- “Creo no es muy elevado el porcentaje de errores arbitrales, pero hay, existen. Lo más importante es que en las áreas no tengamos ese tipo de errores”.
- “Hay situaciones en que un técnico a la primera intervención se puede ir expulsado; un insulto o un reclamo totalmente destemplado o movimientos de brazos al cuarto árbitro, son situaciones intolerables y de expulsión directa“.
- “Los jueces internacionales en la semana tienen que viajar para actuar en los torneos de Conmebol y así se hace muy difícil tener un trabajo extra“.
Roberto Tobar (46) es el presidente de la Comisión de Árbitros del fútbol chileno y, como tal, debe hacer frente todas las semanas a las controversias de un oficio que por más tecnología y dinero le introduzcan, siempre tendrá un componente humano y falible.
La personalidad de los réferis, sus conductas en la cancha, el gusto por el fútbol, los jugadores ventajistas, los simuladores, los técnicos conflictivos, los jueces empoderados, los dialogantes y los inseguros, todo y todos son abordados por Tobar. En su tono, a su modo, cadenciosamente, sin perder de vista que es el jefe, pero con el carácter que le imprimió cada vez que pisó una cancha.
-¿Qué resulta más ‘perdonable’ para el profesor de los árbitros: un error de apreciación, de interpretación o de desconocimiento del reglamento?
Se perdona un error de interpretación. De reglamento, es imperdonable, porque debemos saber las reglas al pie de la letra; en la interpretación hay muchos factores que pueden afectar la toma de decisión.
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-¿En la interpretación el tema pasa por si hubo o no voluntad de dolo en el jugador, si hubo o no una intencionalidad?
Claro, digamos que va por ahí. La interpretación tiene mucho que ver cómo se vive el juego. El árbitro que no es apasionado por el fútbol, nunca va a ser un gran árbitro. Partamos de esa base.
-¿Usted conoce a un árbitro que no le guste el fútbol?
Conocí árbitros que no les gustaba mucho el fútbol. Eran árbitros por accidente, los invitaron y se fueron formando. Estoy hablando de árbitros muy antiguos. Hoy en día no veo ese tipo de perfiles. Hoy veo árbitros muy futbolizados. Ese es un plus muy importante para tener un grupo de árbitros que sean competitivos y que interpreten bien el juego.

-¿En el error de apreciación, qué es lo que se evalúa, la distancia de la jugada?
La distancia y el ángulo. Uno puede a lo mejor estar un poco alejado, pero si tiene buen ángulo puede interpretar de forma correcta, por ejemplo, una situación de penal.
El razonable porcentaje de error arbitral
-¿Cuál es un porcentaje razonable de error para un árbitro profesional? Por ejemplo, de un universo de 100 decisiones por partido, ¿qué porcentaje de equivocaciones consideran ustedes como comisión arbitral algo ‘razonable’?
Nosotros exigimos que tenga el 100 por ciento.
-Roberto, pero usted sabe que nadie es perfecto en ninguna profesión.
Hay situaciones de mediocampo donde hay jugadas que digamos no tienen o tienen poca trascendencia, que no son revisables por el VAR, alguna jugada imprudente que a lo mejor no se sanciona, alguna mano en mitad de campo que debió ser sancionada y no se hizo... Yo creo no es muy elevado el porcentaje de errores, pero hay, existen. Lo más importante es que en las áreas no tengamos ese tipo de errores, y que el árbitro en cancha sea el más fuerte en la toma de decisión. Y si se le se pasa alguna sanción, que el VAR esté también muy activo y con buena interpretación, para que llame al árbitro y se determine lo justo.
-Claro, pero en el área los árbitros tienen el apoyo del VAR que muchísimas veces oculta un error u omisión referil. Le hago una analogía: es como el corrector ortográfico del Word, que maquilla la ignorancia o mala ortografía del periodista. El VAR es una ayuda, de acuerdo, pero finalmente el arbitraje es un todo, aunque lo que eventualmente puede definir un partido suceda en el área. Pero una mala decisión u omisión en el mediocampo puede generar un descontrol total y acabar con el partido. Por eso le pregunto, ¿cuál es el porcentaje de error que estiman ‘razonable’?
Yo creo que fijar un número sería como desvirtuar un poco lo que realmente nosotros queremos como filosofía arbitral. Lo importante es que no tenga muchos errores que no son revisables, para mantener un buen control de juego, sin generar tanto reclamo y que el balón no se detenga tanto. Queremos aumentar aún más el tiempo efectivo de juego y con un buen control lo podemos hacer. Si el árbitro no es creíble y le reclaman mucho por cada situación, baja el tiempo efectivo y también disminuye el rendimiento del árbitro en cancha. Que el juego pase detenido, que le reclamen en cada decisión que toma, primero no aporta al fútbol. Y después, ese árbitro tiene que hacer un trabajo específico para que vaya ganando aún más credibilidad en el campo.
-¿Cuál es el análisis que hace del estatus de los jueces chilenos de nivel FIFA?
A nivel sudamericano considero que estamos en muy buen pie. Los hechos probatorios son las designaciones que hemos tenido a lo largo de estos años en Copa Libertadores, Copa Sudamericana, en Recopas. Tuvimos a Piero Maza en la primera final de Recopa que jugaron Independiente del Valle y Flamengo (2023). Hace unos días, Felipe González dirigió Racing y Botafogo, final de ida de Recopa. Durante estos años hemos tenido participaciones de la mayoría de los árbitros internacionales en todas las fases de Copa Sudamericana y Libertadores, donde han tenido muy buenos rendimientos. Se han seguido manteniendo en este tipo de designaciones, algunos más, otros menos, pero tenemos árbitros como Piero Maza, Cristian Garay, Felipe González, que han tenido mucha continuidad a nivel internacional.

-Felipe González maduró un poco tarde, ¿no?
Sí, Felipe tuvo un despegue estos últimos años y ha registrado muy buenos rendimientos a nivel local e internacional.
-La lógica parece indicar que en la disputa entre que Piero Maza y Cristian Garay para ser el elegido al Mundial 2026, Maza lleve cierta ventaja porque tiene más años, más experiencia y posiblemente está mejor considerado.
Claro, está mejor aspectado en este momento, pero esto es netamente rendimiento. Hoy por hoy lo que está buscando FIFA para tener los mejores árbitros en su torneo estrella que es el Mundial, es rendimiento. Debemos tener árbitros con un buen entendimiento del fútbol, un buen control de juego y un estado físico acorde a las demandas que te entrega el juego.
Árbitros profesionales y con dedicación casi exclusiva
-A esta altura resulta inaceptable que el árbitro no tenga un buen rendimiento físico, no solo a nivel internacional, sino también local. Tenemos árbitros que perdieron su calidad FIFA por un tema físico, como por ejemplo María Belén Carvajal.
Hay situaciones de lesiones que, lamentablemente, no ayudan a poder pasar estas pruebas que exige FIFA. Pero para poder tener árbitros capacitados, el corte debe hacerse, porque hoy el fútbol es de una intensidad mucho más alta de lo que existía en años anteriores. Los jueces tienen que hacer transiciones rápidas para poder llegar a las áreas donde ocurren las situaciones más difíciles. Llegar, tener esta cercanía y después empezar a buscar ángulos dentro de la misma jugada, para hacer las mejores evaluaciones en la toma de decisiones. Entonces debemos tener árbitros muy preparados, entrenados para poder estar en el ida y vuelta.
-¿Que se entrenen prácticamente como un futbolista profesional?
Correcto. Hay que estar en ese nivel.
-¿Y cuántos árbitros chilenos están dedicados íntegramente al arbitraje? Hablemos de los de Primera División.
De los 26 árbitros de Primera con un contrato con el que se pueden dedicar ciento por ciento a la actividad, tenemos a Felipe González, que trabaja en un banco, y Diego Flores, que es gendarme. El resto está abocado exclusivamente al arbitraje. Los jueces internacionales en la semana tienen que viajar para actuar en los torneos de Conmebol y así se hace muy difícil tener un trabajo extra, porque el fin de semana tienen que dirigir en Chile. Y cuando no son nominados, en las mañanas deben estar en Quilín reportándose y entrenando.

-¿Pero no se les impide eventualmente tener otro tipo de actividad?
No, mientras cumplan con los requerimientos que les solicitamos. Eso contempla pruebas físicas, mantener un peso corporal o un porcentaje de grasa acorde a las necesidades que nos exige el fútbol profesional.
-¿Los árbitros revisan los partidos que dirigen?
Sí, se revisan los 90 minutos o se realizan resúmenes con todas las situaciones donde tomaron buenas decisiones y donde también pudieron haber mejorado su actuación. Se les muestran las jugadas y se analizan: por qué fallamos, qué pudimos haber hecho mejor; reforzamos el tema de la lectura del juego y el posicionamiento; cómo intuyeron bien la jugada y la interpretación de la misma. Y, evidentemente, el tema físico, aquí entrenan alrededor de tres horas en cancha y gimnasio. Hay citaciones continuas a trabajos de VAR. Además, deben asistir a charlas técnicas donde analizamos la fecha en conjunto. No lo hacemos necesariamente de manera individual, lo hacemos en grupos, para buscar mantener una línea de interpretación. Necesitamos que los árbitros tengan el tiempo suficiente para realizar todo este tipo de trabajo durante la semana y también retroalimentaciones individuales y grupales.
-¿Cuál es la instrucción al árbitro que se encuentra con jugadores que le reclaman cobro tras cobro?
Seguridad, seguridad. Lo primero, sancionar bien, tomar buenas decisiones, y después que tenga esa impronta, esa credibilidad, esa seguridad de que está haciendo muy bien su trabajo, que las decisiones que está tomando son las correctas. Porque si un juez toma una decisión y él mismo empieza a dudar de lo que está decidiendo, los jugadores, el entorno, empiezan a verte y sentirte que no estás seguro de tu trabajo.
-¿Y en el ítem ‘seguridad’, cuál es su evaluación o calificación del arbitraje chileno de Primera y Ascenso?
Desde que llegamos como comisión arbitral uno de los objetivos es tratar de tener árbitros con mucha personalidad, empoderados, que tengan el control del juego; que nos vamos a equivocar, nos vamos a equivocar, pero que esas equivocaciones sean mínimas. Pero lo importante, insisto, es que el árbitro irradie seguridad, que los jugadores tengan esa sensación de que está siendo creíble por sus cobros en la cancha y por lo que trasunta con su expresión corporal.
El jugador pillo, ventajista y simulador
-¿El jugador chileno es particularmente mañoso o pillo respecto de otros futbolistas del continente?
En toda Sudamérica tenemos ese tipo de jugador que es muy distinto al europeo. Tú ves partidos de Champions, de ligas europeas y los jugadores son mucho más tranquilos, acatan y siguen jugando, no se enfrascan en discusiones colectivas o con el rival.
-Pero no miremos Europa, porque es lo mismo que comparar las tecnologías del VAR de allá y del que tenemos por acá. ¿El jugador chileno respecto del argentino, del brasileño, del colombiano, es un poco más mañoso, teatrero, más ventajista?
El chileno, el argentino, todos los que nombró, tienen la misma forma, todos quieren sacar ventajas de situaciones, quieren inventar faltas, simular algún tipo de agresión. De acuerdo a mi experiencia como árbitro, lo viví mucho en todas partes de Sudamérica, el jugador es ventajista y quiere también engañar para que las decisiones sean favorables para su equipo.
-¿Por qué no se sanciona la simulación en cualquier parte del campo de juego con la misma estrictez?
Desde el año anterior estamos instruyendo a los árbitros que las simulaciones sean sancionadas, aunque no necesariamente se registren en el área.
-¿Eso significa que se va a amonestar al jugador que simula?
Amonestar y sancionar con tiro libre indirecto, sea en el área, sea en la mitad del campo, sea en el banderín de esquina.

-Me va a disculpar, pero no he visto ninguna sanción hasta el momento de simulaciones que son evidentes, y usted dice que se instruyó desde el año pasado...
Correcto, y eso muestra que son inseguridades del árbitro, pero la instrucción es clara. Hay simulaciones y también jugadores que sobreactúan una falta, que exageran una infracción. Simulación para nosotros es fabricarse una falta sin que haya contacto claro. Cuando no hay contacto, es una decisión de tiro indirecto y tarjeta amarilla.
-¿Qué atribución tiene que en ese tipo de acciones el cuarto árbitro?
Tiene que informárselo de forma directa al árbitro, pero debe ser el juez el primero que tiene que ver todas las situaciones de juego, todo en el campo. Cuando esté mal ubicado o no tenga un buen ángulo, es el cuarto árbitro el que le tiene que indicar. El cuarto árbitro puede determinar una expulsión, tiene la potestad para hacerlo, pero es el árbitro el que toma la decisión. Al igual que el asistente, tiene la misma función, como también el VAR, que puede invitar al juez a revisar una acción que estima amerita una tarjeta roja. El árbitro va a leer, la evalúa y toma la decisión.
-¿El diálogo con los jugadores es una conducta recomendable?
Hay situaciones en que claramente el árbitro puede tener un diálogo con los jugadores, pero debe ser lo más corto posible. La idea es que el árbitro esté concentrado netamente en el juego, no en discusiones que no llevan a nada. O a tener que explicar cada decisión que toma. Lo importante es que el árbitro decida y el balón se ponga lo más rápido posible en juego.
-Las ‘asambleas’ de jugadores alrededor del juez son bastante frecuentes en Chile.
Mucho, y lo estamos viendo bastante en esta camada de árbitros jóvenes, no solamente acá en Chile, sino que en Sudamérica y en el mundo en general. Existe este tipo de línea de conducción en la que los árbitros están conversando mucho, o justificando las decisiones que están tomando. Eso no lo queremos, queremos bajar ese ese porcentaje de diálogo.
-Que es uno de los aspectos que se le cuestiona a Piero Maza, que es demasiado bueno para dialogar.
Sí, es muy dado al diálogo, por una cuestión de carácter. Piero, en su vida normal, es un hombre que le gusta conversar harto, es muy bonachón. Entonces también lo lleva un poco al arbitraje, pero lo ha ido mejorando.
-Da la impresión de que los árbitros con ciertos jugadores son más dados a dialogar o a escuchar comentarios que con otros. ¿Jugadores como Leo Fernández, Marcelo Díaz, Arturo Vidal, Fernando Zampedri, tienen una distinta tolerancia del árbitro respecto de otros jugadores menos connotados de Cobresal, de Coquimbo, de Audax, de O’Higgins, por poner a algunos equipos?
Eso se va dando partido a partido. Cada equipo siempre tiene su capitán o un jugador de experiencia que tiene esa personalidad de poder ir donde el árbitro y pedir o exigir algún tipo de explicación. Como comisión, la instrucción es clara: a todos los jugadores por igual. No que el capitán te pueda levantar los brazos o te pueda reclamar. El mismo respeto que nosotros queremos entregar a los jugadores, los jugadores también se lo tienen que entregar al árbitro. Al jugador que no colabora, que reclama cada decisión, se le llama a la calma. Si no cumple con eso, va a tener que ser amonestado. Y si sigue insistiendo en esos reclamos, va a tener que ser expulsado. Punto final.

-Los jugadores de alguna manera también van llenando su ficha histórica. ¿Hay efectivamente futbolistas que, por consenso, para los árbitros son tipificados como conflictivos?
Cada árbitro sabe, y periodísticamente también se hace hincapié, que algunos jugadores tienen cierta trascendencia sobre sus compañeros, y son los que están más cercanos a los árbitros. Pero de manera global nosotros indicamos que ningún jugador tiene el privilegio de poder reclamar a los árbitros.
El viejo asunto de la conducta de los entrenadores
-¿Y cómo califica la relación con los técnicos en ese sentido? Ya desde el año pasado Tiago Nunes ha tenido cortocircuitos con el arbitraje. Y este año hubo esta ‘acusación’, denuncia o declaración de que había xenofobia en su contra.
Siempre van a haber desacuerdos en decisiones que pueda tomar el árbitro, pero hay reclamos que no toleramos. Gritos destemplados, movimientos de brazos por decisiones que no concuerdan con lo que está sancionando el árbitro, esas situaciones, sea el técnico del Real Madrid o del equipo más pequeño que pueda existir, tienen una sola línea de interpretación. Hay situaciones en que un técnico a la primera intervención se puede ir expulsado; un insulto o un reclamo totalmente destemplado o movimientos de brazos al cuarto árbitro, son situaciones intolerables y de expulsión directa. No hay segundas oportunidades.
-¿Cuál es su evaluación del comportamiento de los técnicos en Chile?
En general, hemos tenido buena experiencia con los técnicos. Hay situaciones puntuales, pero hay una buena relación. Cuando existe alguna discrepancia en lo técnico, tenemos comunicación con los clubes para poder dilucidarla, charlas técnicas o conversaciones bilaterales con los técnicos. Durante la semana hemos ido con la Comisión a dar charlas de reglamento y mostrar cuáles son las interpretaciones que tenemos, sobre todo de las manos, que tiene muchas consideraciones tanto para cobrarlas como para no hacerlo.
-¿Cómo define el conocimiento del reglamento de parte de los jugadores?
Creo que es insuficiente. Deberíamos tener una política establecida, no obligatoria, pero sí establecida, de tener una charla al año con los cuerpos técnicos y con los planteles, para poder entregar el conocimiento de qué se está evaluando e interpretando en todas las acciones que son discutidas o polémicas. Hay buenos ejemplos al respecto. Hemos tenido encuentros con Católica, Unión Española, con Limache, que es un equipo nuevo en Primera división y que se enfrentaba al tema de trabajar con VAR. Ellos nos pidieron que fuéramos a entregar este tipo de charla. También hemos estado con Everton, con Wanderers. Pero creo que tiene que ser una política casi obligatoria con todos los clubes profesionales.
-¿Las llamadas que recibe de los dirigentes son muy frecuentes?
Las normales de un dirigente que está preocupado por el destino de su club. Pero no son muchas.
-Si bien el reglamento aplicado es el mismo, el perfil del árbitro de Primera B es distinto al de Primera. ¿Hay árbitros especialistas en divisiones?
No, los perfiles son parecidos, porque cada árbitro sabe cuál es su objetivo mayor. Primero es estar en Primera División, después, ser un árbitro internacional. Esa línea la tienen clara todos los árbitros. Ahora, los equipos de Primera División tienen otro tipo de juego a lo que se practica en el Ascenso. Tácticamente se juega muy distinto, en la B es mucho más de roce, entonces también el árbitro tiene que adaptarse.

-¿El juez de Primera B tiene que ser más estricto?
En cuanto a detener el juego violento, debe tener mayor control, porque hay más situaciones de disputa que en Primera, y es ahí donde debe haber un árbitro lúcido que pueda decidir bien y controlar los reclamos que se puedan generar a través de estas decisiones.
-A propósito de los técnicos, ¿quedó conforme con los tres partidos que dictaminó el Tribunal el año pasado a Jorge Almirón por el ‘saludo’ agresivo que tuvo hacia José Cabero?
Sí. Almirón reconoció su error. Quedamos bastante tranquilos porque hubo disculpas personales a José, y hacia los árbitros en general por esa situación. Las fechas de castigo son un tema del Tribunal. Nosotros entregamos los antecedentes.
-En el partido de Iquique-U. de Chile, cuando Leo Fernández resbala y pasa a llevar a un rival, no hubo intención de hacerlo, sin embargo terminó expulsado. ¿Hasta dónde una jugada en la que no hay intención de golpear, puede derivar en una tarjeta roja? ¿La interpretación del reglamento no debería fijar un matiz?
Está claro que hubo un resbalón, pero también hubo movimientos que se realizaron y se evaluaron si eran intencionales o no, si el jugador pudo hacer algo más para no poner ese pie en una zona delicada del otro jugador. Los árbitros tenemos ese sentido futbolístico que a lo mejor la regla de juego nos quita. No nos queremos alejar mucho del entendimiento del juego, de qué es lo que quiere realmente hacer o no el jugador con la intencionalidad, y que el reglamento, que es claro al respecto, lo quita un poco.