- “Yo creo que estamos llegando al fondo, como llegamos en los ‘80 con la crisis económica y en los ‘90, con el Cóndor Rojas. 35 años después, de nuevo estamos tocando fondo”.
- “La administración de Carlos Heller, por quien tengo un profundo respeto como ser humano, no se caracterizó por desarrollar una buena gestión deportiva, tanto así que terminó agotado y entregando el club al mejor postor, el grupo Sartor”.
Darío Calderón es un hincha reconocido de Universidad de Chile y hasta hace unos pocos años, un visitante frecuente de las tribunas cada vez que el equipo azul jugaba. No solo en el Nacional, sino que en casi todos los estadios chilenos.
La pasión no la ha perdido, pero la distancia con los recintos donde la U juega, sí. El seguimiento lo hace más por televisión, aunque eso no significa que se mantenga muy preocupado y al tanto de lo que sucede en la tienda universitaria.
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-Hablemos del presente de Universidad de Chile, que es muy exitoso por la campaña en la Copa Libertadores, pero que tiene un trasfondo corporativo que no se ve muy auspicioso, para decirlo de una forma elegante. ¿Qué le parece lo que está sucediendo a nivel directivo?
Terrible. Me parece increíble lo que sucede con Sartor. Y creo que ese puede ser un hecho que ayude y motive a la autoridad a fiscalizar como corresponde la propiedad de los clubes. Acabo de leer la denuncia de que el principal avalista o fiador de obligaciones del grupo Sartor es Victoriano Cerda, ex propietario de Huachipato, y que detrás de esto hay algunos prestamistas, como la familia Kiblisky y otros más que estuvieron en los escándalos de Sergio Jadue. Me da una pena enorme.
-¿Nunca ha tenido contacto con esta administración de la U?
Intenté ayudar a Universidad de Chile, con el objeto de colaborar en tratar de tener un estadio. Hubo un ofrecimiento extraoficial de la USACH, que tiene un tremendo campo deportivo, con todos los permisos medioambientales y una ubicación excepcional, acceso al Metro, etcétera. Yo tengo un vínculo con el nuevo rector de la USACH y conversando el tema del estadio de la U, me planteó su idea y me dijo que lo viera. Evalué la idea sobre la base del prestigio que tiene el nombre del club y con el apoyo de sponsors, por qué no conseguir financiamiento para ampliar ese estadio. La única vez que conversé con Michael Clark fue el año antepasado por esta posibilidad. Pero no hubo mayor interés de él.

-El punto es que así como se proyecta el caso Sartor, ni una campaña histórica en la Libertadores aplacará el ruido de fondo que trae el problema financiero-legal.
Lamento enormemente que estemos saliendo de nuevo, como sucedió antes, en las páginas de la ‘economía negra’, más que en las deportivas, pese a todos los éxitos que se han tenido en la cancha. Michael Clark, desde mi punto de vista, recibió el club en buenas condiciones económicas. Aunque después de la época de gloria de la Sudamericana, el grupo propietario se fue disolviendo. La administración de Carlos Heller, por quien tengo un profundo respeto como ser humano, no se caracterizó por desarrollar una buena gestión deportiva, tanto así que terminó agotado y entregando el club al mejor postor, como fue el grupo Sartor. Entonces todo este proceso directivo ha sido muy triste.
-¿Pero qué destino le ve a la U desde el punto de vista directivo, una vez que se disipe lo de Sartor, Clark, los fondos de inversión, los accionistas minoritarios...?
Conozco al liquidador del grupo Sartor, tengo una muy buena opinión de Ricardo Budinich, y su gestión me merece absoluta fe y garantía de transparencia y corrección. Veo que hay un enredo no menor en la administración del grupo, con cuentas en el exterior y varios etcétera. No me atrevo a aventurar un final.
-Pero su pena se mitiga con el rendimiento futbolístico en la Copa Libertadores...
Da gusto ver cómo ha jugado la U en Libertadores. Gustavo Álvarez ha demostrado un gran manejo del club, un gran control de los jugadores. La manera como jugó el segundo tiempo contra Estudiantes de La Plata fue realmente muy distinto a como se juega en Chile o como lo hace la Selección chilena. Fue una sorpresa monumental las virtudes que ha mostrado el técnico. Si hay algún mérito de la administración de Michel Clark es haber tenido fe en este entrenador, haber encontrado un hombre serio. Todas sus declaraciones son ponderadas, no se vuelve loco por los medios de comunicación. Y ha sido serio en su planteamiento.

-¿En comparación a Ricardo Gareca, por ejemplo?
Es que lo de Gareca ha sido muy malo, más allá de los resultados. Él llegó en un momento de desesperación. No sé si será trabajador o flojo, riguroso o flexible, porque no estoy tan adentro como para pronunciarme, pero la manera como ha reaccionado después de este fracaso enorme, no lo deja bien. Carlo Ancelotti, después del partido del 3 a 0 con Arsenal, lo primero que dice ‘el culpable soy yo’. A Gareca nunca se lo he escuchado. No muestra una autocrítica seria. Decir que en Chile ya ni siquiera puede caminar por la calle, o sea, no es una frase feliz.
-Convengamos que esta Selección es un poco el resultado del estado del fútbol chileno.
Sin ninguna duda. Yo creo que estamos llegando al fondo, como llegamos en los ‘80 con la crisis económica y en los ‘90, con el Cóndor Rojas. 35 años después, de nuevo estamos tocando fondo.
El vínculo directo con Florentino y el Real Madrid
-¿Por qué tanta cercanía con el Real Madrid?
Tengo una amistad con el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez. Soy su asesor legal en Chile desde hace 25 años. Trato de ir con frecuencia a España y siempre nos reunimos a almorzar. Comparto con él su sueño, desde el año ‘89, cuando lo conocí y empezamos a hablar del Real Madrid como el club más grande del mundo. Me parece que es el hombre más afortunado al poder cumplirlo.

-¿Cuáles son los vínculos del Real Madrid con Chile?
Cuando él vino a Chile el 89, se formó la segunda Fundación Real Madrid; la primera estaba ya constituida en México. Florentino vino invitado por un grupo entre los que estaban Juan Cueto, Antonio Martínez, Enrique Krauss y yo. Florentino le ofreció al Presidente Lagos crear una Fundación, de la que quedé encargado de articular. Quisimos hacerlo con la Municipalidad de Santiago bajo la gestión de Raúl Alcaíno, pero no tenía campos deportivos. Intentamos hacerlo en La Florida, pero el alcalde la época, Pablo Zalaquett, no hizo un buen papel. Coincidió este período con la explosión notable del Real Madrid y Florentino decidió no entregar el nombre Fundación del Real Madrid a ningún país, sino que dirigirlas desde Madrid, bajo la pauta de transparencia y valores del club, y entregar licencias a los países, que están restringidas a escuelas de fútbol. En Chile se realizan en San Carlos de Apoquindo y la licencia la tiene Antonio Martínez hijo. Tiene también una arista académica, ligada a la universidad, y eso lo veo yo. Estamos conversando con una importante universidad a ver si se hace el nexo en Chile. En eso todavía hay que avanzar.
-¿Cree que el Real Madrid va a poder dar vuelta el 0-3 con Arsenal?
Sí, vamos a darlo vuelta.