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“Soy un agradecido del fútbol y de los futbolistas con los que compartí, porque aprendí de las cosas buenas y de las cosas malas”

Gustavo Huerta repasa su historia en el fútbol como jugador y entrenador, en una entrevista en la que no rehúye temas. Cobijado en un club como Cobresal, del que forma parte de su historia grande, el ex zaguero ovallino y actual técnico de los mineros admite que es “un lobo solitario”, pero también siente que en el medio futbolístico “hay un respeto a mi trayectoria”.

Gustavo Huerta El entrenador de Cobresal está por cumplir ocho años consecutivos en el club de El Salvador. (JONNATHAN OYARZUN/PHOTOSPORT/JONNATHAN OYARZUN/PHOTOSPORT)
  • “En un poco más de 30 años de entrenador, el subtítulo con Cobresal el 2023 fue una de las frustraciones más grandes que tengo, junto con la pérdida del título con la U en 2006″.
  • “Conocer la esencia de lo que es el futbolista, me han hecho estar más despierto, porque no me lo quita nadie de la cabeza que hay jugadores que te hacen la cama de repente, en la interna”.
  • “Cuando empecé como entrenador estaba muy callado y sentía un dolor en la boca del estómago. Me aconsejaron que tenía que desahogarme, tenía que hablar, tenía que gesticular, porque me estaba provocando daño”.
  • “No tengo muchos amigos. Un factor importante fue el hecho de estar tanto tiempo acá en El Salvador. Me considero un lobo solitario, soy medio ermitaño, tengo pocos amigos, no soy de vida social. Ni siquiera estando Santiago”.

Gustavo Huerta volvió a su casa en octubre de 2017. En un momento complicado de la historia de Cobresal, cuando estaba en la Primera B y veía lejos el retorno a la máxima categoría. Han pasado casi ocho años de aquel regreso a El Salvador. Entre medio quedó el ascenso de 2018 ante Cobreloa en Calama y el subcampeonato de 2023, que se le escapó en la última fecha.

Una larga charla con el entrenador ovallino de 67 años, que jugó de 1983 a 1990 en la zaga de los mineros y que está en su cuarto período al mando del elenco cobresalino.

“Lo que pasa es que tengo una raíz muy fuerte con Cobresal, ya sea en mi primera etapa como jugador, donde estuve muchos años, prácticamente diez, y las diferentes etapas que he estado como técnico. La última, obviamente, que ha sido muy importante por el tiempo, por los resultados. En estos casi ocho años hemos tenido una campaña mala, la del año pasado, pero en general yo creo que, con mi cuerpo técnico, independiente de los nombres, hemos sido un aporte al club”, dice Huerta.

-Convengamos que no es no es normal que un técnico se mantenga tanto tiempo en un cargo.

Sí, está claro, sobre todo hoy cómo está el fútbol, que en el inicio de este campeonato ya hay técnicos que se han ido, y en la Primera B ya salió un entrenador. Es un tema complicado para nuestro trabajo, por la inmediatez en cuanto a resultados. Pero aquí hay un respaldo y un propósito bien claro respecto a lo que se necesita del club, y eso lo conozco al revés y al derecho. Y ese respaldo lo he tenido de parte de los dirigentes, sobre todo este año. Por la mala campaña del 2024 resolvimos provocar un cambio bastante grande en cuanto al plantel y yo creo que eso también nos avala en función de todo lo que va a significar este año.

-¿Qué le produce cuando le dicen sir Alex Huerta, en comparación con Ferguson?

(Sonríe) Creo que es muy difícil. Yo creo que en toda la historia del club, no hay otro técnico que haya estado más tiempo, y en ese sentido también con resultados positivos, con todo lo que significó mi llegada acá en 2017, en el momento más crítico de la historia del club. Faltaban seis partidos para terminar el campeonato de la B y por el promedio estábamos últimos. Si Cobresal bajaba a Segunda División, creo que en la práctica significaba la desaparición del club, porque los recursos económicos no iban a estar para solventar un equipo en esa división. Gracias a Dios lo salvamos. Después, el objetivo fue subir, y lo logramos; y en una primera instancia, la idea era mantenernos en la división, como ha sido hasta ahora, con algunos logros importantes, como llegar dos veces a la Copa Sudamericana y una a la Libertadores. Además, en un campeonato como el de 2023, donde estuvimos tan cerca. Todavía siento el impacto de lo que fue no ganar ese título (se detiene y piensa). Así que yo creo que, al final, hay un saldo muy positivo de mi estadía en el club.

-Imagino que es muy difícil convencer a un jugador para que vaya a jugar a El Salvador.

Bueno, eso es lo más nos cuesta. Yo creo que aquí también el club ha sido un factor muy importante en cómo atiende al jugador y a su familia. El club ha invertido muy bien. Cuando llegaron los dineros del Canal del Fútbol, hubo una gran inversión en las casas de los jugadores. Cuando llegué en 2017 y empecé a revisar algunas casas, había muebles de la época en que yo jugaba. Imagínate los años! Entonces allí hubo una visión muy clara del presidente del club, invirtió mucho en el bienestar de los jugadores y sus familias. Lo mismo que la infraestructura para los entrenamientos, de los del kinesiólogo, del paramédico, con todo lo que se requiere para modernizar el club. Y eso ha sido transmitido también por los jugadores que en algún momento se han ido de acá. El trato que se les da, que luchamos siempre por Cobresal, por dignificar la profesión de los trabajadores de fútbol. Creo que eso es un factor. Pero después está la parte familiar, y sé que varios jugadores se han tenido que ir por la parte familiar y que otros no han querido venir por lo mismo.

En El Salvador, por el Campeonato Transición 2017, dos entrenadores identificados con los clubes mineros. Fue el año del último arribo de Huerta a Cobresal. Desde ahí que no se mueve de la tienda cobresalina.
Año 2017, José Sulantay y Gustavo Huerta.En El Salvador, por el Campeonato Transición 2017, dos entrenadores identificados con los clubes mineros. Fue el año del último arribo de Huerta a Cobresal. Desde ahí que no se mueve de la tienda cobresalina.

-En una charla con Juan Chamaco Silva, gerente deportivo de Cobresal, me comentaba cómo hacían para convencer a la familia para venir a El Salvador.

Lo más difícil de lograr es convencer a la familia. Pero nosotros tenemos buenos argumentos: el respeto que tiene el club hacia el futbolista, hacia el profesional del fútbol. Y acá hay un factor que muchas veces puede ser tomado muy en cuenta por algunos: lo que significa vivir en un campamento minero. A fin de año se nota el tema económico, porque en una ciudad grande los gastos son mayores. Aquí el jugador no paga un arriendo de casa, no paga electricidad, no paga agua, el colegio es gratis. El apoyo que tiene el jugador respecto a cualquier situación doméstica, por ejemplo, cuando supera la parte médica inmediatamente se manda al jugador a Santiago a ver cualquier situación, para despejar cualquier duda respecto a alguna lesión. En ese sentido, hay muchas cosas que el club ofrece en función del bienestar del jugador y eso se va reflejando. Hemos tratado de concientizar de lo que significa la carrera de futbolista. Muchos ya tienen dos, tres o cuatro departamentos. Es parte del de lo que es la vida diaria acá y lo que se puede ahorrar.

El relanzamiento de jugadores

-¿Cómo se estructura el plantel? Porque arma y se desarma cada temporada, pero hay una idea de juego que es uniforme. Por lo general, el 10 es un lanzador y hay dos punteros rápidos.

Eso es lo que buscamos. Históricamente, desde mi época de jugador a Cobresal le dio buenos resultados jugar con tres delanteros, con dos punteros veloces, si bien en estos últimos partidos de este campeonato hemos tenido que cambiar, porque la ida de Franco García nos complicó. Para encontrar un jugador con esas características tenemos que recuperar a (Juan Carlos) Gaete. Pero tenemos, no sé si la suerte o el ojo, de dar en el clavo con jugadores que de repente no han tenido buena campaña en los equipos anteriores, no han tenido regularidad. Y aquí el foco fundamental es el fútbol y entrenar y jugar. Estamos todo el día encima del jugador para que se convenza de las condiciones que tiene y que las explote al máximo. Y en ese sentido, dentro de todo han dado resultado jugadores que por ahí destacaban en la B y pudimos traer cuando tuvimos acceso a ellos.

-Además, ha relanzado las carreras de algunos, me acuerdo del caso de (Marcelo) Cañete en su momento. Leonardo Valencia ahora.

El caso específico de Cañete, por ejemplo, ¿sabes cómo lo trajimos? A mí me gusta jugar con enganche. Y no encontrábamos. Dentro de la búsqueda, de repente me recomiendan a Cañete. Veo los videos y llevaba casi un año sin jugar, pero me quedé con la imagen de él de Sao Paulo, de Católica y dije “éste de alguna manera nos va a servir acá”. No teníamos un jugador con esas características, en Paraguay lo tenían corriendo por fuera con los juveniles y apostamos a traerlo. La verdad que nos vino muy bien, no solamente en la parte futbolística, sino que la parte personal también fue un gran aporte para nosotros. Y bueno, en relación a su carrera, también, por lo que significó su ida a Universidad de Chile.

-¿Algún otro ejemplo?

Guillermo Pacheco, que venía de Temuco, pero antes había estado en la Universidad de Concepción, San Luis, que no había terminado en buenas condiciones. Lo trajimos y fue un tremendo aporte, no solamente en la parte futbolística, sino que en lo personal para el plantel. Así como han sido varios jugadores que de repente habían bajado a Tercera o a Segunda División, los trajimos y logramos sacarles rendimiento.

El futbolista argentino-paraguayo fue uno de los rescatados por Gustavo Huerta. Exhibió en Cobresal, por lejos, su mejor repertorio de su paso por Chile.
Marcelo Cañete celebraEl futbolista argentino-paraguayo fue uno de los rescatados por Gustavo Huerta. Exhibió en Cobresal, por lejos, su mejor repertorio de su paso por Chile.

-Y con las características especiales con las que se juega en El Salvador, ¿el jugador se complica cuando llega?

No, no, por eso la pretemporada siempre la hacemos acá, para que se adapten rápido a la condición de nuestro hábitat. Siempre digo que en 15 días el jugador ya está apto para competir a un buen nivel. Y en eso hemos tenido buena respuesta de los jugadores en la pretemporada que es intensa. Después, obviamente, por el tema de dónde vivimos, nos cuesta que los equipos vengan acá a partidos amistosos, así que tenemos que viajar a Santiago, La Serena o Coquimbo, que siempre nos acogen en esa época.

La frustración de 2023

-Gustavo, comentaba antes el tema de 2023 que todavía le sigue dando vueltas.

Todavía no le encuentro la vuelta a ese final. Porque estuviste cerca y después te quedas sin nada. La verdad que fue una frustración muy grande. Si tengo que hacer un análisis a la rápida, en un poco más de 30 años de entrenador, fue una de las frustraciones más grandes que tengo, junto con la pérdida del título que tuvimos con la U en 2006. Porque la U fue mi equipo desde niño; después toda mi identificación ya de jugador y de entrenador es con Cobresal. En lo de 2023 lo que más nos perjudicó fueron los 40 días que tuvimos de para, previo a las últimas fechas del campeonato, porque estuvimos 16 fechas como punteros. Si ganábamos los dos partidos de local que nos quedaban, con Audax Italiano y Universidad de Chile, éramos campeones. El primer partido de vuelta después de ese largo receso lo jugamos con Audax: hicimos un muy mal partido y perdimos. Fue el único partido que perdimos en el año de local y eso, obviamente, significó para mí la pérdida del título. Porque después fuimos a Rancagua y empatamos a cero, un partido que podíamos haber ganado, pero sí habíamos sentido el impacto. En la penúltima fecha, a la U le ganamos a última hora. Pero Huachipato ganó en Chillán, a la misma hora que nosotros estábamos haciendo el gol del triunfo, en los descuentos. En el último partido contra Unión Española, en Santiago, tuvimos una merma muy grande de jugadores suspendidos, de lesionados y no tuvimos la fortaleza futbolística y anímica como para, por lo menos, empatar y llegar a una definición. Por eso fue muy frustrante, y también me repercutió en todo lo que fue, sobre todo, el primer semestre del campeonato 2024, donde, personalmente, yo creo que no tuve la respuesta para motivar en esa Copa Libertadores y en la primera rueda. El impacto fue muy fuerte.

El entrenador aún lamenta el título que se le escapó de la mano en el 2023. A su lado,  el delantero panameño Cecilio Waterman.
Gustavo Huerta y una profunda frustraciónEl entrenador aún lamenta el título que se le escapó de la mano en el 2023. A su lado, el delantero panameño Cecilio Waterman.

-¿Y como vivió la frustración del título perdido en 2006, de la final con Colo Colo...?

Ahora, a lo mejor distinto, en el sentido de que Colo Colo en ese tiempo fue uno de los mejores equipos. Pero en 2006 estuvimos muy cerca, en los dos partidos de definición, tanto en el primero, que perdimos a última hora con un tiro libre, y después cómo ganamos la vuelta y la definición a penales. Fueron un impacto fuerte, especialmente porque de chico era hincha, fanático de la U. En el caso de Cobresal, la identificación que tuve en mi etapa de jugador y las veces en que he estado como técnico, me han hecho tenerle un tremendo cariño y agradecimiento al club. Por eso que fue, insisto en las palabras, muy frustrante perder el título. Nos faltó ese cachito que nos hubiese permitido quedar más todavía en la historia de este lindo club.

Los objetivos de 2025

-Y ese golpe también afectó al plantel, a tal punto que llegó este año y se vino una renovación.

Por eso también. Creo que teníamos ya un equipo (piensa)... un poco gastado. Ya llevábamos juntos casi tres años y las respuestas no estaban. Y en este caso fue muy clara la conversación que yo tuve con los dirigentes: me iba o se iban los jugadores. Y no era un tema personal con ellos, sino que era un tema estrictamente futbolístico y había que tomar decisiones. Tuve el apoyo de los dirigentes para buscar esa renovación que se hizo.

-¿Y cree que se adaptaron bien?

Los jugadores se han integrado muy bien. La base del equipo ya no es la que estaba o estuvo varios años, sino que la mayoría son nuevos. El inicio de los trabajos, en la pretemporada, fue muy importante para afianzarnos en la parte personal, en el camarín y después en cancha. Tuvimos un inicio malo en la Copa Chile y era lo que habíamos hablado con los dirigentes; como no íbamos a tener partidos amistosos, porque empezamos el 2 de enero y esos partidos previos al inicio campeonato lo íbamos a hacer en la Copa Chile, íbamos a probar, a ver, que los jugadores se fueran afianzando. No tuvimos los resultados que queríamos, pero sabíamos que iba a ser así. Nosotros normalmente en la pretemporada, cuando vamos a jugar a Santiago, casi nunca tenemos un resultado positivo, y esta vez no fue la excepción. Lo bueno es que, dentro de todo, estamos como queremos: entre los ocho de arriba, para darle tranquilidad al club.

-¿El objetivo es que el club permanezca en la división?

Eso es vital, es el principal objetivo. Después, obviamente, lo que conversamos internamente con los jugadores. Vamos viendo lo que son nuestras capacidades individuales, las respuestas en lo colectivo y buscamos estar lo más arriba posible. Pero, fundamentalmente, el club va a subsistir en función de que esté en Primera División

-¿Y para eso tiene un piso de puntos?

Yo siempre manejo un promedio, hago un paquete de cinco partidos. Les digo a los jugadores que si nosotros sacamos un promedio de 5 o 6 puntos cada 15, vamos a pelear el descenso. Si sacamos ocho puntos como los que sacamos ahora, vamos a estar en Copa Sudamericana. Y si sacamos 10 puntos cada 15, vamos a estar peleando el título. Habitualmente uno revisa la estadística y eso es lo normal.

-¿Siente que Cobresal de local es un rival incómodo para el resto?

Creo que sí. Independientemente de la campaña del año pasado, donde también tuvimos muchos goles en contra. Normalmente damos buena pelea.

-Cuando ve sus partidos de local por televisión, ¿se ha dado cuenta que se escucha todo su relato en El Salvador?

(Sonríe) Lo que pasa que aquí es muy poca gente (vuelve a sonreír). A veces me da vergüenza cuando veo el partido de nuevo y me escucho. “Quédate callado un rato”, me digo a mí mismo. Pero es lo que siento. Cuando empecé como entrenador generalmente estaba muy callado y sentía un dolor en la boca del estómago. Me aconsejaron que tenía que desahogarme, que tenía que hablar, que tenía que gesticular, porque me estaba provocando daño. De repente a los que están en la banca les digo que no me hagan caso porque estoy hablando todo el partido.

-¿Algún jugador le ha dicho algo?

No, porque generalmente no se trata de venderlos ante el público, como se dice, sino que es de estímulo, de levantarlos, de prever alguna situación que la hemos conversado. Porque trabajamos la semana en función de eso, de las fortalezas y las debilidades que uno ve en un rival. Después mostramos imágenes y el jugador de repente igual se ‘come’ situaciones. Entonces hay que estar permanentemente con todos los sentidos puestos.

"A veces me da vergüenza cuando veo el partido de nuevo y me escucho. 'Quédate callado un rato', me digo a mí mismo. Pero es lo que siento".
Gustavo Huerta ya no se guarda nada"A veces me da vergüenza cuando veo el partido de nuevo y me escucho. 'Quédate callado un rato', me digo a mí mismo. Pero es lo que siento".

-¿Quién le recomendó cambiar y empezar a hablar en los partidos?

Fue un médico, porque fui a consultarlo y a decirle que sentía como un boquerón al lado del estómago. Y me dijo que así me iba a salir una úlcera: ‘Tienes que desahogarte, tienes que hablar’. Tiene que ver con que yo soy muy para adentro. No tengo muchos amigos. Yo creo que un factor importante fue el hecho de estar tanto tiempo acá en El Salvador también. Me considero un lobo solitario, soy medio ermitaño, tengo pocos amigos, no soy de vida social. Ni siquiera estando Santiago. Yo comparto con mis hijos cuando estoy allá o con un amigo que tengo de la época en que yo era jugador de Cobresal, y él era preparador físico (Patricio Moreno). Somos muy amigos, pero después soy muy de la casa. Me cuestan hasta la relaciones familiares, las relaciones públicas. No soy mucho de llamar por teléfono. Mi personalidad es bien especial.

-¿Siente que es un entrenador respetado por su colegas?

Siento que hay un respeto a mi trayectoria, también como yo la he sabido llevar en función de los colegas, a los que nunca salgo a criticar. Tampoco trato de pelearme con ellos, en lo absoluto. Soy muy respetuoso de las opiniones y no busco el conflicto. Tampoco soy mucho de dar entrevistas por lo mismo, porque hoy día los portales, los medios de comunicación, solo tratan de sacar la cuña. Me ha pasado de repente me he tenido que negar con una persona que por ahí conozco. Entonces, por eso siempre soy un poco reacio a la entrevista, para evitar el conflicto.

-¿Tiene psicólogo en Cobresal?

Teníamos. A ver, voy a ser bien sincero. He tenido malas experiencias, porque cuando mejores resultados hemos tenido, es cuando no hemos estado con psicólogos. (Piensa) Por lo menos, el último que teníamos quería meterse en todo y, obviamente, que tuve que prescindir de él por lo mismo.

Las enseñanzas de jugador

-¿Cuál fue el mejor compañero o el mejor jugador con el que ha jugado?

Tengo que hablar de mi época de Cobresal. Es un compañero de la zaga: Manuel Araya (Ramos), que después lo llevaron a México (Tampico). Hicimos una dupla muy fuerte. Después, sería egoísta no quedarme con el mediocampo que teníamos con Luis Valenzuela (González) y Manuel Pedreros. Tremendos jugadores, una técnica exquisita. Y arriba con los goleadores. Nelson Pedetti, un tipo extraordinario, que estuvo en las mejores campañas que tuvo el club en esa época, el que le enseñó muchas cosas a Zamorano. Bueno, Iván también. Después estaban Rubén Martínez con (Sergio) Salgado. Pero independiente de las campañas, soy un agradecido al fútbol y un agradecido a los futbolistas con los que compartí, porque aprendí de las cosas buenas y de las cosas malas. Eso me sirvió mucho para después en mi etapa entrenador, de conocer la esencia de lo que lo que es futbolista. Me han hecho estar vivo, en el buen sentido, despierto. Esa es más correcto, me han hecho estar más despierto, porque no me lo quita nadie de la cabeza que hay jugadores que te hacen la cama de repente, en la interna. Eso me ha hecho estar despierto en función de cualquier situación, por muy pequeña que sea. De pararla inmediatamente. Y cuando he tenido que tomar decisiones de sacar un jugador de algún plantel he tenido, sobre todo aquí en Cobresal, he tenido el respaldo total de los dirigentes. Pero en general soy un agradecido del jugador.

-¿Algunos jugadores le han generado olitas internas?

Sí. Hay jugadores que por sus características y, por ahí, el que no está jugando. Yo siempre me ocupo mucho más del jugador que no está jugando, sobre todo los primeros días de la semana. Porque generalmente hay trabajo diferenciado y allí me ocupo mucho del que no está jugando y ahí uno ve la respuesta, con quién se junta, qué es lo que dice, qué es lo que habla. Y después lo primero que digo es que podemos equivocarnos en un gol, pero la actitud aquí no se transa, porque somos un pueblo minero donde el tipo que va a trabajar a la mina, no sabe si va a volver a su casa después. Entonces nos movemos nosotros en el límite en ese aspecto.

-Entonces le gusta la frase de Cobresal: insoportablemente vivo.

Sí, es buena, porque aquí en Cobresal todo cuesta. Nos cuesta salir de acá, de El Salvador para ir a Santiago, ir a tomar el avión nomás y llegar al hotel son seis horas de viaje. Entonces por eso que el dicho o la frase está bien puesta.