El niño Juan José Ribera caminaba media cuadra y llegaba con el tiempo exacto a entrenar en el Club Gimnástico Alemán de Temuco. Sabía que era el mejor de su equipo, que llegaba y se calzaba la 10, con esa pegada de zurda que lo caracterizó desde siempre. Le gustaba jugar, lo disfrutaba, pero no pensaba en que sus virtudes futbolísticas se transformarían en una carrera profesional.
“Desde chico me gustó el fútbol. Pero como soy de Temuco, hice varios deportes, como básquetbol y un par de años de vóleibol, pero siempre estuve ligado al fútbol. Pero era un complemento, nunca me lo tomé tan en serio. Me gustaba, como le gusta a cualquier niño jugar al fútbol. Estaba muy cerca de la cancha. Me lo tomé un poco más en serio después. Es una historia bien bonita”, explica Ribera, hoy con 44 años, y entrenador de Audax Italiano, uno de los equipos que marcha en los puestos de avanzada del Campeonato Nacional.
“Se hizo una preselección nacional en el proceso de (Xabier) Azkargorta, cuando estaba a cargo de la Selección Adulta. Se buscó generar en las divisiones menores, con preselecciones en cada provincia. Entonces me llama el profesor César Espinoza, de mi escuela, junto con Walterio Álvarez, el profesor de Educación Física de mi colegio, para decirme que tenía que entrenar de lunes a jueves en la cancha del Bajo. Cancha de tierra, lógicamente. Y recuerdo que fuimos 30 jugadores elegidos por los monitores de Temuco, Valdivia y Puerto Montt. De los 30, quedamos dos, y quedaron en llamarme. Siempre te decían lo mismo, pero esta vez llamaron a mi casa, al teléfono fijo, para decirme que tenía que ir a otra prueba, que fue en el Germán Becker, donde estaba el “profe” Contreras, que era preparador de arqueros en ese tiempo de la Selección, y Vladimir Bigorra, que era el técnico principal de esa selección. Pasé esa prueba y me dijeron que me tenía que presentar en Pinto Durán, que nos pagaban los pasajes. Fui durante un mes, éramos como 30, literalmente de Arica a Punta Arenas. Quedamos siete, que nos juntamos de vuelta con 23 más para hacer 30 y el final de ese filtro completo quedamos cuatro, que nos juntamos con los de la Región Metropolitana, para ir a una Copa Cairo, que se televisaba, allá por 1994 o 95. Yo era titular y no tenía club. Entonces era muy llamativo. Recuerdo que el primer partido con Estados Unidos, salía el nombre y el equipo de cada uno. Claudio Maldonado, número 3, Colo Colo; Alonso Zúñiga, número 8, Colo Colo; Milovan Mirosevic, número 10, Universidad Católica. Yo jugaba con la 9 y decía, Juan José Ribera, sin club. Entonces me llamaron de todos lados para poder ir y al final con mi viejo elegimos ir a la Católica, porque era un formador de personas. Recién ahí me lo empecé a tomar en serio. Dije, chuta, parece que me tengo que ir a Santiago, parece que me tengo que cambiar de ciudad. Parece que me tengo que ir solo. Después llegó el Sudamericano, donde clasificamos al Mundial de Egipto 97”, rememora el actual técnico itálico.

-¿Qué es lo mejor de tu carrera futbolística?
Las buenas personas que conocí, que son amigos hasta el día. No me atrevería a nombrar alguno en particular porque fueron varios. Siempre tuve buena relación con mis compañeros. Después, el hecho de haber sido campeón, de haber jugado un Mundial juvenil. Me tocó la fortuna de salir campeón en 2002 con Católica y con Unión Española en 2005, pero con la Católica tuve poca participación. Uno se siente más partícipe cuando juega todos los partidos, cuando se siente más inserto, cuando tiene más minutaje de juego, cuando tiene más ‘relevancia’. Y con la Unión jugué casi todos los partidos. Tuve la posibilidad convertir un gol en la final. Por lo tanto, ambos torneos fueron muy importantes, pero uno siente más aquel en el que participa más. Hay que ser realista y en ese sentido fueron dos momentos memorables, es el sueño de un jugador de ser campeón.
-¿Por qué quisiste ser entrenador?
Porque siempre me gustó. Antiguamente era poco lo que se podía analizar, pero yo siempre fui muy bueno en conocer jugadores. Yo compraba La Tercera todos los lunes y veía equipo por equipo, nota por nota, posición por posición. Yo era mucho de leer. Siempre me gustó la estrategia y la competencia, por lo cual quise seguir ligado al fútbol. No me veía trabajando en una oficina, tampoco me veía trabajando en el fútbol joven o con niños. Eso es muy vocacional y yo no sentía esa vocación. Entonces empecé a estudiar en 2010, ya tenía 30 y todavía era jugador. Como que no me veía en otra faceta, nunca evalué tener mi empresa o ser ingeniero, estudiar periodismo o estar ligado a las comunicaciones.
El ‘Coto’ que se hizo entrenador
Hasta el primer tercio del certamen, Audax se ubica en la parte alta de la tabla de posiciones, con el equipo más goleador del torneo y uno de los equipos de menor posesión del campeonato (45%). Ribera ha jugado la mayoría de los partidos con línea de cuatro en el fondo, cuando en su carrera era un DT acostumbrado a una defensa de tres.
-Si uno piensa en JJ Ribera, lo liga inmediatamente a la línea de tres. ¿Qué cambió en este torneo que en la mayoría de los partidos ha jugado con cuatro en el fondo?
En lo personal, partí jugando con línea de cuatro en Malleco Unido, en 2014. Después, tuve la posibilidad ser ayudante de (Fernando) Díaz en Arica y él, por lo general, juega 4-4-2. Después fui a Concepción y siempre jugamos con línea de cuatro. En Coquimbo partimos jugando 4-4-2, hicimos una primera rueda con línea de cuatro y la segunda rueda fue con línea de tres. Después, fuimos a Rangers y jugamos 4-2-3-1. Pero claro, hicimos esa línea de tres, un poco más nuestra, con Fernando Solís, mi ayudante, y la fuimos perfeccionando, le fuimos dando matices y hoy intentamos ser lo más flexibles posibles, no casarnos con algo, buscar que el jugador se sienta cómodo en lo que está haciendo. Estamos tratando de ser versátiles. Es un poco lo que hemos trabajado con la gente del club. También es parte de nuestro eslogan, el poder ser versátil, el poder sorprender al rival, el poder cambiar cuando no se está dando algo, tener la valentía de modificar porque hay veces que no resulta.

-Otra característica de los equipos de Ribera es la poca posesión de balón, ser un equipo más directo.
Sí, a mí la verdad que no me gusta la posesión de balón para sumar números en lo que sale después de las pantallas de televisión. No sé, tal equipo 55%, otro equipo 45%; si es para sumar en la pantalla, eso no me interesa mucho. En realidad, me gustaría desglosar la posesión de balón. ¿En qué campo? Por ejemplo, si esa posesión de balón se da en pases entre centrales y arquero o en pases entre extremos y el 9, o entre volantes y el 10 en campo rival. Siempre me gusta tener el balón para hacerle daño al rival. Eso es lo que yo busco con el balón: hacerle daño al rival. No manejar el balón por manejarlo o por tener posesión. Antes si buscábamos jugar balones por arriba, pero hoy te podría decir que nos gusta más el ataque agresivo, el ataque directo con perfiles de control hacia adelante, con pases hacia arriba, con pases arriesgados. Y eso es lo que siempre nos ha caracterizado: transiciones en ataque más veloces, pero cuando ya tenemos la posesión del balón, nos gustan los movimientos hacia arriba de nuestros jugadores, de jugar hacia adelante, de hacer daño. Para mí el fútbol es que te hagan el menor daño posible y con balón tratar de hacer el mayor daño posible al rival.
-Si tuvieras que completar la oración en una frase corta: “No me gusta la posesión, pero…”
No me gusta la posesión, pero encuentro necesario tener el balón para hacerle daño al rival. Eso es, en definitiva.
La tercera parte en Audax
-Llegaste por primera vez a Audax en 2018 para salvar al equipo del descenso, después en 2022 con la misma misión y el año pasado para tomar el equipo complicado en la zona baja. ¿Para qué sirvieron los dos pasos anteriores?
Para conocer la idiosincrasia del club, conocer lógicamente sus instalaciones, sus hinchas, su ambición, su deseo. Es un club necesitado de logros. Por todo el tiempo que ha pasado de no tener un campeonato. Nosotros tuvimos la posibilidad jugar la final de Copa Chile, hubiera sido maravilloso poder lograrlo en 2018, que la perdemos con Palestino. Nos ha servido para conocer un poco el Audax desde adentro, los hinchas, la pasión que le ponen. Si bien no es excesiva la cantidad de hinchas que tenemos, pero sí son fieles, siempre van al estadio, aunque el equipo vaya mal. Después, adentro ha mutado en cuanto a los dueños, han sido diferentes procesos. Nosotros hemos llegado a tres procesos a salvar el equipo del descenso, hemos llegado en momentos difíciles y eso nos ha servido en esta pasada para inculcarle a nuestros jugadores que nuestra idea es buscar algo más, meternos en Copa, ser competitivos en cada partido. Y los jugadores se han sentido alineados.
-El presidente, Gonzalo Cilley, dijo que quiere convertir a Audax en el cuarto grande. ¿Qué le falta para eso?
Eso es un proceso largo. Ser el cuarto grande, según lo que entendemos nosotros y lo que hemos conversado, no es salir cuarto en el campeonato, sino tratar de formar o asentar bases para que el equipo pueda jugar de esta manera. Ya tenemos puntos bien sólidos de eso. Con el correr del tiempo, que sea un equipo que juegue gente joven, independiente del entrenador de turno. Ser un equipo dinámico, un equipo versátil, un equipo que se atreva a poner gente joven, como Mario Sandoval, como Martín Jiménez. Yo creo que por ahí va un poco lo del cuarto grande y para eso se requiere tiempo, porque que van a haber vaivenes en el camino que hay que sobrellevar y que hay que estar convencido de que ese es el camino.
-Dentro de este plantel de Audax, ¿qué jugador le sorprendió?
Bueno, no te voy a decir (Leonardo) Valencia, porque es más visto. Hoy te podría decir que me gusta la seriedad de (Enzo) Ferrario. Uno lo enfrentó, pero al final te das cuenta que lo que entrena y trabaja es cómo lleva su partido. Ferrario representa lo que entrena, con errores y virtudes, pero con concentración a tope. No me sorprendió su rendimiento, sino cómo lleva su semana. Me ha gustado la versatilidad de Jorge Espejo. Me ha gustado muchísimo Martín Jiménez, que es un chico de la casa. Al ser seleccionado, nos llamó la atención. No nos decidimos por él el año pasado porque era en un momento muy duro, muy difícil de sobrellevar, de pelear el descenso que es complejo, pero cuando nos salvamos, queríamos que participara en la pretemporada para ver cómo sobrelleva su carga de duelos con gente más grande. Tiene muchísimas condiciones y lo mismo me ha pasado con Mario Sandoval. Son muchachos a los que no les ha pesado el momento en el cual han entrado en los partidos y pensamos que tienen también para mucho más. Después, a Leo (Valencia) lo conocía como lo conocen todos, pero el liderazgo que él ejerce desde su lugar dentro del camarín es un tema que sí me llama la atención. Está pendiente de los detalles, preocupado de detalles como la propina cuando uno va a un hotel, por ejemplo. Son cosas que un líder ejecuta y que yo no sabía que las hacía.

-De tu experiencia de haber jugado en algún momento de lateral, ¿qué proyección le ves a Esteban Matus?
Muchísima. Yo fui lateral izquierdo con poca marca, con muy poca pasada, que era más de pase largo y de remate. Esteban tiene técnica maravillosa, siempre fue extremo. Llegó a ser el 10 en su momento, en su categoría. Luego, por lo que va sucediendo muchas veces con los zurdos, los van mutando de posición, los van cambiando. Creo que le costó al principio asumir esa labor. Hoy está corrigiendo el aspecto defensivo, hoy está teniendo un recorrido buenísimo desde lo físico y creo que eso ha hecho que sea muy llamativo en el campeonato. Me parece que es de los buenos jugadores del campeonato, en una posición que en Chile tampoco abunda. Va por buen camino y nosotros tenemos que estar muy cerca de él, porque es joven todavía.
“Me veo reflejado en Nico Orellana”
-¿Qué le hizo pensar en Nicolás Orellana en la posición de volante mixto?
Me vi reflejado en él. Nosotros teníamos la renovación lista de Santiago Dittborn, pero surgió un problema final y no pudo estar con nosotros. Y dentro de la conversación con los directivos, una de ellas fue cuál era nuestro próximo volante mixto. Yo pensé en Nico (Orellana) porque es un profesional de tomo y lomo y es un tipo inteligente. Tiene muy buena lectura del juego y sus cualidades técnicas están a la vista. Entonces sentí que tenía todas las condiciones como para poder hacerlo y lo conversamos en la pretemporada. Al final, es un tipo que nos entrega mucha calidad técnica en la mitad de cancha y en el último cuarto. Además, le ha tocado estar muchas más veces en zona de remate frontal. De hecho, hablamos un poco de sus goles porque para él como extremo izquierdo su opción de remate es con un ángulo diferente. Siempre es como cerrando por su sector, pero su ángulo de arco es distinto. Él llega ahora de frente al arco, tiene muchas más posibilidades de ejecutar. Recuerdo su gol con Palestino, entonces eso le entrega un abanico más importante de finalización.
-¿Y por qué se siente reflejado en Orellana?
Porque ‘Nico’ hace buenos cambios de frente y en toda la vida me gustó el cambio frente. No me siento reflejado sólo porque es zurdo, porque es una posición diferente. Además, Orellana tiene mucho más despliegue que lo que tuve yo en mi tiempo, que se corría mucho menos... menos mal que no había GPS (sonríe).
-¿Molesta que las críticas al equipo apunten a que muchas veces parece depender de Leonardo Valencia?
Yo creo que hasta ahora hemos demostrado una dependencia, porque el partido que no jugó con Católica, fue un partido bajo del equipo en general y no generamos mucho. No me molesta, pero sí creo que tenemos que meter un matiz para poder bancarnos mejor una ausencia de Leo. Ahora, Leo estuvo afuera un partido y en el resto ha estado, por lo tanto es difícil poder trabajar sin él cuando ha estado casi siempre. De hecho, Leo no se quiere perder ni un entrenamiento, ni quiere dosificación, ni nada. Entonces no me molesta que digan que seamos ‘Leo dependientes’. Yo lo conversé con él, que tiene que ser relevante en el término de las jugadas, en echarse el equipo al hombro, en pedir el balón cuando el partido está duro.

La ilusión itálica
-Va un tercio de campeonato, ¿siente que se le abrió el apetito a la propiedad y a los hinchas con esta campaña?
Sí, no hay que ocultarlo. Nosotros semana a semana tenemos reuniones con Cristian Bassedas (director deportivo), con Gonzalo (Cilley), el presidente, y analizamos más rendimientos que resultados. Eso creo que nos ha ayudado a mantener un poco más la cabeza clara de lo que tenemos que seguir haciendo. Hay un tema lógico, que el equipo viene peleando el descenso hace dos años. Que hoy nos veamos en la parte alta de la tabla significa que vamos por buen camino. Está muy bien que la gente se ilusione y está muy bien que cada uno busque algo más, pero sí creo que lo más importante es no perder el foco. Cuando uno está arriba en la tabla, juega mucho en su cabeza de que otros partidos se den resultados para quedar más arriba que ellos y yo creo que es todo lo contrario, no nos tiene que preocupar ni un resultado, ningún rival, salvo el partido nuestro. Y ese es el foco que tenemos que tratar de mantener: que nuestro equipo esté pensando en nuestro partido y no pensar más allá.
-Como un especialista en la materia, ¿por qué se hacen tan pocos goles de tiro libre en el torneo?
La diferencia de años anteriores, o décadas anteriores, son los especialistas de lanzamiento de tiro libre. Existen, pero en menor medida. Nosotros tenemos a uno, como Leo Valencia. A mí me gustan los balones detenidos de Juan Cornejo, de Coquimbo. Me gusta mucho cómo pega (Matías) Sepúlveda, Jorge Henríquez. No podría darte una explicación del por qué, pero sí que antes estaban Jaime Riveros, el ‘Chucky’ (Daniel) González, el Coto (José Luis) Sierra, que te liquidaban. Hoy, esta dinámica desde la intensidad, desde lo físico, desde la estrategia, de igualar el sistema, de estar preocupado a lo mejor de otra faceta, hace que se pierda algo muy importante que es la práctica del balón detenido y darle la real trascendencia. Nosotros sacamos un porcentaje y el balón detenido es un poco más del 30 por ciento de los goles del campeonato. Creo que ése es un déficit que hoy tiene el fútbol nacional.

-Última pregunta. Minuto final del final de torneo: hay un tiro libre en la medialuna del área y de frente. Como DT tiene que elegir quién patea: Leo Valencia, su ayudante Fernando Solís o Juan José Ribera.
Primero, que nada, es seguro que nos peleamos. Pero, seguro. De hecho, yo ya tengo una anécdota muy buena con Fernando. Feña era más preciso en tiro libre corto y yo era más de lejos, mi golpe era más de velocidad para que bajara rápido. Y tuvimos en Universidad de Concepción un tiro libre que era como “miti-mota”. Así que nos pusimos a pelear ahí y en un momento, me enojo y le digo: “Haz lo que quieras”. Y sin querer, paso a llevar la pelota. Él va, la toma con la mano para acomodarla de nuevo y nos perdimos el tiro libre, porque nos cobraron mano. Por eso, digo que seguro nos vamos a pelear. Pero hoy elijo a Leo. Sobre todo, si es en el minuto final.