“Recuerdo que para el partido alguien de la utilería nos dijo que tomáramos whisky para la altura. Algunos nos tomamos un par de tapitas, que nos anduvo tocando, pero al final terminamos ganando ese partido de ida”.
Universidad de Chile tenía la mitad de la tarea lista, pero faltaba el partido de vuelta para conseguir el torneo más importante de su historia. Francisco Castro, uno de los héroes azules en la Copa Sudamericana, cuenta la anécdota de tomarse unos “cortitos” a minutos de entrar, el 8 de diciembre de 2011, a la Casa Blanca de Quito, donde el equipo de Jorge Sampaoli ganó el duelo de ida, con anotación de Eduardo Vargas.
“Si no hubiese resultado (lo del whisky), no te la contaría”, agrega Castro, quien recuerda la obtención invicta del campeonato internacional, que en los inicios no fue del todo fácil. El atacante fue uno de los que evitó el bochorno de la escuadra de Sampaoli en la fase inicial, ante un bravo Deportes Concepción.
Después de un cierre de ensueño en el primer semestre, donde terminaron ganando el campeonato en un partido de vuelta memorable frente a Universidad Católica, el cuadro universitario se reforzó con Osvaldo González, Gustavo Lorenzetti y Nelson Rebolledo.
De inmediato vino el cruce con Deportes Concepción, denominado como la “pre Sudamericana”. La U obtuvo ese cupo por ser el segunda de la fase clasificatoria del Torneo de Apertura 2011, mientras que los penquistas, que estaban en Primera B, llegaron por ser segundos en la Copa Chile Bicentenario.
“Fue un partido complicado. Nos ganaban 2-0, con goles de Emmanuel Herrera, en una cancha complicada. Después empatamos 2-2″, recuerda Gustavo Lorenzetti, el que había acordado su paso desde Universidad de Concepción el mismo día que la U venció en la semifinal a O’Higgins en Rancagua. “Ese día (1 de junio de 2011) llegué a acuerdo para llegar a la U. Lo recuerdo muy bien porque el gol lo hizo Rivarola”, agrega el Duende.
Johnny Herrera no olvida esa noche en Collao. “La gente me puteaba porque hacía tiempo. No fue un comienzo fácil. Algo pasaba que las piezas no encajaban del todo después de ganarle el campeonato a la Católica”, dice el ex portero, quien se oponía a la llegada de Paulo Garcés, a quien lo apuntaban como una amenaza para el uruguayo Esteban Conde. “Me llevo bien con Paulo. Yo decía que era innecesario traer jugadores de los archirrivales”, agrega Herrera.
En la vuelta con el equipo que dirigía Óscar del Solar, la U venció 2-0 y se instaló en la Copa Sudamericana. “Si no tenemos la capacidad de ganar este partido, está claro que no podemos tener muchas intenciones de hacer algo grande (...) No hay que confiarse porque será un partido duro, complicado, si queremos jugar a nivel internacional, tenemos que saber superar estos escollos”, decía Diego Rivarola, quien tendría escasas posibilidades de jugar y que fue autor del segundo gol ante los lilas. Un gol feo, pero que sirvió para darle la tranquilidad a los azules.
Uruguay a la vista
Después de pasar la llave con Concepción, la U se toparía con Fénix de Uruguay, dirigido por Rosario Martínez, quien vino a ver a los azules en la pre sudamericana. En la ida se impuso la U con gol de Eduardo Vargas. “Un partido apretado contra el típico rival uruguayo, de esos aguerridos”, sostiene Herrera, situación que también coincide Lorenzetti, quien sostiene que “fue duro ese paso. La vuelta fue un buen empate de visitante, pero se nos puso cuesta arriba porque tempranamente expulsaron al Guille (Guillermo) Marino”.
Universidad de Chile no hallaba un funcionamiento ad-hoc, como pretendía Sampaoli. “Todavía no encontrábamos es envión para explotar en la Copa”, dice Johnny Herrera, quien plantea que con Nacional comenzaron a creer que era posible hacer algo grande en la Copa. Los azules vencieron en Santiago al equipo de un debutante Marcelo Gallardo.
En el Gran Parque Central de Montevideo emergió la U que quería Jorge Sampaoli. “Tuvimos 40 minutos espectaculares. De hecho, el profe nos sorprendió porque jugó con tres centrales y Matías Rodríguez como un delantero más. Nosotros comentábamos que el profe quería jugar al ataque, pero creíamos que se le había pasado la mano ante un rival que siempre es complicado”, sostiene Herrera. La U superaba 2-0 a los charrúas del Muñeco, con goles del Mati Rodríguez y de Vargas. El cotejo fue suspendido por una agresión al juez de línea Milcíades Saldívar. Listo, la U a octavos.
Jogo Bonito
La clasificación ante Nacional encendió la ilusión, pero en el horizonte se instalaban los colosos brasileños. “Enfrentamos a grandes rivales, como por ejemplo a Ronaldinho en Flamengo. Yo estaba vuelto loco. Lo veíamos y quedábamos impactados. Imagínate que lo veíamos por la tele y lo estábamos enfrentando”, confiesa Francisco Castro cuando le preguntan por el primer partido de los octavos de final ante Flamengo en el Joao Havelange, en una actuación maciza de Universidad de Chile. Un baile a Ronaldinho y compañía. Fue un 4-0, con goles de Eduardo Vargas (en dos ocasiones), José Rojas y Gustavo Lorenzetti.
Sudamérica hablaba de la U de Sampaoli, a la que incluso la comparaban con el Barcelona. “Fue una oda al fútbol. Es cosa de ver el último gol de Lorenzetti”, dice Herrera.
El Duende recoge el guante y rememora ese tanto en Rio de Janeiro: “Era el Flamengo de Ronaldinho. Imagínate lo que significaba. Ya ganar era difícil. Y fueron cuatro y pudieron ser más. ¿El gol? La movimos de lado a lado y le grito al Mati (Rodríguez) que la deje pasar y le di cruzado. No sé si fue el mejor partido de la Copa, pero fue un triunfo espectacular”.
En ese encuentro, Pancho Castro recibió tarjeta roja. “Les dimos un baile, pero ahí me expulsaron sin siquiera hacer un foul. Fue totalmente injusto. Incluso apelaron, porque yo ni siquiera cometí falta, pero no se pudo hacer nada”, recuerda el Tobi.
Johnny Herrera desempolva una anécdota luego de la exhibición en Brasil: “Darío Botinelli, cuando fue compañero de Marcos González, le comentó que Ronaldinho en la charla les dijo que estuvieran tranquilos y que hicieran un buen ‘jogo bonito’, porque después vendrían partidos más importantes. No sabía con lo que se iba a encontrar. Fue una paliza”.
Pero no todo fue color de rosa. Previo a ese partido con Flamengo, se produjo un encontrón entre Gustavo Canales y Jorge Sampaoli. El día anterior al viaje, el domingo 16 de octubre, a Canales le desagradó no jugar ante Flamengo en Río. Además, tuvo un roce con Osvaldo González, por lo que el actual entrenador del Olympique Marsella decidió no llevarlo a Brasil.
“No acató una orden del profe y también tuvo un altercado con Osvaldo (González) y no viajó nomás. Pero cuando volvimos desde Brasil, Gustavo pidió disculpa y mostró grandeza. Sampaoli impuso su carácter. Ese gesto de pedir de disculpas reforzó el grupo. Además, que lo íbamos a echar de menos”, cuenta el ex portero. La U ratificó su paso a cuartos de final. 1-0 a los cariocas, con un zurdazo de Marcelo Díaz, quien se quitó su zapato para festejar en la portería norte del Nacional.
A Buenos Aires
Arsenal de Sarandí era el rival de cuartos. Los del Viaducto fueron campeones en 2007 y eran dirigidos por Gustavo Alfaro, actual seleccionador de Ecuador. El delantero Mauro Óbolo era una de las figuras, quien marcó el primer gol de la copa a Johnny Herrera.
Universidad de Chile sacó ventaja en un partido cerrado Se puso arriba con gol de Eduardo Vargas, quien arrancó desde la mitad de la cancha y venció al portero Cristián Campestrini, quien años después defendió la portería de Everton de Viña del Mar. Empató Óbolo, quien llegaría a Universidad Católica en 2014.
“Arsenal venía siendo protagonista en copas internacionales, por lo que era difícil. Más encima tenía un buen entrenador, como Gustavo Alfaro. Había tenido una buena actuación cuando a Matías (Rodríguez), con quien somos muy amigos, se le ocurre hacer un túnel saliendo y le roban el balón. Alguien saca el centro y Óbolo hace el gol. Lo puteé en buena. Y me responde: ‘Qué te preocupás, si vamos a ser campeones igual’. Ahí me quedé tranquilo. Ganamos con un gol de penal de Gustavo (Canales)”, rememora el Samurai.
En la vuelta, la U resolvió rápido la llave. “Creo que fue uno de los mejores partidos que hicimos en la Copa, fue 3-0″, apunta Lorenzetti. Los goles de la U fueron de Eduardo Vargas, Gustavo Canales y Francisco Castro.
Piqueros en Copacabana
Luego de superar la llave de cuartos de final, el siguiente escollo era otro equipo brasileño: Vasco de Gama. El estadio Sao Januario, en Río de Janeiro, fue el escenario donde Universidad de Chile no la pasó bien durante la primera hora de juego. Mostró su cara más vulnerable durante la Copa. “Fue un primer tiempo complicado. Estaba Juninho Pernambucano y otras figuras. Siempre digo que en esa Copa Sudamericana estaban los mejores equipos y por eso tiene un valor ganar a estos equipos”, sostiene Johnny Herrera.
Vasco encajonó a los azules, con un juego versátil y hasta apabullante. Las triangulaciones de Felipe, Allan y Bernardo en la zona media descolocaron a la U. Un zapatazo de Elton, que se estrelló en el travesaño, fue la alerta. Hasta llegó el gol, pasada la media hora. Bernardo cazó en el área un rebote y fusiló a Herrera.
En el segundo tiempo, las cosa fue diferente. Sampaoli había agotado un cambio en el primer tiempo. Tras el gol de Vasco, hizo ingresar a Matías Rodríguez por Gustavo Lorenzetti. Cuando el reloj marcaba el minuto 78, vino el brinco de Osvaldo González, luego de un centro de Marcelo Díaz, y anotó la igualdad para los azules, que no sufrieron en los últimos minutos.
Al otro día, el plantel decidió pasear por la playa junto a los dirigentes José Yuraszeck y Carlos Alberto Délano, los únicos que fueron a Brasil. Al “Choclo” lo taparon a bromas: comenzaron a molestarlo cantándole el clásico jingle de la Teletón, a llamarlo “Don Francisco”. Además, le pidieron, en el caso de ser campeones, que invitara a unas noches en el hotel de su propiedad.
A propósito de la Teletón, Universidad de Chile no pudo ocupar el Estadio Nacional para el encuentro de vuelta con Vasco. La tradicional cruzada ocuparía la cancha de Ñuñoa, por lo que la U fue a Santa Laura, escenario donde no tuvo complicaciones para superar a Juninho Pernambucano y compañía. Los azules despacharon a los brasileños con goles de Gustavo Canales y Eduardo Vargas.
De la juguetería a la Casa Blanca
Días antes de jugar la primera final, los azules se instalaron en Guayaquil. “Siempre viajábamos dos o tres días antes de los partidos. Y en Guayaquil, frente al hotel de concentración, había una gran juguetería, donde nos encargamos de comprar los regalos de Navidad para nuestros hijos”, cuenta Gustavo Lorenzetti.
Con la llegada de Osvaldo González, Nelson Rebolledo y Paulo Magalhaes, más Charles Aránguiz y Eduardo Vargas, nació el grupo estrella del plantel. Compartían gustos musicales, sobre todo el reggaetón. “Tírate un paso” de “Los Wachiturros” era el himno de esos días. Ellos también se llevaron lo que encontraron en la juguetería de Guayaquil.
Hasta que llegó el 8 de diciembre de 2011 para disputar la primera final ante Liga de Quito.
Marcos González recién vino a convertirse en número puesto para Jorge Sampaoli en los últimos partidos del Apertura de 2011. En el segundo semestre jugó casi la totalidad de los partidos y en la Sudamericana solo se perdió uno. “Lobo del Aire” le dio altura en la zaga y formaron una línea sólida con Osvaldo González y José Rojas.
“Mirábamos el estadio de Liga y estaban las copas que habían conseguido. No era un rival cualquiera. Había que jugar en la altura, pero ganamos con ese gol del Edú (Vargas) en la ida. Pero la anécdota, o más que eso, fue cuando choqué con un rival y me hice un corte en la cabeza. Me salía mucha sangre y me curaron como pudieron nomás. Me corchetearon la zona, a lo Rambo, y me pusieron una venda en la cabeza para seguir jugando. Perdí unos segundos el conocimiento. Después terminé jugando, pero recuerdo ese episodio”, contó Marcos González, quien era el consejero espiritual de ese equipo, junto a Albert Acevedo.
El exzaguero de O’Higgins cumplió una labor fundamental en ese partido de ida. “Sampaoli nos sorprendió con esa medida. Albert iba a tener una función especial y estuvo notable”, dice Johnny Herrera. El defensor había pasado por momentos difíciles luego que su hijo Agustín sufriera un accidente casero justo cuando los azules enfrentaron a Vasco en la ida.
“La verdad que no quiero hablar mucho del tema. Lo importante es que Agustín está bien. Igual estoy agradecido del cuerpo técnico, compañeros y dirigentes, quienes me brindaron todo el apoyo”, comentó a “El Mercurio” el jugador, quien fue el designado para marcar a Ezequiel “Equi” González. Sampaoli sabía que anulando al rosarino podía estar la clave para que Liga no generara juego.
“Yo no sabía que iba a jugar hasta el último día que entrenamos en la cancha de Emelec. Me puso en el equipo titular. Habló conmigo. Desde ese mismo día me mostró videos, de lo que hacía Ezequiel González en la cancha”, comentó Acevedo, quien sacó la instrucción adelante.
La U ganó con el solitario gol de Eduardo Vargas luego de un pase preciso de Marcelo Díaz cuando finalizaba el primer tiempo. En el complemento, los azules mantuvieron la ventaj, pese a algunos movimientos que realizó Edgardo Bauza.
Las ánforas azules...
“Acá les dimos un baile”, dice sin tapujos Johnny Herrera cuando comenta la noche en que la U levantó su primera copa internacional. A los tres minutos, Eduardo Vargas anotaba la apertura. Antes de ese primer delirio, Jorge Desio, el preparador físico de los azules, les dejó una emotiva carta (ver fotografía) en el camarín número 1 del Nacional. El texto emocionó a varios jugadores. “A dar todo”, se titulaba la misiva, que este reportero conserva intacta una década después.
Si bien el primer gol de Vargas soltó en algo los nervios, igual existía ansiedad entre los hinchas de la U ese 14 de diciembre en Ñuñoa. Eran 84 años de historia donde nunca consiguieron un título internacional de la Conmebol. Esa noche no se podía escapar el campeonato en un estadio tildado como mufa por todas las oportunidades de levantar una copa que antaño tuvieron otros clubes.
Gustavo Lorenzetti ingresó a los 54 minutos por Francisco Castro. A los pocos minutos el Duende sufrió un golpe que lo dejó algo aturdido. “Apenas entré y Jorge Guagua me dio un golpe. Después marqué el gol más importante de mi vida. Y fue como una revancha, porque había sido titular en toda la copa, pero en los dos partidos con Liga no estaba en la oncena estelar. El gol ante Flamengo también fue importante, pero ese de la final es el más trascendental en toda mi carrera”, repasa el rosarino.
Pero faltaba la guinda de la torta. Eduardo Vargas, en gran maniobra individual, se pasó hasta los guardias del Nacional y anotó el 3-0 final. Con el gol del oriundo de Renca se desató la fiesta. “Le dedicamos este triunfo a todo el pueblo azul, que siempre nos alentó. Sí, creo que hasta ahora paso por el mejor momento de mi carrera. Fue un año redondo, en el que logramos todo lo que nos propusimos”, reconoció la figura y goleador Eduardo Vargas.
Por fin la U levantaba una copa y de manera invicta y practicando un fútbol total y que tanto se extraña una década después. “Me emociona ayudar, desde mi discreto lugar, a poner a la U en un sitial en el que nunca estuvo. Merecíamos terminar así. Somos el equipo que mejor jugó en el último tiempo en el ámbito internacional”, afirmó Sampaoli.
La celebración del Nacional se trasladó a las calles de Santiago y de todo el país. Después vinieron los festejos en el Palacio de La Moneda. Fue el momento más alto que tuvo este plantel, que formó ante todo un equipo valiente. Muchos de ellos, incluso, trasladaron su calidad a la Selección, donde fueron integrantes de la generación dorada.
“Era un plantel que vivía el día a día muy alegre y que diferenciaba la hora del trabajo y la recreación. Una mezcla espectacular entre experiencia y juventud. Comenzamos de menos a más”, resume Lorenzetti.
“Fuimos los mejores de América y ante rivales de peso. Fue algo tremendo e increíble. Lástima que después no pudiéramos conseguir el objetivo de ganar una Copa Libertadores”, agrega Johnny Herrera.
“Lo que más me alegró fue ser parte de un grupo joven, unido y humilde, que se esforzó al máximo para ganar la Copa Sudamericana y un tricampeonato. Tuvimos la gran oportunidad de conseguir el título más importante de Sudamérica, la Copa Libertadores, pero no se pudo. Este grupo merecía un premio como la Libertadores. Pero ya fue”, comenta desde Alemania Charles Aránguiz, otra de las grandes figuras de esta recordada escuadra.
El capitán José Rojas, quien tuvo la oportunidad de irse a Brasil, no olvida esa noche del 14 de diciembre de 2011: “Es algo soñado, esperábamos este triunfo durante mucho tiempo. Estoy muy contento por el privilegio de haber levantado esta copa y hacer historia”.
El equipo no tuvo respiro e inmediatamente tuvo que sortear la semifinal del torneo local ante la UC. Después de esa barrera, venció en la final a Cobreloa de Nelson Acosta. Una temporada donde los azules se burlaron de todos los récords.