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Kidd Voodoo y el Unicornio azul

Con Michael Clark cada vez más cercado por los organismos de regulación financiera y las querellas en su contra, el sueño del estadio propio es abrazado por los fanáticos más devotos. Como el cantante urbano, que quiere construirlo por su cuenta.

Kidd Voodoo El cantante urbano que quiere hacer historia en el fútbol chileno.

Kidd Voodoo no tiene dudas. “Yo voy a hacer el estadio de la U. Ese es mi gran fin como artista”, dice seguro, representando las aspiraciones de la gran mayoría de los hinchas azules, que sueñan con tener la casa propia y que destinarían su tiempo, su esfuerzo y su dinero para lograrlo.

El Kidd se llama David León, tiene 22 años, es de Maipú y uno de los más populares exponentes de lo que se ha dado en llamar “la nueva canción urbana”. A diferencia de muchos de sus pares, tiene memoria musical y deportiva. Por eso lo apadrinaron Los Bunkers, con quienes cantó por primera vez en “La Junta”, el programa digital de Julio César Rodríguez. De allí al Festival de Viña 2024 -donde estuvo en la Obertura y otra vez con el grupo penquista- para ganarse un nuevo ticket para el evento de la Ciudad Jardín que comienza en pocos días.

“Es más centrado que el resto de su generación, pese a su juventud”, dicen quienes lo conocen bien. Y también tiene memoria futbolera: le correspondió vivir el mejor momento de los azules, con Jorge Sampaoli en el banco, conquistando la Sudamericana, la semifinal de la Libertadores y el tricampeonato.

Entre los exponentes más populares del género, las opciones están divididas. Polimá Westcoat, por ejemplo, se probó en las divisiones menores de los azules. Marcianake y Pailita son fanáticos de Colo Colo; ni hablar Princesa Alba. No se conocen públicamente los colores del alma de Kidd Tetoon, pero la música urbana está íntimamente ligada al fútbol.

¿Por qué Kidd Voodoo quiere construir el estadio de la U? Simple: porque nadie de la actual directiva quiere. Pocas veces en la historia del club hubo un peor momento institucional, y la actual regencia de Azul Azul está profundamente dividida. Los testigos sostienen que en la última reunión hubo un profundo distanciamiento, a tal punto que ni siquiera se establecieron diálogos.

Los hermanos Shapira, socios minoritarios, tienen demandado a Michael Clark, el presidente, y los representantes de la Universidad siguen esperando respuestas contundentes para los sorprendentes y sospechosos movimientos bursátiles que le dieron el control total a Clark y su familia, y que están siendo investigados por la Comisión para el Mercado Financiero.

Mientras Sartor, el anterior controlador, vive una estrepitosa caída financiera, judicial y de credibilidad, ratificando que la operación que los dejó en control del club, tras la escapada de Carlos Heller, estuvo también teñida de sospechas, misterios y oscuros procedimientos.

En este escenario, que Michael Clark repitiera la añeja estrategia de prometer un nuevo estadio resulta imposible. Si bien es cierto ha sido el “caballito de batalla” eterno de los presidentes de la institución, esta vez no hay piso ni credenciales para aventurarse a repetir el plan de los comienzos de su gestión, cuando convocó a Cecilia Pérez, ex Intendenta y ministra del Gobierno de Sebastián Piñera, para conseguir una locación adecuada para el anhelado recinto.

Es un hecho que la U jamás podrá competir en igualdad de condiciones con Colo Colo y la Universidad Católica si no se cobija en un recinto propio. La construcción de Pedrero y San Carlos significó para albos y cruzados la consolidación de un proyecto que se tradujo en éxitos deportivos y que va a acrecentarse con las remodelaciones de sus recintos. Los anuncios frustrados del Parque Araucano en los ’70, del estadio mecano en los ’80 y del fracasado proyecto en El Noviciado en los ’90, al menos mantuvieron viva la ilusión del gran estadio de la U.

El siglo XXI y la violencia de su barra brava alejaron la posibilidad, que tuvo buenas opciones de afincarse en La Cisterna, La Pintana y Lampa. Hoy, cuando la estabilidad de Azul Azul tambalea simultáneamente al futuro de Michael Clark como agente influyente en el mercado, el estadio de la U se ve como una utopía, un espejismo o una quimera. Es por eso que un fanático, con voz fuerte y alma joven, quiso rescatar el sueño, que también es propio de las generaciones más nuevas.

section logoSobre el autor

Premio Nacional de Periodismo Deportivo 2001, comentarista de TNT Sports Chile y Chilevisión. Conductor en ADN Radio.