Javier Margas (56) está radicado en Viña del Mar y de ahí se mueve poco. Dice que le está dejando de a poco todos los negocios que desarrolló a sus hijos y que quiere vivir de las rentas, pero igual está ahí: “Al cateo de la laucha”.
Sin dobleces ni arrepentimientos, el ex zaguero central mundialista de Francia ‘98 y campeón de la Libertadores el ‘91 se alejó del fútbol profesional casi de un día para otro, cuando su contrato con el West Ham United aún estaba vigente. Se saturó y se fue.
Prefiere hablar poco de su hijo menor, Luis, convocado a la Selección Sub 20, “porque cualquier cosa que diga se puede malinterpretar”, y tampoco quiere opinar en profundidad del fútbol chileno actual, aunque sí se da tiempo para criticar algunos asuntos que no le parecen bien.
-Empecemos por lo de tu hijo menor, Luis, convocado recientemente a la Selección Sub 20. ¿Qué te parece?
Muy contento, igual es difícil tenerlo ahí, para quien vivió todo ya, como yo, y sabe cómo se maneja el asunto el fútbol. Uno sabe que la cuestión es ingrata, por los altibajos, y a la edad de los cabros ahora es difícil porque se quieren creer los reyes del mundo. Y todo cuesta, es mucho el sacrificio. Pero lo importante es que él es tranquilo, es ubicado, no es agrandado y salió mejor que el papá (ríe).

-¿Qué tanto lo motivaste para que jugara?
Él juega de muy chiquitito. Le gustó de siempre. Partió en la escuela de fútbol acá en Viña del Mar, después lo llevamos a Colo Colo, pero las tiradas eran muy largas. Entonces lo cambiamos a Santiago Wanderers y de ahí agarró vuelo.
-¿Juega en el mismo puesto tuyo?
Juega de último hombre, también de stopper, pero de último hombre le gusta más.
-¿Qué similitudes y diferencias futbolísticas tiene con su padre?
El fútbol de ahora no lo sigo mucho. Yo soy a la antigua, la reventaba nomás. ¿Me entiendes? Lucho es mucho más técnico, más táctico, sale jugando, pero igual es fuerte. Es diestro, buen juego aéreo, es agresivo, tiene harto potencial. Es medio introvertido, pero dentro de la cancha cambia, es como el Ligua Puebla. Guapo. Los partidos que ha jugado los ha hecho de buena forma y el que más sufre soy yo, que ni veo el partido cuando lo voy a ver.
-¿Por qué?
Porque me siento incómodo, me pongo como nervioso.
-¿Y te pide consejo?
Síííí, pero trato de hablarle poco, que él se la rebusque solito. Que no sea hijo de papá o que no digan que es el hijo del Margas, que yo voy a conversar con los técnicos; que se moje el potito solo.
Alejado del fútbol; jubilado, pero activo
-Se te ha visto y escuchado poco desde hace tiempo. ¿Estás muy distanciado del fútbol?
Estoy alejado. Lo que pasa es que terminé cabreado, tengo actividades, negocios y debo estar encima de ello. Como no dependo del fútbol, ya fue nomás. Igual, de repente me pongo a pensar que podría transmitir toda mi experiencia, todo lo que vi. Pero soy una persona introvertida y no me gustan la televisión ni la redes. Cuando perdí a mi hijo mayor (N. de la R.: Javier Andrés falleció en un accidente de moto en 2013), me estabilicé un poquito más. En un tiempo estaba medio desordenado, me gustaba un poco la parafernalia, pero después de la pérdida, me asenté y solo me preocupo de mi familia. Tengo cuatro mujeres, más el Luchito, más el que se fue... Son seis hijos, es un elefante blanco que no puedo dejar. A veces me gustaría compartir más con mis ex compañeros, ir a jugar un fin de semana para el norte o al sur y quedarme unos días, pero la responsabilidad es más grande.
-Pero en una entrevista en LUN dijiste que dejabas a cargo de los negocios a tu hija mayor y que ibas a jubilar...
Sí, estoy jubilado, pero igual tienes que estar ahí al lado, al cateo de la laucha. Giannina me ayuda harto, cierto, tiene la gran mayoría de los negocios, pero uno está también para enseñarle y transmitirle la experiencia. Mis hijos tienen sus negocios. Luchito, por ejemplo, ya tiene dos moteles a cargo. Yo soy rentista y me paga arriendo, ya tiene responsabilidades y eso que tiene 19 años, así que lo mío es enseñarle, viendo la parte difícil, lo que le cuesta, y ahí estoy apoyándolo.
-¿Y al estadio no vas?
Bueno, ahora, por el asunto de mi hijo, he ido algo a verlo a él. Pero ni me acuerdo cuál fue el último partido de Colo Colo al que fui. Tengo entrada o asiento gratis, incluso la membresía para ver a la Selección, pero la regalo. No participo.

-¿Aunque tienes un yerno futbolista, ni siquiera a él lo vas a ver al estadio?
Sí, el Nico (Peñailillo), juega en Deportes Limache. Así que menos voy al estadio, lo quiero bien lejos... (ríe).
La Selección y Aníbal Mosa
-¿Y qué opinas de lo que pasa con la Selección?
En la Selección tiene que haber un técnico nacional que vibre, que sepa lo que es nuestro país. Si llega un compadre frío, de afuera, solo va a ver las lucas. Acá hay gente, el mismo caso de Miguel (Ramírez), de Ronald (Fuentes), (Nicolás) Córdova, que está saliendo ahora.
-¿Has participado en alguna actividad del Centenario de Colo Colo? No ha sido un año feliz para el club...
Me han invitado a todas... Es una sana envidia la que tengo, porque ¡cómo lo disfrutan!, pero ellos tienen que seguir, porque están ligados al fútbol. Para mí, ir significa perder todo el fin de semana, tengo 30 personas a cargo. Si no estoy encima de ellos, me comen (ríe), entonces ya va por el otro lado mi asunto. La otra vez estaba invitado a un evento de Colo Colo en la noche, pero yo vivo en Viña, qué voy a ir a Santiago y después a pegar la vuelta, prefiero quedarme acostado; cierto que es bueno compartir un rato con los amigos, pero ¿y la tranquilidad? Viajar cuatro horas y volver c... de frío.
-¿Y te ves o hablas con tus ex compañeros de Colo Colo?
Tenemos un grupo de Colo Colo ’91 y hacemos un Facebook y nos escribimos para los cumpleaños, p’a allá y p’a acá. Con el Coca (Mendoza), el Loro Morón, el Murci Rojas, el Flaco Vilches, de repente hablamos, temas puntuales, pero ir a jugar o irme un fin de semana o a hacer la gira por el sur, no.
-Ahora los hinchas de Colo Colo son muy distintos, están más violentos, están más difíciles que antes.
Antes los identificabas, eran los de siempre, pero ahora con todas las cosas que han sucedido... Lo que pasa es que también influye harto el asunto del mismo presidente (Aníbal Mosa), ahora son verdaderos hinchas. Un presidente de Colo Colo no puede andar con la camiseta puesta. Ya no pasan a ser dirigentes, pasan a ser hinchas, y eso se refleja en cómo actúan o cómo reaccionan. Son muy fanáticos.