cumplí mi sueño. Pero también me comí un estrés terrible. Mucha presión, mucha auto presión también. Porque De Luca tenía que hacer goles. Si no, no sirve. Y yo lo tenía claro. Por eso me gusta tanto las estadísticas, porque yo cualquier cosa te la demuestro con estadísticas”.
El epílogo de De Luca
Y esos números que hoy muestra orgulloso Carlos Gustavo De Luca, los remarca en el final. “Siempre salí goleador del equipo que estuve. En todos lados. Y hay una estadística que creo publicó la revista Triunfo cuando me retiré y que decía: ‘Desde que llegó De Luca ningún jugador hizo más goles que él’. Y tengo esa estadística: son 358 partidos y 222 goles.
-O sea, ¿desde 1987 hasta 1996, nadie hizo más goles que De Luca?
Nadie hizo más goles que yo mientras estuve en Chile.