- “Hay muchas cosas para modificar, no solamente el tema técnico, sino también el físico. El jugador chileno cuando llega a Primera, físicamente es mucho más delgado, mucho más débil que un jugador argentino o brasileño”.
- “Ya no sirve gritarle o retar a un chico (...) Hoy, cuando los chicos hablan, uno tiene que escucharlos, porque es una generación que viene nueva, que tiene otra cabeza totalmente diferente.”
A los 36 años, Emiliano Vecchio tiene claro que no son muchas las temporadas que tiene por delante como futbolista. La certeza del jugador argentino es que seguirá inmerso en el fútbol profesional, pero como entrenador. Ya hizo el curso, e incluso dice que tiene elaborado un proyecto a la espera de algún club interesado.
Pero, en tanto, sigue cumpliendo el rol de jugador profesional en Defensores de Belgrano, de la Segunda división argentina. Desde allá, Vecchio se da el tiempo para hacer memoria y analizar las enseñanzas que le dejaron sus pasos por Chile, que tuvieron una primera parte desde 2012 hasta 2015 -en Unión Española y Colo Colo-, y luego, en la pasada temporada en el club hispano, que no cerró de la mejor manera.
-¿En qué lugar de su carrera como futbolista ubica a Colo Colo?
¡Qué pregunta! Porque la Unión Española me dio la oportunidad de jugar en Chile, de meterme en el ámbito nacional, en ese momento. La repercusión de Colo Colo es como la de Boca o River acá en Argentina. Nueve de cada diez personas en Chile me decían que eran de Colo Colo. Una locura. Me hizo reconocido a nivel internacional. De todos los equipos que jugué, lo pondría en el número dos o tres, porque el primero es (Rosario) Central, obviamente, pero Colo Colo está en el dos o tres peleando con Santos de Brasil, que también es un gran equipo.
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-¿El mejor Vecchio que se vio en Chile fue el de la campaña con Unión Española en 2012 o el que después estuvo en Colo Colo?
Mi primera impresión es que el 2012 en Unión Española fue la que mucho más impactó. Pero sí, creo que en Colo Colo hubo un momento de muy alto nivel también. Teníamos un gran equipo. Si me quedo con uno, creo que fue el de 2012, un año que me salía prácticamente todo, junto con el 2014. Esos fueron los dos mejores años en Chile.
-El Vasco Arruabarrena se refería hace unos días a la importancia de tener tipos pesados a la hora de los momentos importantes. Tuviste a Paredes, Barroso, Pavez, Fierro y la del 2014 fue una campaña tremenda. ¿Cómo fue jugar con todos esos jugadores bravos?
Ufff... Eran (Justo) Villar, (Gonzalo) Fierro, (Julio) Barroso, (Jean) Beausejour, en un momento jugaban Pavez, Pajarito Valdés, (Esteban) Paredes. Después llegó Humberto Suazo en el 2015, si no me equivoco. Jugué con jugadores de Selección, teníamos un equipazo. Nosotros vivimos una transición, mi primer semestre en Colo Colo fue malo en líneas generales, pero después llegaron Barroso, el Pájaro, llegó Justo Villar y formamos un equipazo. Era un equipo de hombres, salíamos a la cancha y prácticamente era muy difícil que nos pudieran ganar. Obviamente, a veces perdíamos, pero teníamos esa sensación de tener un equipazo.

-Dices que salías a la cancha prácticamente sabiendo que, salvo un milagro, ibas a ganar.
Podía tener un mal día en general, porque por ahí lo tenía, pero estaba el Pájaro (Valdés), estaba Esteban, había muchos jugadores de jerarquía que cuando la pelota pesa, cuando quema, ninguno se escondía, jugaban todos. Entonces era muy, muy difícil, perder con ese equipo.
Cinco veces con el Coto Sierra
-Héctor Tapia hoy está a cargo de las menores de Colo Colo, pero fue el técnico en 2014. ¿Qué recuerdas de él como entrenador en ese momento?
A mí me llamaba mucho la atención su corta edad, porque era muy joven en ese momento. Tenía 34 años y lo que me llamaba la atención era la tranquilidad que tenía. Tenía conceptos muy claros. Le tocó agarrar un Colo Colo que venía muy mal, armó un buen grupo, un buen equipo y jugábamos espectacular. Pero era una persona muy simple, muy clara, un ser humano muy correcto.
-Con José Luis Sierra ha tenido varios encuentros en distintos clubes, para empezar en Unión Española y después en Colo Colo. ¿Ha sido el técnico que ha marcado quizás tu carrera?
A él lo tuve en cinco pasajes, o sea, dos veces en Unión Española, una en Colo Colo, lo tuve en Dubái y en Arabia Saudita. Coto marcó mi carrera, fue como un padre futbolístico para mí, una persona a la que admiro mucho. Siempre me llamó la atención la manera que tiene de ver el fútbol. Es una persona que a sus jugadores y a sus equipos les da mucha claridad. No es muy complicado en lo que pide. Le gusta el jugador que juega bien, que trata bien la pelota. Me dio la oportunidad de ir a Chile en el 2012, cuando yo la verdad no era conocido ni nada, y a pesar de que en ese momento yo era joven, y cuando uno es joven se manda algunas macanas, él siempre me ayudó y me sacó adelante. Así que para mí siempre fue como un padre.
-Dices que el Coto Sierra fue como un padre. ¿Tuvo que ser bastante paciente luego de aquel episodio en que inventaste la muerte de un hermano para zafar de una ausencia? ¿Qué fue lo que te dijo en ese momento cuando volviste y se supo que era una historia falsa?
Yo era muy joven y me sirvió muchísimo. Cuando pasó, claramente fue una desilusión para ellos. En ese momento yo estaba muy bien. Unión Española me había renovado contrato por cinco años, luego de un semestre espectacular. Me querían Católica, la U, Colo Colo. Coto me dijo: ‘Mirá, si yo te dejo ir, te echo, te hago un favor porque te vas a uno de esos equipos. Entonces, te vas a quedar acá, vas a rendir un castigo y en el momento que yo vea que es necesario que vuelvas a jugar, vas a volver’. Y bueno, me tuvo como un mes y medio afuera. Entrenaba con la reserva, ¿viste? Fue también un lapso en que el equipo no ganaba y no ganaba. Y en un partido me pone de la nada, contra Palestino, y hago el gol. Y ahí empecé, retomé, y bueno, aprendí obviamente todos los errores que había cometido.

“Vengo de la vieja escuela, pero no aplico el castigo”
-¿Cuánto le debes al fútbol chileno, se nota que eres un tipo muy agradecido?
Imaginate que yo en Argentina jugué en total de cinco años más o menos entre todos los equipos y en Chile jugué cinco años también. Chile me dio dos hijas también. Es un país que a mí siempre me ha tratado de una manera increíble. Leo muchísimo sobre el fútbol chileno, porque me dio la oportunidad de ser conocido, de crecer como jugador y como persona. Al pueblo chileno en general le agradezco muchísimo por todo.
-Hoy ya más maduro, referente para muchos de los jugadores jóvenes y más cerca del retiro, ¿qué les aconsejas a los que están recién empezando en Defensores o los que te han tocado seguramente en Racing, en Rosario, en tus últimos clubes?
Y bueno, hoy me pasa que cuando un chico comete un error, no soy de la vieja escuela, vengo sí de ahí, pero no aplico esa regla (del castigo). Considero que el error es parte de. Como me dijo una vez Aurelio Pascuttini, la juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo. Y es así. El error es necesario también. Lo que sí, los grandes tenemos que acompañar en ese proceso, hablar, tratar de acortar ese margen de error. Hay muchos chicos que lo entienden antes, hay otros chicos que lo entienden después; pero cuando cometen el error, no hay que matarlos. Hacerles entender que es parte de, para que pueda cambiar. Si lo modifica, bien, y si no lo modifica, queda afuera del sistema. Tampoco hay mucha vuelta.
-Eres de la idea de acompañar desde el diálogo, entonces, no retando o gritando, la técnica que regía hace 20 años.
Es que ya no sirve, porque hace veinte años era otra generación. Nosotros, los pibes, subíamos (de categoría) y no decíamos nada. Hoy, cuando los chicos hablan, porque en los vestuarios ahora hay más jóvenes que gente grande, uno tiene que escucharlos, porque es una generación que viene nueva, que tiene otra cabeza totalmente diferente. Obviamente, uno tiene sus ideas y sus principios, pero también tiene que escucharlos y hacerlos parte. No creo que uno tenga que cerrarse a que los grandes son los grandes. Para mí eso no existe.
-El fútbol chileno ha sido de contratar históricamente a los típicos volantes ’10′ argentinos. Eres un claro ejemplo. ¿Es un formato de juego que gusta en Chile o es que el fútbol chileno no produce ese estilo de jugador?
En Chile es uno de los pocos países en que todavía se juega con un 10, porque se ha ido perdiendo eso en otras partes. Creo que contratar jugadores en Argentina o de otros lugares para que jueguen en esa posición, no sé si es una crítica, pero es un llamado de atención. El jugador chileno es súper talentoso; a veces, el jugador argentino lo supera con actitud o con otras cosas, pero habría que poner un poco de foco ahí, en eso de los números 10. Creo que los trabajos de base, yo he estado en Unión Española, no son los mejores. Hay muchas cosas para modificar, no solamente el tema técnico, sino también el físico. El jugador chileno cuando llega a Primera, físicamente es mucho más delgado, mucho más débil que un jugador argentino o brasileño. Chile tiene las herramientas, porque es un país avanzado. Simplemente hay que armar buenos proyectos a largo plazo.
-¿Sientes que hay talento, pero que a nivel infraestructura Chile da una ventaja?
Da esa ventaja, totalmente. La da porque en Argentina los chicos, compañeros míos que entrenan con 16 años, son unas bestias. Van al gimnasio y son animales. Y vos le preguntás adónde quiere jugar, y te dice ‘yo quiero jugar en el Real Madrid‘. Y el jugador chileno, de grande le preguntás, te contesta: ‘En Colo Colo’. Sin desmerecer, pero yo siempre digo que tiene que apuntar a Real Madrid. Después, si no puede jugar en Real Madrid, jugar en Colo Colo, que es un equipo enorme a nivel mundial. Pero el jugador argentino tiene esa mentalidad de trabajar e irse a jugar al Real Madrid. El tema de la mentalidad con el chileno hay que verla.
-¿Estás diciendo que el jugador chileno se la tiene que creer más, en el buen sentido de la palabra?
Obvio, porque a ver, no es casualidad esa generación que sacó Chile. Hubo buenas generaciones, creo que fue la del ’73, después la del Coto (Sierra), ahora esta última generación, que era espectacular. El jugador chileno es súper talentoso, pero se la tiene que creer un poquito más.

“Si Unión clasificaba a la Copa Libertadores, yo hubiera seguido”
-En aquel famoso partido de Unión Española-Colo Colo en que se definió el título para Unión, años después dijiste algo como que no le ibas a marcar un gol a la Unión. ¿Crees que la gente de Colo Colo entendió tu ‘ejercicio de honestidad’?
Mirá, ese semestre en Colo Colo fue el peor (N. de la R.: Torneo Transición 2013). Nosotros ganamos creo que cuatro partidos, sacamos muy pocos puntos, salimos como decimoterceros o decimocuartos. Junto con Católica, Unión Española era un equipazo. Fuimos a jugar a la cancha de Unión. ¿Podíamos ganar? Sí, claro. ¿Podíamos perder? Sí, teníamos muchas chances, porque perdimos casi todos los partidos y porque éramos un desastre. Siempre lo dije. Y Unión Española nos creó 15 situaciones de gol. Ese partido nos podía haber hecho 4 a 0. Y yo claramente si tenía la oportunidad de hacer un gol frente al arco, lo iba a hacer; no es que no lo iba a hacer, obvio que lo iba a hacer. Pasa que después lo dije como broma, y bueno, también se malinterpretó y yo lo entiendo. No me enojo por eso, pero yo siempre fui un profesional. Imaginate cuando para un Racing-Central, en cancha de Racing, nosotros veníamos peleando el campeonato y yo hice un gol y una asistencia. Ganamos 4 a 3 y hasta en un momento casi gritó el gol, y soy fanático de Central. O sea, tengo tatuado todos los escudos de Central en el cuerpo. Siempre fui profesional.
-Sorprendió cómo te fuiste de Unión Española por todo lo que significas para la historia de ese club. ¿Qué fue lo que pasó?
Yo llegué a Unión Española después de varios traspiés del equipo, no entrando en Copa ni nada. Se formó un buen grupo. Habíamos comenzado bien, después tuvimos alguno que otro traspié y llegó el Coto (Sierra). Creo que tuve algunos que otros se pueden decir cortocircuitos con una persona que trabaja de club (N. de la R.: el ex gerente Cristian Rodríguez), a quien respeto mucho. Por ahí él no compartía algunas cosas mías y yo no compartía algunas cosas de él, pero nada. Yo intenté hacer lo mejor. El equipo entró en Copa (Sudamericana). Lamentablemente, no pudimos sacar puntos para entrar a Copa Libertadores, que era mucho mejor. Después, el club decidió hacer una renovación en la cual yo no estaba, tampoco el Pulpo González. Habíamos sido dos pilares en esa campaña en la que se clasificó a la Copa, pero ya, se dio de esa forma y lamentablemente me tuve que ir de Chile. La verdad es que tenía muchísimas ganas de quedarme, pero se dio de esa forma. En los últimos dos partidos que perdimos, que me hicieron quedar afuera, fue también algo que por ahí don Jorge (Segovia) no le gustó y tomó decisiones. Me tuve que ir yo y el Pulpo. Pero si hubiésemos entrado Copa Libertadores, por ahí habría tenido alguna otra chance de seguir en Unión.
-¿Tienes pensado que que va a ser el día después?
Bueno, ya hice los tres años de entrenador, así que apunto a eso. Tengo armado un proyecto para presentar en los clubes el día de mañana, si tengo la oportunidad. Y nada, voy con eso tratando de mejorar, de ir teniendo herramientas para cuando me toque poder empezar a entrenar, que me gustaría mucho.
-El hecho de haber jugado en Chile puede ayudarte un poco a tener puertas abiertas...
A mí me encantaría. Soy una persona que le gusta mucho el fútbol, que conoce el fútbol chileno, que sé cómo se maneja, de la manera que se juega y bueno, uno nunca sabe, uno siempre se tiene que preparar porque la vida te da sorpresas constantemente.