Después del mejor registro de su historia, tercero en la Copa del Mundo 1962 en un torneo con 16 selecciones, en el que enfrentó a tres campeones del mundo (Italia, Alemania Federal y Brasil), y eliminó a Unión Soviética, monarca de Europa 1960, y a Yugoslavia, medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Roma 1960, Chile hizo todo mal.
No pudo retener al director técnico Fernando Riera, quien en octubre de 1962 dirigió al Benfica de Eusebio en la final intercontinental ante el Santos de Pelé, en Lisboa. Para medirse con Argentina por la Copa Carlos Dittborn 1962 recurrió a Luis Álamos, ayudante de Riera en el Mundial, y fue 1-1 en Santiago y 0-1 en Buenos Aires. Al año siguiente, Álamos solo estuvo en el partido de ida con Uruguay por la Copa Juan Pinto Durán (2-3 en Montevideo). En el de vuelta, asumió Francisco Hormazábal, colaborador de Riera en 1962, y fue empate sin goles en Ñuñoa.
A las clasificatorias de Inglaterra 1966, Chile llegó luego de dos años sin competencia internacional, salvo las copas Dittborn y Pinto Durán. En el primer encuentro, en el Estadio Nacional goleó 7-2 a Colombia, que presentó una formación amateur. Seis días más tarde, cayó por 2-0 en Barranquilla y se encendieron las alarmas, porque si a la semana siguiente perdía frente a Ecuador en Guayaquil, quedaría automáticamente eliminado.
Guayaquil fue una caldera no solo por la temperatura ambiente, sino por la que había antecedido al partido luego de que Chile presen- tara una queja ante la FIFA por vicio en la inscripción reglamentaria del colombiano Joaquín Pardo. “¡Lloro- nes, llorones!”, fue el recibimiento a la Roja. El mejor Ecuador de la historia contaba con tres astros: el centrodelantero Alberto Spencer (de Peñarol), el armador Jorge Bolaños y el puntero derecho Washington Muñoz, apodado el Garrincha ecua- toriano. A los 14 minutos, Spencer abrió la cuenta con golpe de cabeza y los hinchas festejaron que la pri- mera clasificación de Ecuador a un Mundial se hallaba al alcance de la mano. Seis minutos después, Carlos Campos atropelló al arquero Pablo Ansaldo y le fracturó tres costillas en el lado derecho del tórax (20′). Con ello le echó bencina a la hoguera guayaquileña. Antes de finalizar el primer tiempo y en el comienzo del segundo, Chile anotó a través de Campos e Ignacio Prieto, pero no pudo aguantar la ventaja y Ecuador empató a los 85, en un duelo en que hubo un expulsado por equipo (Orlando Aravena y Rómulo Gó- mez). Por su valentía, en Ecuador le hicieron una colecta nacional a Ansaldo para que se comprara una casa. Con lo recaudado le alcanzó para un edificio de departamentos.
En la vuelta en Ñuñoa, con el Estadio Nacional colmado Chile se impuso 3-1 en un partido más difícil de que lo estableció el marcador: desde dentro del arco José González rechazó de cabeza un remate de Armando Larrea que traspuso la línea de gol cuando la cuenta es- taba 1-0. El descuento de Ecuador, nuevamente Spencer de cabeza.
En igualdad de puntaje, Chile y Ecuador debían disputar una defini- ción en terreno neutral y Lima fue designada sede. Preparando ese tercer partido del 12 de octubre, el 22 de septiembre Chile jugó un amistoso ante Peñarol, de Uruguay, y cayó por 3-1 en Ñuñoa, con dos tantos de Spencer (máximo goleador de la Copa Libertadores). En tres cotejos con Chile y marcado por el Pluto Carlos Contreras, Spencer había anotado cuatro goles... Esa derrota con silbatina y la baja actuación ante un combinado porteño en el estadio Sausalito, le costarían el puesto a Francisco Hormazábal, quien no aceptó que Luis Álamos le fuera impuesto como asesor.
DEFINICIÓN EN LIMA
Álamos asumió en propiedad el cargo apenas dos semanas antes de Lima y de inmediato hizo cambios. Los arqueros habían sido Francisco Nitsche y Manuel Astorga y el Zorro eligió a Adán Godoy. En el lateral derecho, confirmó a Luis Eyzagui- rre por Aldo Valentini. En el centro de la defensa, reemplazó al Pluto Contreras por el Chita Humberto Cruz. En la contención el titular era Roberto Hodge y su suplente, Orlando Aravena, y retrocedió a Rubén Marcos a esa posición, al lado de Ignacio Prieto, reuniendo dos volantes de ida y vuelta. En la punta derecha, habían actuado Eu- genio Méndez y Alberto Fouillioux y puso a Pedro Araya.
Faltaban dos entrenamientos para el partido con Ecuador y José González se perdió en Lima con una polola del Bim Bam Bum y se le pasó la mano con el cognac Napoleón. Cuando reapareció, el Chita Cruz lo sentó en una silla bajo la ducha y lo empapó con ropa y todo. Álamos ni miraba a González, a quien Roberto Hodge le avisó que el Zorro iba a poner a Aldo Valentini en su pues- to. En la última práctica, González encaró a Álamos: “Usted no puede sacarme, porque estoy mejor que nunca”. El Zorro llamó al prepara- dor físico Gustavo Graef y le pidió que le hiciera pruebas de acción y reacción. Cumplió en todas y a la noche siguiente anuló a Muñoz, el Garrincha ecuatoriano.
Álamos ordenó al Chita Cruz sobre Spencer, a Prieto sobre Bola- ños y a Rubén Marcos repartiéndose entre Spencer y Bolaños. Ecuador presentó un arquero brasileño nacionalizado, Helinho, quien no pudo evitar el golazo sin ángulo de Leonel Sánchez ni la palomita de Marcos, que impactó la pelota con el hombro derecho: 2-0. En 1965, en las eliminatorias y en la Copa Libertadores se podía hacer un cambio solo hasta el minuto 44. Justo en ese instante, el lateral derecho de Ecuador, Alfonso Qui- jano, le metió un planchazo en la rodilla izquierda a González. En el camarín, el médico José Ércole le dijo que estaba fracturado y el Zorro le avisó a Marcos que fuera de lateral izquierdo y tomara a Muñoz. Gon- zález no podía dejar a Chile con 10 jugadores y dijo que seguiría en la cancha, pero que no iba a escuchar la charla técnica porque tenía que estar en movimiento para evitar que la pierna se le enfriara. Resistió todo el segundo tiempo y hasta le devolvió la patada a Quijano. Des- pués, estuvo tres meses enyesado.
Impotente, Spencer le aplicó un cabezazo a Humberto Donoso y se fue expulsado (85′). En los des- cuentos, Gómez estableció el 2-1.
EN LA MONEDA
La clasificación de Chile a Ingla- terra 1966 desató un carnaval y el plantel fue recibido al día siguiente en el palacio de La Moneda por el presidente Eduardo Frei Montalva. La invitación de Su Excelencia se repitió antes del viaje a Londres, con muchos de los mismos pro- tagonistas, con las excepciones de Carlos Contreras y José González, devueltos desde México en mayo por indisciplina. El cantante Lucho Gatica y su esposa Mapyta Cortez invitaron al plantel que disputaba un cuadrangular a su casa en Ciudad de México. En lo mejor de la fiesta en la mansión de Gatica, Eyzaguirre quiso reunirse con una familiar que actuaba en el restaurante El Patio, donde cantaba (Dámaso) Pérez
Prado, el rey del mambo, y les pidió a Contreras y a González que lo acompañaran. Antes, pasó al hotel a avisarle al Zorro Álamos, quien luego de una primera negativa, lo autorizó. Más tarde, varios se embriagaron en la casa de Lucho Gatica, con Marcos a la cabeza tomando tragos al seco. En la noche, llegaron a El Patio los dirigentes, Álamos y los enviados especiales, que vieron a los jugadores en la pista bailando la música del rey del mambo.
“Lo que ocurrió fue simple: insubordinación. Eyzaguirre me solicitó permiso para ir con un pariente, Contreras y González al cine. Pero fueron a una boite; allí los sorprendí, y como no me dieron explicación alguna, decidí, con los dirigentes, devolverlos a Santiago e informar a la Asociación Central de Fútbol. Lamentablemente, Contre- ras y González eran reincidentes. Eyzaguirre quedó amonestado, y además no podía desprenderme de tres defensas”, explicó Àlamos.
MATRIMONIOS
En marzo se casó Ignacio Prieto con Teresa Palacios Vásquez, en el altar del colegio San Ignacio. El 27 de marzo fue encontrada la Copa del Mundo Jules Rimet, sustraída desde una vitrina donde se exhibía con fines benéficos. La halló el perro “Pickles” y sus dueños, David Corbett y Jeanne, cobraron una recompensa de 66 millones
de pesos. En abril de 1966, Fernando Riera se refirió a Luis Álamos como un “imbécile heureux” (imbécil feliz) ante los periodistas en el aero- puerto Los Cerrillos. La respuesta de Álamos: “Riera está mal, porque se ha formado mal. Nunca le ha agradecido a nadie, ni a mí, ni a Hugo Tassara, ni a Francisco Hor- mazábal ni a Hernán Carrasco, que fuimos sus asesores en el Mundial 1962. Tampoco a la ‘U’ que le en- tregó todos sus jugadores para el torneo. Él es un buen entrenador, no cabe duda, pero siempre hace lo que quiere. Y sus amigos parece que no lo ayudan, porque no le discuten nada. Un hombre no ha sido nunca una estricta expresión personal. El medio debe gravitar en su personalidad”.
El sábado 28 de mayo se casó Guillermo Yávar y de la iglesia se fue a la concentración en Las Vertientes. Tres días después, Fouillioux se casó con Marcia Mosso Pinto, 23 años, enfermera de la Cruz Roja. En pleno Mundial, la casa de modas de Londres enviaría al hotel de la con- centración de Chile el traje de novia. Apenas terminara su participación en el torneo, Fouillioux se casaría de sombrero y smoking en la Abadía de Westminster, con el cronista Mister Huifa (Renato González) de testigo y con Prieto tomando las fotos. El mismo Prieto se quedaría en Europa de luna de miel.
DOS ARQUEROS
Chile viajó solamente con dos arqueros: Adán Godoy y Juan Olivares. Brasil y Corea del Norte también hicieron lo mismo. Las otras 13 selecciones viajaron con tres. A Manuel Astorga un reportero radial lo informó de que se quedaba abajo, mientras que Eugenio Méndez se enteró por Leonel Sánchez. Cuando Jorge Luco exigió una explicación de Álamos, el entrenador le dijo: “¿Quieres que deje afuera al jugador de Universidad de Chile que actúa en tu puesto (Donoso)?”. Eladio Rojas había renunciado por “honestidad profesional”. En medio de los líos, hubo tiempo para el boicot a Jorge Toro, quien actuaba en el Calcio. Chamaco Valdés, Ignacio Prieto, Guillermo Yávar y Orlando Ramírez hablaron con Álamos y le argumen- taron que Toro jugaba en segunda división (Módena). Toro: “Desde Chile me telegrafiaron avisando que enviarían los pasajes para que me reuniera con la selección en Leipzig, República Democrática Alemana. Los boletos nunca llegaron, me perdí el Mundial y las vacaciones con mi familia”. En el plantel había nueve juga- dores del Mundial 1962: Eyzaguirre, Jaime Ramírez, Landa, Fouillioux, Sánchez, Tobar, Godoy, Cruz y Campos.
Chile se embarcó a Miami, Esta- dos Unidos, el 17 de junio de 1966. La gira siguió en Alemania Oriental y el estreno en el Mundial estaba fijado para el 13 de julio.
En Europa, los dos porteros chi- lenos se lesionaron. El titular, Godoy, recordó: “Durante un entrenamiento en Inglaterra, atajándole penales a Luis Álamos me fracturé la mano derecha, la estrellé contra el poste y se me fueron atrás los dedos medio y anular (metacarpo). Me enyesaron y me quedé sin jugar. Juan Olivares tuvo que actuar lesionado en el tobillo derecho, lastimado con un esguince grave desde Alemania Oriental. Si a él le pasaba algo, de arquero iba Landa: le gustaba y tenía condiciones. El otro que entrenaba al arco era Prieto”.
El secretario- tesorero de la de- legación, Agustín Prat, dijo: “Durante los entrenamientos, yo recogía las pelotas detrás del arco. Llevaron a Godoy a tomarle radiografías y cuando regresó con un yeso tan aparatoso como el que usan los jinetes, casi me dio un infarto”.
REALITY
En la gira previa por Alemania Oriental, los hermanos fundado- res de Adidas (Dassler) recién se habían separado y el plantel firmó por Puma. En la víspera del debut ante Italia, apareció Adidas y ofre- ció más dinero. Solamente cinco jugadores respetaron lo acordado. Los demás pintaron las tres rayas sobre los botines Puma para que se vieran como Adidas, pero la lluvia caída durante el partido borró la pintura y Adidas se dio cuenta de la trampa...
En Inglaterra no fue fácil la convivencia, porque un jugador se sentaba a la mesa y por debajo le pegaban un puntapié y le decían que se corriera. Chamaco Valdés, Yávar y el Chocolito Ramírez se pusieron de acuerdo y cada uno se sentó en una mesa distinta. Cuando los quisieron correr, les contestaron que no se trataba de un club, sino de la selección.
En su estreno, Chile se midió con Italia en Sunderland. Llovió durante el encuentro y el barro ayudó a Olivares a disimular que cojeaba del pie derecho. Italia abrió la cuenta temprano; Mazzola se hallaba en posición adelantada. Prieto tuvo el empate en el minuto 41, pero desvió junto al poste izquierdo de Albertosi. En el segundo tiempo, Tobar salió de la cancha lesiona- do: “La cancha estaba mojada, en un pase giré y los estoperoles me quedaron pegados en el barro, provocándome una lesión en los meniscos de la rodilla derecha. Entró el médico Mauricio Wainer, los ingleses querían intervenirme de inmediato, Wainer me enderezó la rodilla, bajé de la camilla y volví a la cancha. Seguí porque no podía dejar al equipo con 10 jugadores en un encuentro tan importante. En la primera acción me resentí y se repitió toda la operación: traían la camilla, me subían, me arreglaban la rodilla, me rodeaban los policías ingleses y retornaba a la cancha. Cuando ya el partido estaba perdido, salí definitivamente”.
Fouillioux: “En la charla técnica el Zorro Álamos solo nos habló de (Ezio) Pascutti, un pelado que él había visto hacerle dos goles a Es- paña. Salimos a la cancha y Pascutti no estaba por ninguna parte. En su lugar jugó (Paolo) Barison, un gran- dote que medía cerca dos metros. Perdimos 2-0: el primer gol, pase de Barison a Mazzola; el segundo, del propio Barison”.
El segundo partido fue con Corea del Norte en Middlesbrough (1-1) y el tercero con Unión Soviéti- ca, que presentó una formación de suplentes con un par de titulares, en Sunderland (1-2).
Durante cuatro días, el ala izquierda que entrenó fue Jaime Ramírez de 11 y Yávar de 10, porque Leonel andaba bajo. Cuando Ála- mos dio la alineación, se demoró en decir el puntero izquierdo, hubo un silencio y cuando nombró a Leonel, Jaime se le abalanzó y Yávar lo atajó en la mesa. También a Orlando Ramírez le había dicho Álamos que él sería titular.
De los cinco goles que recibió Chile en el torneo, cuatro fueron por el lado derecho de la defensa (Eyzaguirre y Valentini). Prieto y Mar- cos eran jugadores de ida y vuelta, pero no volantes de contención. Tal vez debería haber jugado un especialista como Roberto Hodge.
El mayor conflicto de Álamos fue con Chamaco Valdés. Ambos no volverían a conversar hasta que en 1972, el flamante entrenador en Colo Colo lo convenciera de que si mostraba profesionalismo y respeto, él lo convertiría en el mejor jugador de Chile. Los dos cumplieron su parte y allí nació Colo Colo 1973.