A mediados de 2022, Bad Bunny hizo un lanzamiento alejado del mundo de la música, pero que traía consigo todo el lujo que acostumbra mostrar en sus producciones: un restaurante llamado Gekko, ubicado en un exclusivo sector de Miami.
Ya sea por el lugar donde está, así como también por el sello del Conejo Malo, la carta que uno puede ver en este local no tiene los precios más económicos del mercado, tal como lo pudo notar la chilena Constanza Niada, quien relató a LUN su particular experiencia culinaria.

Esto es lo que gastarías solo en una noche dentro del restaurante de Bad Bunny
Gekko, el restaurante propiedad de Bad Bunny y del empresario Dave Grutman, está enfocado en dos cosas: las carnes japonesas y en la sofisticación, puesto que, incluso, existe un código de vestuario (dress code) para entrar.
“No puedes ir vestido con hawaiana ni chalas, entonces tienes que ir arreglado. Al entrar hay unos guardias de terno típico que revisan que estés ad hoc al dress code del restaurante. (Por dentro) es muy oscuro, con mucha ambientación roja, ese aire como medio misterioso y con reggaetón de fondo”, contó Niada al diario nacional.
Respecto a los precios del menú, por solo dar algunos ejemplos, las gyozas tienen un valor de $33.000 y un filete de 225 gramos, sin nada de acompañamiento, puede costar fácilmente $60.000.

“Fue el restaurante más caro al que he ido a comer en Miami. Pagó mi mamá, pero fueron aproximadamente 350 dólares ($330.000 en moneda chilena, aproximadamente). Y era poco. No sé, dos bebidas, una botella de agua, un trago y dos menús. Y ponte tú que mi mamá agregó un puré, además de la propina, pero fue mucho como para no haber consumido tanto”, relató.
Otros precios que uno puede observar en el restaurante de Bad Bunny son los tragos, los que pueden costar “entre 20 a 30 dólares uno preparado. Obviamente, tienen whiskies y sakes y muchos más caros, pero un cóctel vale como eso más o menos. La comida, los platos de carne también lo son. Me acuerdo de que te dan la opción de pedir un menú que era algo más de 60 dólares: entrada, un fondo y un postre. Con mi mamá pedimos eso porque tampoco teníamos tanta hambre, pero como yo soy fanática de Bad Bunny, tenía que ir sí o sí al restaurante. Y la comida sí estaba rica, estaba buena”.