En octubre de 2023, el primer ministro indio, Narendra Modi, afirmó que “India está muy entusiasmada por albergar los Juegos Olímpicos”, aprovechando que la 141ª sesión del Comité Olímpico Internacional (COI) se realizó en Mumbai. En competencia con Polonia, Turquía, Indonesia y Chile, el país más poblado del mundo ya anunció que le gustaría incluir nuevas disciplinas en el programa deportivo, incluido el yoga, cuya disciplina ya tiene más de tres décadas como competición deportiva.
Una de las ventajas de ser anfitrión de los Juegos Olímpicos, es que el país sede tiene derecho a introducir nuevas disciplinas de su elección. En París 2024 hizo su aparición el breakdance. Al igual que el ajedrez, el squash y otras disciplinas, el yoga podría hacer su aparición en los Juegos de 2036. Si bien es el COI el que impone los deportes, el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos puede proponer nuevos.
La práctica ancestral del yoga, una auténtica herramienta de poder blando para el país, tiene una variante como competición deportiva desde hace unos treinta años en India. No obstante, el primer campeonato mundial de yoga se celebró en Uruguay en 1989.
El primer ministro Modi ya consiguió un logro con la creación del Día Internacional del Yoga, establecido por las Naciones Unidas en 2015. Confirmar a esta disciplina como un deporte olímpico supondría otra conquista de India, sobre todo en la faceta deportiva, que no es muy conocida.
Durante los Juegos Nacionales de la India, celebrados en Almora, en la región del Himalaya de Uttarakhand, del 27 de enero al 14 de febrero de 2025, los atletas pudieron participar en los eventos de yogasana, disciplina homologada como deporte competitivo desde 2020 por el gobierno indio. Para que el COI acepte el yoga en los Juegos Olímpicos, se deben cumplir ciertos criterios. En primer lugar, el yoga debe convertirse en una competición deportiva mundial y practicarse en los cinco continentes.
Yogasana, que se centra en el aspecto físico del yoga, está en constante crecimiento, según Rohit Kaushik, miembro del comité ejecutivo de Yogasana Bharat, la entidad que dirige este deporte en la India: “Después de que el gobierno reconoció oficialmente a yogasana como deporte competitivo en 2020, ha habido un auge no solo en la India sino en todo el mundo. Más de 12 países, incluidos Zambia y Tanzania, han organizado una competición nacional”, refuerza Bharat.
El gran problema no es el yoga, sino que las dudas sobre la capacidad de la India para organizar unos Juegos Olímpicos. El país más poblado de la Tierra, con 1.400 millones de habitantes, ganó sólo seis medallas y ninguna de oro en París 2024. India no tiene presencia relevante en ninguna disciplina y el desarrollo deportivo está muy rezagado, sobre todo en comparación con su vecino chino. El críquet representa la mayor parte de la inversión india en deporte, dejando sólo restos para otras disciplinas que aportan muy pocas medallas en los Juegos Olímpicos.