Cuesta encontrar una semana tan cargada en el calendario futbolero como la que termina. La presencia de tres equipos locales en los torneos internacionales ayuda. Y por supuesto, que, para el futbolero, la hacen distinta. Colo Colo recibió el martes a Junior de Barranquilla y lo superó 1-0 en el estadio Monumental. Una multitud acompañó al Cacique en la ida de los octavos de final.
Ganó bien el conjunto de Jorge Almirón. Ofreció madurez, serenidad para no entrar en la desesperación, más allá de dos despistes defensivos que pusieron en riesgo la llave. José Enamorado y Carlos Bacca no pudieron con el achique de Brayan Cortés (atajó al primero y obligó a la gambeta larga al segundo). Colo Colo se sobrepuso a la ausencia de Arturo Vidal, quien ni siquiera efectuó el calentamiento. Lucas Cepeda fue al campo y alteró el plan de juego del rival, que no lo tenía en el radar.
La multitud que repletó el campo de Macul se fue con la sensación de que su cuadro sabe enfrentar este tipo de pleitos. No son vistosos, las opciones de gol escasean, pero campea la intensidad, con altos niveles de concentración y árbitros que aligeran el trámite.
Los albos tuvieron puntos muy altos. Vicente Pizarro, autor del gol con un latigazo de zurda, fue un volante que entendió que el partido requería movilidad. Carlos Palacios tuvo, por las circunstancias del cotejo, quizás su mejor encuentro en el Cacique. El pase que puso a Pizarro en el gol fue de manual, tal como el que hizo en el primer tiempo a Marcos Bolados, quien no finalizó con un buen centro para Cepeda. En el inicio del complemento, Palacios metió una zurda baja que el arquero Santiago Mele detuvo con esfuerzo.
El martes, en el Metropolitano de Barranquilla, el conjunto popular buscará meterse entre los ocho mejores del continente. El triunfo y el empate le sirven. Una derrota por un gol lo lleva a los penales. ¿Tiene con qué? El recorrido en esta Copa Libertadores indica que sí. Porque cuesta llegarle al conjunto de Almirón, que en este segundo semestre se potenció con Mauricio Isla, Javier Correa y Jonathan Villagra. Bien armados en el fondo, con la seriedad que afrontaron sobre todo las visitas a Godoy Cruz, Fluminense y Cerro Porteño, es posible creer en la clasificación.
Palestino, en cambio, hipotecó en parte sus aspiraciones de llegar a los cuartos de final de la Copa Sudamericana. Ganaba apretado, pero ganaba, un duelo áspero a Independiente Medellín. Una notable ráfaga, en el inicio del lapso final, permitió dar vuelta el marcador con los goles de Iván Román y Nicolás Linares. Tuvo el 3-1 con Joe Abrigo, pero el zurdo desvió casi sin oposición. La duda de Cristián Suárez sentenció todo y permitió que el uruguayo Joaquín Varela anotara su segundo tanto en una noche emotiva por los casi 15 mil espectadores que llegaron al Estadio Nacional.
El plantel de Lucas Bovaglio tiene experiencia, viene desde la segunda etapa de la Copa Libertadores y exhibió fibra competitiva en el curso de un año en que disputó 37 partidos entre campeonato nacional, Copa Libertadores, Sudamericana y Copa Chile. La victoria en Cuiabá, que los depositó en esta instancia, es un antecedente inspirador para las ilusiones de los árabes.
El tercer equipo en discordia, Huachipato, cayó sin apelación con Racing de Avellaneda en estos octavos de final de la Sudamericana. El 2-0 en Sausalito parece sentenciar la llave. La revancha en el Cilindro racinguista es complejísima, tal como el momento de los acereros, campeones vigentes, que con un partido menos en el torneo (frente a Colo Colo) se enredaron en la lucha por evitar el descenso.