¿Habrá escuchado o leído alguna vez Arturo Vidal aquella fábula del traje nuevo del Emperador? Como probablemente la respuesta es No, se la resumimos en pocas líneas.
Había una vez un emperador, cuyo único interés en la vida era vestirse con ropa de moda. Era tan grande su vanidad que se cambiaba de traje varias veces al día para que todos pudieran admirarlo.
Un día cualquiera, dos estafadores se acercaron a él presentándose como excelentes sastres y ofreciéndole un traje magnífico y único. Sería tan ligero y fino que parecería invisible, pero sólo para aquellos ignorantes que no supieran apreciar la buena costura.
Resumiendo, el emperador pagó una fortuna por el traje, que obviamente no existía y que cuando estuvo listo ni él ni su corte pudieron observar (obvio, si no había nada, ni siquiera un mísero pedazo de tela).
Pero, tanto el emperador como sus más cercanos, para no parecer ignorantes se deshicieron en elogios para la supuesta prenda de vestir: “Es maravillosa, el traje más hermoso que he visto en mi vida, etc,etc”.
Los estafadores, muertos de la risa, dieron un pasó más audaz y convencieron al emperador de que, si su traje nuevo era tan digno de admiración, debía lucirlo frente a todo el condado.
Dicho y hecho. El emperador salió a la calle y fue a pasearse a la plaza principal de la ciudad. Y todos los habitantes – ya es sabido, para no parecer ignorantes- lo aplaudieron y elogiaron la tela que nadie veía, sus colores y maravillosas terminaciones.
Hasta que de repente, entre la multitud, un niño gritó: “El emperador está desnudo”.
De inmediato, muchos comenzaron a reír y en cosa de segundos se escuchó un coro multitudinario que gritaba: ¡El emperador está desnudo, el emperador no lleva nada!
Colorín colorado, este cuento se ha acabado y cualquier semejanza con lo que está sucediendo con Arturo Vidal en nuestro fútbol NO es pura coincidencia.
Porque quien se ha ganado merecidamente el apodo de REY ha encontrado en sus redes sociales el traje invisible de aquel emperador.
Por lo mismo, dice lo que se le da la gana y ofende a diestra y siniestra. Muy innecesariamente por lo demás, como acaba de suceder ahora con ese video que subió con ataques a jugadores de River Plate, pero también a tiro de escopeta a Ricardo Gareca, Marcelo Diaz y Charles Aránguiz.
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Obviamente, no han faltado los que lo alaban y destacan su personalidad para decir lo que siente.
Son esos mismos que actúan como el pueblo en cuestión y que no quieren o no les conviene reconocer que Arturo Vidal pasó los límites permitidos. Y el “maravilloso traje” que luce en estos momentos simplemente no existe
Como periodistas podríamos decir que lo mejor es que siga así, porque nos aporta buenas cuñas y titulares, aumenta las visitas a los sitios web, da más rating en la televisión y sintonía en las radios.
Pero, en este caso, aunque seamos minoría, preferimos ser como el niño que dijo “El emperador está desnudo”
Porque el tema es que hay muchos “Arturo Vidal” en otros campos que no son los deportivos: política, espectáculos y a nivel nacional e internacional. Lo que no saben esos personajes es lo que se dice de ellos y como se les conoce y denomina al interior de las salas de redacción.
Arturo Vidal es demasiado buen jugador y ha ratificado con creces su vigencia. Tanto que hoy por hoy tendría que estar considerado en la nómina de la selección chilena, sí o sí, para la próxima fecha clasificatoria.
Pero ¿alguien podría reprocharle a Gareca si no lo llama, después de todo lo que él ha dicho del entrenador nacional?
Las ofensas, Rey Arturo, no sólo le duele a quienes son afectados, sino que tarde o temprano terminan rebotando como un bumerán contra quien ofende.
Un solo ejemplo: Pelé y Maradona. Los dos mejores futbolistas de todos los tiempos junto a Messi. Puede haber opiniones dividas respecto a quien fue el más grande en una cancha de fútbol.
Pero no hay ninguna discusión respecto a quién fue mejor persona.
Y esto último, Arturo Vidal, es mucho más importante que haber sido un mejor deportista.