Era el partido estelar de la fecha 33 de la Premier League. Porque es un clásico, entre dos ciudades con tradicional rivalidad deportiva y separadas por apenas 50 kilómetros, y cuyos equipos más representativos son gigantes de Europa: Manchester United recibió al Liverpool. Además, los visitantes se jugaban el liderato del torneo.
El partido terminó 2-2, pero estuvo envuelto en polémica. A los 84′ Mohamed Salah marcó el tanto de la paridad definitiva desde el punto penal, luego de una dudosa sanción. Todo muestra que fue más que nada un piscinazo monumental de Harvey Elliot, ante la marca de Aaron Wan-Bissaka. Revisión en el VAR y penal cobrado...
En lo deportivo, al Liverpool solo le alcanzó para darle caza al Arsenal en la punta de la tabla, con 71 puntos. Una unidad más atrás acecha el Manchester City de Pep Guardiola.