Si la Selección Brasileña pudiera retroceder el tiempo, programaría el reloj justo en el 7 de diciembre de 2022. Y, cómo medida principal, le diría al entonces jefe de prensa de la Verdeamarelha, Vinicius Rodrigues, que ni se le ocurra hacerle algo al bendito gato que ese día se paseaba por la conferencia de prensa que ofrecía Vinícius Jr.
La historia se ha hecho tan popular que ha dado la vuelta al mundo: Rodrigues no encontró nada mejor que echarle la espantada al minino, zamarrearlo un poco y tirarlo al piso... Hoy, cuando está ad portas de jugar con la Selección Chilena, el equipo que alguna vez reinó en las canchas de todo el orbe anda a los tumbos, triste, arrastrando los pies. Es apenas un remedo de lo que fue; todo gracias a la escalofriante “Maldición del Gato” que nació ese día.
Brasil y la “Maldición del Gato”
Obvio, evidente, de perogrullo. Creer que el mal momento de Brasil se debe exclusivamente a lo que sucedió en esa conferencia de prensa de Vinicius Jr está en el terreno exclusivo y siempre debatible de la supestición nata, pero no deja de llamar la atención la seguidilla de malos resultados que ha cosechado desde entonces la Canarinha.
En la Copa del Mundo, después de aporrear al pobre gato, los pentacampeones del mundo quedaron en el camino muy poco decorosamente ante Croacia. En la Copa América, en tanto, les tocó jugar con Uruguay en los cuartos de final... Y ¡Kaput!
Se traslada el panorama a las Eliminatorias Sudamericanas y, en una actuación que no tiene precedentes, los brasileños están quintos tras ocho jornadas, con una cifra récord de cuatro partidos perdidos y un inédito empate ante Venezuela como locales, más encima.
Y cuando Chile sufre en un panorama mundialista más que oscuro, mal no viene aferrarse a supersticiones, amuletos o hechicería. Bienvenida sea, entonces, la “Maldición del Gato” y que pasado mañana, en el Estadio Nacional, le siga pasando la cuenta a la Verdeamarelha.
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Algunas de las maldiciones más famosas en el mundo del deporte
No es nada nuevo, en todo caso, que ese tipo de fuerzas sobrenaturales se tomen el mundo del deporte por asalto. Conocida es la blasfemia que en 1967 vivió Racing de Avellaneda. El popular cuadro argentino que ese año ganó la Libertadores y la Intercontinental fue víctima de un conjuro de parte del archirrival, Independiente.
Los fanáticos del Rojo enterraron siete gatos negros muertos en una de las porterías del estadio de la Academia. ¿Resultado? En décadas, los albicelestes no volvieron a ganar e, incluso, bajaron a Segunda División; eso hasta que encontraron los cadávares de los felinos (seis primero, en 1998, y uno después, en 2001) e hicieron un exorcismo para espantar la mufa.
La Selección de Australia también fue víctima de una maldición terrible, cuando para las eliminatorias de México 1970 le pagaron a un brujo africano para que hiciera una macumba contra la República de Rodesia (hoy Zimbabwe). Los Socceroos, eso sí, se fueron sin pagar el servicio. El chamán revirtió el hechizo y los oceánicos, tras ir a Alemania 1974, estuvieron 30 años sin poder clasificar a una Copa del Mundo.
Muy lejano a la realidad chilena está el béisbol, en que dos de los equipos más conocidos de la MLB, Boston Red Sox y Chicago Cubs, sufrieron con las maldiciones del Bambino (86 años sin ser campeones) y de la Cabra Billy (71 años sin ser campeones), respectivamente.
“Yo no creo en brujas, pero que las hay, las hay” dice el dicho popular y, de acuerdo con estos ejemplos, más vale estár prevenidos...