Se fue la primera rueda y San Marcos de Arica es el sólido líder de la segunda categoría del fútbol chileno, con 31 puntos en 15 partidos. Lo acompaña Deportes Copiapó, que registra 27 en 14 cotejos. Le resta el duelo aplazado frente a Magallanes en San Bernardo. Si nos remitiéramos al inicio de la temporada, los ariqueños no estaban entre los favoritos, a diferencia de los copiapinos, que se armaron para retornar de inmediato a la serie mayor.
El reglamento determina que el campeón asciende. El segundo aguarda en semifinales a los ganadores de las llaves que protagonizan los equipos ubicados entre el tercer y octavo lugar.
El azar quiso que dos ex arqueros dirijan a los punteros. Germán Cavalieri es el entrenador de San Marcos y Hernán Caputto el de Copiapó. Ambos edificaron sus planteles desde la organización defensiva, clave en una división que premia el orden. En el caso de Cavalieri, es destacable la tranquilidad que exhibió en las dos fechas iniciales, donde en el Carlos Dittborn cayó en la hora frente a Curicó Unido e igualó 1-1 con Cobreloa. En la tercera jornada superó 1-0 a Magallanes en Santiago, en un encuentro muy cerrado. Luego los venció Wanderers (2-1) en Arica. En el quinto pleito, un 3-1 sobre Deportes Temuco, en el Germán Becker, enderezó la nave de manera definitiva.
San Marcos construyó un cuadro regular, que fuera de casa totalizó seis triunfos. Una cifra inusual, a partir de una columna vertebral que nace en el arquero argentino Nicolás Temperini, los centrales Javier Rivera y Franco Ledesma, los volantes Augusto Barrios, Camilo Rencoret y Facundo Velazco, más el sacrificio del centrodelantero Camilo Melivilu y el oficio de Alfredo Ábalos.

Cavalieri desmenuza las bondades de un conjunto al que no le sobra nada, pero trasunta fervor. “Intentamos jugar de local o visitante de la misma manera. Nos resultó un poco más fácil de visitante, porque en el comienzo perdimos el primero y empatamos el segundo, y el equipo se empezó a acomodar de visita. Siempre quisimos ser protagonistas, ir a buscar, más allá de algunos momentos o algunos partidos en que estuvimos con uno menos y preferimos cerrar el resultado. Nos acomodamos más de visitante, pero creo que es más de casualidad, no hay algo en especial en cuanto a eso”, dice el ex meta de Comunicaciones, UAI Urquiza, Liniers y Sportivo Baradero en el ascenso argentino.
En el caso de San Marcos se cumple la máxima de que el armado del plantel es la clave. Cavalieri lo refrenda: “Sabíamos que manteniendo al arquero (Temperini) y a Javier (Rivera) teníamos asegurado bastante, con relación al año pasado. Había que sumar un buen central por el lado izquierdo. Ledesma era uno de los mejores defensores en el mercado. Tuvimos un mediocampo muy flojo el año pasado y por eso Rencoret y Barrios nos iban a solucionar ese tema. Cáceres (Cristóbal) lo hace muy bien cuando le ha tocado jugar o cuando ingresa para cerrar los partidos. A Velazco lo conocía de las inferiores de Independiente. Lo seguíamos de Nacional de Paraguay. Es un enganche que puede jugar de extremo, muy bueno para la pelota, pero que trabaja mucho en la faceta defensiva, muy importante para esta categoría, donde se necesita que todos corran. Después le apuntamos a los delanteros. Las características de Melivilu y Ábalos son complementarias. Alfredo tiene más tranquilidad y permiso para definir, debido a que el desgaste lo hace Melivilu. Camilo tiene cinco o seis goles de promedio por torneo. Nosotros sentíamos que iba a hacer más. Por suerte ya hizo siete. Después tenemos el reemplazo de Camarda (Marcos), que cuando le toca entrar nos aporta”.
Un dato relevante es que en pocos cotejos Temperini es figura. Eso habla de una oncena que resguarda el rancho sin zozobras. La presencia y juego aéreo de Ledesma intimidan. Barrios aporta recorrido y desahogo en la derecha, con la madurez de quien conoce el juego. Rencoret ratifica su regularidad como volante central en la división. El hallazgo de Velazco es llamativo. Excelente ejecutante de balones detenidos, un arma que San Marcos saca provecho. De acuerdo con Wyscout, de los 18 goles anotados, cinco vinieron de balones detenidos (sin contar penales).
El mismo servicio especializado sostiene que San Marcos anotó seis veces entre los 76 y los 90 minutos. Un factor importante en la campaña es Rainer Campos, el Sub 21 que cumple los minutos que exige el reglamento. Juega por capacidad y no por la norma. Cavalieri explica que “lo subimos el año pasado, con algunas falencias lógicas de los jugadores de juveniles. Lo entrenamos y calladito se fue ganando su lugar. Hoy es el lateral derecho titular”.
Deportes Copiapó, el otro gran aspirante
En una competencia cerrada, con Universidad de Concepción al acecho en el tercer lugar, Deportes Copiapó exhibe un atributo fundamental: ofrece un dispositivo defensivo solvente, con apenas ocho goles en contra en 14 partidos.
Hernán Caputto, adiestrador de los atacameños, conocedor como pocos del fútbol joven profundo, encontró en Julio Fierro, arquero formado en Colo Colo, el golero adecuado para su proyecto. Trajo al copiapino Fabián Torres desde Audax Italiano, que armó dupla con Carlos Salomón, quien venía de Barnechea. Diego Opazo, otro defensor que conoce la división, está para la eventualidad.
Caputto entrega algunas fortalezas de su escuadra. “El equilibrio es nuestra mayor virtud. En 14 fechas hicimos 22 goles y nos anotaron 8. Es ideal armar un equipo con un arquero, un central, un volante y centro delantero. Nos ha funcionado y debemos mantenerlo”, explica.
En esta línea, la tarea de Claudio Zamorano en la recuperación es determinante, más el manejo del trasandino Franco Mazurek, quien pasara por Palestino. De buena pegada con la derecha, maneja los tiempos de un conjunto donde sobresale Tomás Jones, zurdo moviéndose por la derecha, con cinco goles.
En el centro del ataque de los leones atacameños resalta Matías Gallegos, un 9 que militó las últimas dos temporadas en Barnechea. Formado en Unión de Santa Fe, destaca por su movilidad y capacidad para asociarse. No es el clásico 9 de Primera B que va a la batalla con los defensores. Juega por abajo, sale de la posición para generar espacios y aporta con una interesante cuota de goles. Esta temporada lleva seis, dos menos de los que convirtió en Barnechea el año pasado.

El campo de juego incomoda a los rivales. Caputto lo sabe: “Nuestra cancha es difícil, nadie quiere venir. A partir de eso le dimos dinámica e intensidad al equipo”. Vencer 3-0 a Rangers, Wanderers, Temuco, Recoleta y San Luis en el Luis Valenzuela Hermosilla lo refrenda. Copiapó suele golpear en el primer lapso. De sus 22 goles, 12 los hizo en los 45 minutos iniciales.
A la hora de los formatos, San Marcos tiene como esquema madre un 4-1-3-2, con mucha flexibilidad en la zona de los volantes, con dos puntas bien marcados. Copiapó opta por un 4-2-3-1, también movible, sobre todo al defender, cuando muta a un 4-4-2. La soltura de Mazurek es relevante.
Un par de datos que ilustran lo que han sido estos dos conjuntos. San Marcos es el de menor posesión de la categoría, con un 44,2 por ciento y el que menos pases promedia (252,7). Copiapó es el séptimo en cantidad de pases (339,5) y noveno en posesión, con un 49 por ciento. En síntesis, para ambos líderes, disponer de la pelota es un medio y no un fin.
El segundo semestre, apretado en un calendario donde la fase regular concluye en el primer fin de semana de noviembre, dirá si ariqueños y copiapinos se abrazan al concluir la temporada. Asoman bien aspectados.