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“Palestino juega, por momentos, lindo y, por muchos momentos, juega bien”

Lucas Bovaglio comanda técnicamente al club que se ha convertido en un ejemplo de gestión dentro del fútbol chileno. El entrenador argentino se adentra en su historia con En Cancha Prime y esboza sus objetivos a corto y mediano plazo en la institución árabe.

Lucas Bovaglio "Lo que hacemos en Palestino no tiene repercusión exclusivamente en La Cisterna o dentro de Chile, sino que fuera de la frontera", apunta el DT. Foto: Felipe Escobedo (felipe escobedo/Felipe Escobedo)

Lucas Bovaglio (46 años) vive su quinta experiencia en el exterior. Después de una trayectoria de 18 años como marcador central desde sus inicios en Atlético Rafaela tuvo sus campañas en Venezuela y México. Más tarde, ya como entrenador, tuvo otra aventura en Paraguay. Ahora está instalado en Chile, desde mediados de 2024, cuando llegó a Palestino para hacerse cargo del elenco árabe, tras la salida de Pablo Sánchez.

El nacido en Rafaela (ciudad santafesina de 115 mil habitantes) tomó al equipo y lo condujo al cuarto lugar del Campeonato Nacional, que lo depositó en la fase previa de la Copa Sudamericana. Luego de un año al mando, Bovaglio lo tiene en los primeros puestos del torneo, detrás de Coquimbo Unido y Audax Italiano, y con el repechaje del torneo continental por delante.

Pero ahora es el momento de conocer al personaje detrás del técnico, el que sale de entrenar al plantel y se sienta cómodamente en la platea del estadio Municipal de La Cisterna para abrir su corazón, tanto de temas de la cancha, como de su vida personal.

-¿Por qué quiso ser entrenador?

Me gustó siempre, inclusive cuando arranqué mi etapa profesional, yo terminé la secundaria (enseñanza media) y ya a esa altura era jugador de la Primera de Atlético Rafaela. En los momentos que no entrenaba, me iba a ayudar a los técnicos de divisiones inferiores con los niños más chicos. Además, tenía siempre la costumbre de anotar los trabajos que hacíamos en las pretemporadas con el entrenador y con el preparador físico. Me despertó algo desde chico y me recibí de entrenador en plena carrera de futbolista profesional. Más allá de que después jugué otros seis años. Pero yo tenía claro que el día que dejara de jugar iba a seguir vinculado al fútbol y mediante esta faceta.

Lucas Bovaglio, director técnico Palestino. Foto: Felipe Escobedo
Lucas Bovaglio En Cancha PrimeLucas Bovaglio, director técnico Palestino. Foto: Felipe Escobedo

-¿Cómo pensaba su carrera de entrenador?

Siempre supe que a mí me iba a costar mucho, porque soy de una ciudad chica del interior. No tengo un nombre como futbolista que haya trascendido, ni a nivel nacional ni internacional y no tengo un representante de los llamados poderosos. Sabía que el transitar iba a ser lento y la vuelta, larga. Entendí los momentos que me fueron pasando, que fueron muchos de no conseguirlo, mucho tiempo del teléfono sin sonar, pero siempre con la tranquilidad que cada vez que agarrábamos un equipo, se veía la impronta y en líneas generales los resultados eran muy buenos. Pero teníamos que hacernos amigos de la paciencia, porque no abundaban oportunidades para demostrar nuestra capacidad.

El estilo de Bovaglio para sus equipos

-Recién hablaba de que los equipos tienen su impronta. ¿Cuál es ese estilo de juego en sus equipos?

Me gustan los equipos que progresan en el campo a través del juego asociado, que intentan ser protagonistas, que tengan más tiempo la posesión del balón que el equipo rival. Me gustan los equipos que presionan, que no especulan, que salen a buscar el partido tratando de que el destino del partido corra por cuenta de uno y no por cuenta del adversario. Son excepcionales las oportunidades en las que le cedo la iniciativa al rival, pero sé que hay veces que lo tengo que hacer porque el partido invita a eso. He aprendido a ser pragmático, porque cuando yo arranqué no lo era. Ahí era mucho más vertical y salía a cara descubierta a jugar todos los partidos. Y cuando ya te golpeas la cabeza más de una vez, te das cuenta que en alguna oportunidad tenés que ser un poquito más medido y tomar algunos recaudos que antes no tomaba.

-Pero es parte de la vida: uno es más idealista cuando es más joven y más conservador cuando tiene más años...

Seguramente. Los golpes te hacen madurar siempre y hay que capitalizar esos golpes. Y yo creo que lo que nos pasó en el arranque de nuestra carrera, que fue por ir y recibir algún cachetazo, nos hizo dar cuenta que en algún momento hay que ser un poquito más medido.

-¿Qué equipo de los suyos lo representa más?

Mi primer equipo, que fue la reserva de Talleres de Córdoba. A mí me encantó porque pudimos salir campeones del fútbol argentino por primera vez para un equipo indirectamente afiliado a AFA. Y esa reserva fue bicampeona, ya en el segundo año con el “Chavo” (Walter) Lemma como entrenador. También me gustó mucho el Instituto de Córdoba, que asciende a Primera División, porque nos tocó conducir un equipo pesado, un equipo popular. Jugábamos de local con el estadio lleno y con la obligación de conseguir un ascenso que hacía 16 años que no se lograba para el club. Y en tiempo habían pasado nombres como el ‘Tata”'(Gerardo) Martino, (Frank) Kudelka, Claudio Vivas, Darío Franco y muchos entrenadores de prestigio y que no habían podido conseguir el ascenso. Y nos tocó a nosotros. Entonces valoro lo que consiguió el equipo porque se alcanzó el objetivo y con el ADN o el paladar que le gustaba al hincha. Pero hasta llegar a Palestino no tuvimos esa repercusión. Además, en los otros equipos no pudimos coronar el trabajo. Nuestro Deportivo Morón jugó realmente bien. Hicimos una campaña extraordinaria, pero no pudimos coronar. Tuvimos pasajes en Atlético Rafaela y en Villa Dálmine, que el equipo jugaba realmente bien. Pero cuando no sos el mejor de todos, todo el trabajo bueno se diluye. Y lo de Instituto tuvo una repercusión que nos abrió las puertas en el plano internacional, porque ascendimos a Primera División, porque después en Primera le ganamos a Boca en La Bombonera. Por eso, tuvimos la posibilidad de ir a dirigir a Paraguay y luego a Chile. Todo lo que vino después, creo que si no hubiese sido posible sin la campaña de Instituto.

-¿Por qué llega a Palestino?

Me encantaba el proyecto, porque ya en alguna oportunidad habíamos estado cerca y yo me había quedado con esa sensación de que era un desafío que me hubiese gustado tomar. Y cuando apareció por segunda vez, que fue cuando pudimos venir, ya teníamos un conocimiento del plantel, del club, del fútbol chileno y entendíamos que era un mercado que calzaba a la perfección con nuestra propuesta de juego y nuestra forma de trabajar como cuerpo técnico. Entonces era la oportunidad, entre comillas, de cruzar la cordillera y mostrar nuestro trabajo en este país.

"Hay una línea de conducción que viene de hace muchos años, una base de jugadores que saben de qué se trata defender este escudo", manifiesta el técnico.  Foto: Aton.
Para Lucas Bovaglio, en Palestino hay orden"Hay una línea de conducción que viene de hace muchos años, una base de jugadores que saben de qué se trata defender este escudo", manifiesta el técnico. Foto: Aton.

-¿Le sedujo también que el club había proyectado a dos entrenadores antes: Gustavo Costas a la Selección de Bolivia y Sánchez a LDU?

Un poco, sí. Yo creo que estamos hablando de dos muy buenos entrenadores, pero que también lo que te brinda el club, permite mostrar tu capacidad. Tiene un orden, una línea de conducción que viene de hace muchos años, una base de jugadores que saben de qué se trata defender este escudo. Generalmente, forma planteles ricos y de buenos seres humanos y eso no es un patrimonio de todas las instituciones. Tener un vestuario sano es un aporte que siempre digo que en las situaciones difíciles te saca a flote.

-¿Qué es lo mejor que tiene Palestino futbolísticamente?

El plantel es extraordinario, de muy buena madera. Siento que conduzco jugadores que juegan como hinchas. Lo quieren al club, se sienten identificados, se comprometen, nos obligan a comprometernos. Sentimos que cuando la mano viene mal tenés la jerarquía suficiente como para salir de esos momentos y creo que eso te lo permite el buen recurso futbolístico que tiene este plantel.

-¿Siente que el tema de la causa palestina también influye a la hora de jugar?

Sí, sí influye, porque es algo que lo entendés desde el día uno que pisás este club. Te hacen entender que lo que estás haciendo no tiene repercusión exclusivamente en La Cisterna o dentro de Chile, sino que fuera de la frontera y a miles y miles de personas que por ahí esperan un partido de Palestino. Y esa alegría que le podemos brindar es el escape que tienen en un momento de su vida terrible, duro, trágico y que la única alegría que pueden tener es la que le puede brindar un equipo de fútbol a miles de kilómetros de distancia de su lugar de origen. Entonces eso hace que nosotros tomemos conciencia de que lo que ofrecemos no es solamente un resultado futbolístico, sino que un escape a una realidad terriblemente dura que vive una parte del pueblo palestino.

La ilusión de Palestino

En esta primera mitad del año, Palestino suma 28 partidos: 15 de la liga de primera, 7 de Copa Sudamericana y 6 de Copa Chile. Hasta que se pongan al día con el torneo, es el equipo con más carga de partidos.

-Lucas, ¿qué le gusta del fútbol chileno?

La propuesta de la mayoría de los equipos, que es audaz y de buen juego. El jugador chileno tiene el don de adaptarse a distintas circunstancias y lo hace con muchísima facilidad. Es que muchos son técnicamente buenos y eso te permite resolver muchas situaciones de juego que uno propone y que si no tendrían esos recursos técnicos no las podrían resolver. El hecho de que sean sociedades anónimas para mí tiene un punto que me gusta. Y lo hablo como argentino, porque los argentinos nos golpeamos el pecho y defendemos a los clubes sin fines de lucro. Si hay algo que realmente nos identifica a los argentinos, es esa pasión que nos generan los clubes, que se va transmitiendo de generación en generación y que hace que los clubes, cuando parece que todo se pierde y todo se diluye, resurjan de las cenizas porque los socios no lo dejan caer. Es algo que yo sé que en Argentina no va a cambiar nunca. Y está bien que eso suceda, pero siento que en algún punto acá, algunas sociedades anónimas funcionan muy bien. El ejemplo de Palestino hace que a nosotros, como parte de esta familia, nos permita trabajar con tranquilidad y con los recursos que queremos contar a la hora de trabajar.

"El jugador chileno tiene el don de adaptarse a distintas circunstancias y lo hace con muchísima facilidad".  Foto: Felipe Escobedo
Lucas Bovaglio habló con En Cancha Prime"El jugador chileno tiene el don de adaptarse a distintas circunstancias y lo hace con muchísima facilidad". Foto: Felipe Escobedo

-Si le dieran el poder de cambiar de algunas cosas del fútbol chileno, ¿qué le cambiaría?

Me gustaría que a nivel formativo los chicos tengan otra competencia, que tengan otro desarrollo, que tengan otra formación que les forme el carácter, que le forme el gen competitivo, que los haga competir todos los fines de semana con equipos distintos. Yo no tengo dudas que ahí va a estar la raíz de un real cambio del fútbol chileno el día de mañana. Hoy se están viviendo momentos de incertidumbre, de dolor por una eliminatoria que no terminó como todos deseaban. El real cambio hay que generarlo desde abajo y hay que hacer que los chicos tengan una mejor formación, una mejor forma de competencia.

-¿Cómo explica que si hay buenos jugadores, la Selección esté última y eliminada del Mundial?

Lo que pasa es que jugar lindo no es jugar bien y yo creo que acá hay muchos jugadores que juegan lindo, pero el jugar bien es otra cosa. Jugar bien va mucho en el carácter, en adaptarse a las circunstancias del juego del rival. Además, también se combina en este momento con los últimos resabios de la Generación Dorada, que durante alrededor de diez o doce años le dio muchas alegrías a todo un país. Y eso se está pagando. El recambio que está por detrás, no está a la altura. Entonces es difícil de sostener los éxitos que se vivieron durante un pasaje de tiempo.

-¿Palestino juega lindo o juega bien?

Juega por momentos lindo y, por muchos momentos, juega bien. Hay momentos que me gustaría que lo que ofrece el equipo sea más vistoso, pero no lo podemos hacer y, en esos momentos, el equipo juega bien. Y hay momentos donde nos gustaría que el equipo juegue mejor y no lo podemos hacer, no lo podemos sostener. Pero bueno, eso también habla de cierta inmadurez en el equipo, algo que en la interna hablamos. Es un aspecto que tenemos que corregir si queremos tener un mejor cierre de año.

-Palestino suma 28 partidos. ¿En qué le ha afectado y en qué le ha favorecido?

El hecho de jugar tan seguido lo que nos ha impedido muchas veces fue corregir errores. Así que de partido a partido tenemos que recuperar, destinar un día a la preparación del partido siguiente y así sucesivamente. Y en el andar, no podíamos ir corrigiendo errores, que es algo que uno como entrenador quiere hacerlo permanentemente. A favor teníamos que al jugar mucho, prácticamente todos han tenido oportunidades, todos ven cerca una chance de jugar. Está bueno jugar seguido porque las semanas se te hacen cortas y permanentemente estás compitiendo, y al jugador le gusta competir. Pero como entrenador, siempre llega un momento que deseás una semana larga para tener uno o dos días y corregir algunos aspectos que el equipo no está teniendo como a uno le gustaría.

-Al hincha de Palestino, que es pasional y se ilusiona, ¿qué le diría?

Que sueñe. Yo conduzco un grupo de jugadores que tiene una ilusión muy grande. Los veo entrenar y los veo competir y me ilusionan a mí. Entonces yo le digo a al hincha que sueñe y que crea en este grupo de jugadores. Si no nos alcanza será porque no nos dio la nafta (bencina), pero que sepan que este grupo de jugadores va a dejar la piel en la cancha y que va a entregar todo. De eso, no tengo dudas.