La descomposición de los alimentos es un proceso que es inevitable, sin embargo, algunas acciones permiten postergarlo. Para esto, se debe considerar las cualidades y la calidad del producto al momento de adquirirlo en la feria o en el supermercado.
En el caso de las verduras será fundamental considerar los tiempos de maduración y los cambios que pueda haber en el sabor al elegir un tipo de almacenamiento. Por ello, a continuación te lo explicaremos de forma fácil y sencilla.
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Así puedes conservar por más tiempo tus verduras frescas
Si bien, una de las técnicas más utilizadas para preservar nuestras verduras es congelarlas, esta técnica es que le ocasiona la mayor pérdida en el sabor de los alimentos. Por ello, para preservarlos frescos, con sus propiedades y textura, se debe evitar el congelador y elegir ambientes más cálidos como el refrigerador o la despensa.
De acuerdo al chef profesional, educador gastronómico, divulgador científico y fundador de Ciencia y Cocina, Heinz Wuth, primero se debe analizar qué tipo de alimento se va a almacenar y considerar el entorno que mejor lo preservará. En esa línea, sostiene que:
- Verduras de tipo hoja (lechugas, berros o rúcula): Se lavan bien y se secan, para luego dejarlas en recipientes con papel absorbente húmedo y en un espacio frío como el refrigerador.
- Hierbas frescas (perejil, albahaca o cilantro): Se debe poner en un recipiente con agua como si fuera un florero, a temperatura ambiente en épocas frías y en el refrigerador en estaciones cálidas.
- Tomates: Se pueden preservar en frío en el refrigerador, sin embargo, en este entorno pueden perder sabor. En tanto, en temperatura ambiente, en una superficie que fluya el aire podrán mantenerlo y preservarse por más tiempo.
- Papas: Lo ideal es guardarlas en lugares oscuros, frescos, secos y a temperatura ambiente porque en espacios fríos pueden oxidarse internamente.
